Una hora después, los dos salíamos de casa. El día hoy estaba nublado, juraría que hoy llovería a pesar de hacer calor y de estar cerca del verano.
Iba en la parte trasera, junto al pequeño. El chico iba concentrado en la carretera, tanto que no se molestó cuando Kyree empezó a llorar. Lo bueno es que apenas tardó en quedarse dormido de nuevo.
El primer sitio al que fuimos, fue a mi tortura con la terapeuta. Pero ninguno debió de contar conque yo debía entrar sola y que Kyree no podía entrar.
— Pero no puedo dejar a Kyree solo… debe alimentarse –Realmente era una cutre excusa para no entrar con la terapeuta Hyn.
— Eso tiene fácil arreglo, dale el pecho ahora, tienes veinte minutos antes de que empiece la sesión.
La mujer se cruzó de brazos, esperando que empezará a actuar. Genial, ahora debía darle el pecho en la sala de espera, donde hay más pacientes esperando su turno con el otro terapeuta.
Tomé asiento con el pequeño en brazos, pero me incomodaba ser la única chica en esa sala y más teniendo a esos hombres enfrente de mi.
Parece que el chico me leyó la mente, ya que se puso en pie, cortando la visión a varios de los hombres. Se quitó su chaqueta.
— Puedes hacerlo, ponte esto encima, será menos incómodo.
Con su ayuda pude acomodar a Kyree, sin ser vista por los pacientes curiosos y mirones. Su chaqueta me cubría y además mantenía caliente a Kyree, quien necesitaba ser protegido del fuerte aire acondicionado.
— Gracias, Mingi.
Agradecí manteniendo la vista en el suelo, él estaba en la misma posición. Se rasco la nuca nervioso
— No es nada, solo pensé que sería muy incómodo que ellos miraran, tanto para ti, como para mí la verdad.
— ¿Qué harás mientras estoy en la terapia?
— Supongo que iré a la empresa, necesito recoger unas cosas.
— Kyree será una molestia… – De nuevo intenté la excusa, para no entrar.
Pero el las pillaba al vuelo, como si supiera el miedo que me daba entrar a hablar con esa señora.
— No lo será, ya comió y si es necesario un cambio de pañal pediré ayuda al staff… debes entrar ahí, superar esto, encontrar trabajo y largarte de mi casa.
— Que amable y considerado, Moon.
— Lo sé, soy tan bondadoso, amable y positivo.
— Super positivo…
— Ya venga entra ahí, se que Kyree lleva como cinco o más minutos dormido, Haelyn.
Suspire con frustración, acomodé bien mi camiseta y acomodé a Kyree en su carrito. Iba a devolverle la chaqueta al chico, pero negó con la cabeza.
— Después me la devuelves, aquí hace frío y vas en manga corta. Cuando termines mandame un mensaje y te recogeré en la entrada. Suerte.
No dijo más, se alejó por el pasillo llevándose el carrito de Kyree. La señora hyn me esperaba en su consulta, debía entrar ya.
Tomé asiento en el sofá, frente a su sillón de cuero. De frente, justo detrás de ella había un enorme ventanal, que dejaba apreciar las calles más céntricas de Seúl.
— Buenos días, señorita Zhou… ¿Prefiere usar el apellido Zhou o el suyo, señorita?
— No lo había pensado… supongo que debería volver a usar mi apellido ¿No?
— Si crees que es el momento, adelante. Me presentaré primero, soy la doctora Hyn, Hyn Sunnah. –Me señaló dando a entender que era mi turno.
— Encantada, señora Hyn. Yo soy Haelyn Monner.
Empezamos conociéndonos un poco, según ella, era para ir entrando en confianza y que no fuera tan incómodo para mi.
Me habló de su vida, sus aficiones y me preguntó por las mías. Pero llegó un punto que yo no sabía qué decir.
— Desde que pasó lo de Kenan no he vuelto a realizar hobbies o seguir con mis antiguas aficiones… No tengo tiempo para eso y tampoco salgo de casa, más que para comprar pañales o comida.
— Creo que ese es uno de los graves problemas. Debes darte más tiempo a ti misma, ahora no estás sola, como me dijiste, esos chicos te están ayudando. Aprovecha eso para salir, dar algún paseo o centrarte en un poco de tiempo para ti… aunque sea una hora al día, pero que sea un ratito sin Kyree.
— Me da un poco de cosa dejarlo, siento que le va a pasar algo y no voy a estar ahí para cuidarlo… ahora mismo no dejo de pensar en qué estará haciendo y si Mingi lo estará cuidando bien.
— Es normal, se como te sientes. Soy madre de dos niños, ya adolescentes y me sigue atormentando cuando no se nada de ellos en el día… con el tiempo aprenderás a relajarte un poco y dejar de estar alerta, todo dependerá de cuando confíes en la persona que atenderá a Kyree, en tu ausencia.
— Por mucho que me enfade con Mingi, sé que cuidará bien de Kyree.
La señora aprovechó el momento en silencio para preparar un café y dármelo, ella por el contrario se preparó un té.
— Ahora hablemos un poco de tus emociones tras la pérdida de Kenan.
Me tense, me incomodaba hablar del tema. Más que nada, porque sabía que a nada que empezará a hablar de Kenan, el amor de mi vida, me rompería y esa mujer me vería totalmente destruida. ¿Estaba preparada para eso?
No, no lo estaba. No estaba preparada para mostrarme débil y vulnerable, al menos aún.
Pov - Mingi
Salí del edificio con el carrito de Kyree. Me tocaba pasar el rato con él, y suponía que la chica tardaría unas dos horas en terminar con su primera sesión.
Acomodé al pequeño en su sillita atrás en el coche y guardé el carrito en el maletero. Ya le cogí el truco para cerrarlo.
Durante el trayendo, Kyree no lloró, pero si hizo ruidos raros con la boca. Suerte que le di el peluche de shooky que llevaba en el coche, creo que eso hizo que no llorará. Deje el coche en el parking al aire libre, porque el subterráneo lo están reformando.
Baje del coche y saque el carrito, lástima que aprendiera a cerrarlo, pero no a abrirlo. Me di por vencido al no conseguir montar esa mierda con ruedas. Hasta una patada le di, más que molesto. Me tocaba llevarlo en la silla del coche y eso pesaba mucho. Aparte de que después me tocaría acomodarlo de nuevo en el coche.
— Me lo estás poniendo muy difícil, demonio.
Gruñí mientras entraba por la puerta principal. Y si, esa cosa pesaba y hace tiempo que no voy al gimnasio, debería ir de nuevo y escapar de casa a menudo.
Caminé hasta el ascensor, pero maldecí al coincidir en este con John y Seok. La situación era muy incómoda y tensa.
— Buenos días, Moon. –John fue el que se atrevió a hablar.
— Ajam.
— Necesito que revises unas maquetas que termine, es necesario que les des el visto bueno, para que las cante Dahyun.
Kyree debió notar mi incomodidad, ya que empezó a llorar.
— Estoy ocupado.
Salimos del ascensor y aproveche para agacharme y sujetar en brazos al pequeño demonio.
— ¿De nuevo con el bebé de esa loca de al lado?
Me hizo gracia cómo se atrevió a hablar de ella, sin tener ni puta idea de nada.
— No la conoces, no hables de ella. –Fui tajante, pero eso poco le importó.
Acababa al pequeño intentando calmarlo, pero él debía sentir lo incómodo que estaba y se lo transmitía.