El despertar de los secretos

2751 Words
Despertando a los secretos que por razones incomprensibles se mantenían dormidos, consecuencias indeseables podrían aparecer desde los rincones de sus pesadillas. ... Abro los ojos y lo primero que veo es un techo conocido. Intento levantarme, pero siento una punzada de dolor en la cabeza y una mano en mi hombro me detiene. —¡Pequeña! Será mejor que no te apresures... —Me aconseja mi madre con una voz cargada de preocupación, mientras sus ojos reflejan el alivio de verme consciente. —Rubí...tranquilízate todo está bien —añade mi padre mirándome con un gesto serio pero compasivo. Su tono revela que está tratando de controlar la emoción —¿Te sientes mejor?—Pregunta mi madre, con una mezcla de alivio y reproche en su voz, con la preocupación aún presente. Mi cabeza está aturdida, pero poco a poco los recuerdos del día vuelven a mí. —Mamá, papá, estoy bien y les prometo nunca volver a hacer algo como eso —Los miro a los ojos mostrando mi sinceridad—. Lo siento... —me disculpo tratando de mantener la calma a pesar de sentirme avergonzada por lo que sucedió. —Todo es culpa mía. Debimos tener esta conversación contigo hace mucho tiempo… —suspira mi padre, con una mezcla de culpa y comprensión en su mirada. Mi madre toma mi mano suavemente. —Hija, entendemos que tenías tus razones para escaparte, pero debes entender que nuestro deber como padres es protegerte y asegurarnos de que estés a salvo. No queremos que te sientas prisionera, pero el mundo fuera del palacio es peligroso para alguien como tú. ¿Por qué? Vuelve a mí la pregunta que siempre me he hecho, aunque sé que la respuesta no la tengo yo, me pregunto si es un buen momento. Pero si no es ahora ¿Cuando? —Tenemos que hablar.—Declaro incorporandome y sintiendo todas las extremidades de mi cuerpo resentidas por haber atravesado el capo Aóratos. Evito mostrar cualquier signo de dolor mientra me lamento internamente. Si lo hubiera sabido antes, las cosas serían diferentes ¿Cuántas cosas más desconozco de mi propio mundo? Siento como se me escapa una bocanada de aire, estoy tan cansada del misterio, pensé que si escapaba de los límites de lo que me pueden ocultar, podría entender sus razones, encontraría las respuestas que toda mi vida me negaron, pero todo lo que hallé fueron más preguntas. —Yo... Cuando salí escuche algo... —Mi mente vaga hacia la conversación que había escuchado en las calles de la ciudad. Vampiros, muertes y secretos oscuros—. ¿Los humanos saben de los vampiros? —Dejo escapar la primera pregunta. En respuesta veo como mi madre le dirige una mirada firme a mi padre y un diálogo interno se forma entre ellos, provocando un silencio ensordecedor que mi padre decide romper con una respiración pesada y una mirada implacable que no muestra ninguna piedad. —Ya es hora de que mi sucesor tome mi lugar. Mi poder se está debilitando junto con mi influencia —Revela con seriedad—. Las ratas que se esconden en la cima están aprovechando este momento para salir a la luz —Continua con una ferocidad contenida. ¿Ratas? ¿Debe referirse a algunos de los nobles de alto rango conscientes de mundo sobrenatural?¿O al Alto Consejo? Es ingenuo pensar que todos estarán de acuerdo con la paz, al parecer no es así. Me hierve la sangr de solo pensarlo. En todos lados pueden colarse las ratas aunque no sean bienvenidas ¿Pero que tiene que ver eso con que los vampiros ataquen a los humanos? —Antes me encargaba de exterminarlas —agrega mi padre frunciendo el ceño—, como Rey Gamma es parte de mi deber mantener la existencia sobrenatural en secreto. Pero como dije antes, mi poder se está debilitando. Lo escucho sintiendo un nudo apretarse en la garganta. —¡Hermanita despertaste! —Ámbar atraviesa la puerta con una gran sonrisa, he inmediatamente al notar la atmósfera tensa una expresión de sorpresa se dibuja en su rostro para convertirse en una de verguenza—. Yo...lo siento ¿Interrumpí algo? —titubea, y sin esperarse a una respuesta mi hermana hace una elegante reverencia. —Padre, madre, les ruego disculpen mi falta de modales. —Esta bien Ámbar, puedes pasar.— Asiente el rey con calma. —Gracias, padre —Agradece mi hermana. Solo entonces se incorpora y se acerca, no sin antes cerrar la puerta. Al verla una confusión se hace presente. —¿Que hay de Ambar? ella es tu sucesora, Cuando ella ascienda a reina...¿todo se calmará no?—Noto como vuelve a caer un silencio incómodo que se extiende por toda la habitación. Veo los ojos de mis padres saltarse por un instante al escuchar mi pregunta en una actitud de nerviosismo. ¿Qué les pasa? —Soy yo...—La única que se atreve a romper ese silencio es mi hermana Ambar. Por un momento me había olvidado de que estaba ahí pero ahora no puedo apartar mi mirada de su rostro desencajado —No llevo la sangre Gamma en mis venas. —¿¡Qué!? —Quedo estupefacta. —¡Cariño! No digas eso —Se apresura mi madre afligida. —Ambar, eso no es cierto, tu eres y siempre has sido mi hija.—Mi padre se acerca a mi hermana y posa una mano en su hombro con cariño. —Una hija que no posee ni una pizca de tu poder —Ámbar baja la mirada afectada— Siempre lo sospeché y cuando cumplí la mayoría de edad lo confirmé. Tenía esperanzas de que despertaran, pero han pasado tres años desde entonces, y no ha pasado. Creí haber leído en la Biblioteca Familiar Real, algo sobre eso cuando era niña. Los Reyes Gamma despiertan en su totalidad su poder al cumplir exactamente su mayoría de edad sobrenatural. En todos los registros que encontré los herederos eran hijos únicos. —Ámbar, tú eres mi descendiente, mi primogenita, mi sangre corre por tus venas —asegura mi padre con orgullo— Serás la próxima reina Gamma como te corresponde por derecho y nadie puede negarlo. Era natural que la primera hija se convirtiera en la sucesora. Es evidente que después de todo no esperaban otro hijo. Sin terminar de asimilar la información del todo, me levanto de la cama para consolar a mi hermana y tomo sus manos entre las mías. —Es cierto, nadie está más calificada para ser reina que tú...— La animo. ¡Dios mío! pensé que cuando por fin tuviera esta conversación, todas mis dudas desaparecerían. Pero lo único que tengo son más y más preguntas. —Lo siento...Yo soy la razón de tantos secretos, sé que no querían herirme. —Todo es culpa nuestra. Pensamos que no estaban listas para esta conversación, pero los que en realidad no lo estábamos eramos nosotros. Seguro lo ha estado pasando mal todo este tiempo. Mientras yo me desahogaba con Ambar, ella cargaba con eso sola. —Son la mejor familia que me pudo haber tocado, no tengo nada que reprocharles. Una nueva sensación empieza a crecer dentro de mí, como un calor en mi pecho que no puedo ignorar. Es como si algo estuviera despertando en mi interior, algo que había estado latente durante mucho tiempo. Intento entender lo que está sucediendo, pero no puedo evitar sentir una oleada de emoción que se mezcla con el desconcierto. Mi mirada se cruza con la de mis padres y veo la sorpresa en sus ojos. Ámbar también me mira con un gesto de confusión, pero algo en su expresión cambia de repente, como si estuviera viendo algo en mí que yo misma no comprendo del todo. En ese momento, una ráfaga de recuerdos me golpea con fuerza. Imágenes y emociones se agolpan en mi mente, revelando fragmentos de conversaciones que había olvidado, sueños que parecían demasiado reales para ser imaginación y un sentimiento constante de que había algo más en mí, algo que aún no había descubierto por completo. La verdad finalmente se despliega ante mí, clara y poderosa. La sangre de los Reyes Gamma fluye por mis venas, soy la heredera de los poderes que mi familia ha protegido durante generaciones. Una revelación que hace temblar los cimientos de mi comprensión y me impulsa a explorar este nuevo mundo de posibilidades y responsabilidades. —¿Rubí? —Mi madre pregunta con voz temblorosa, como si hubiera sentido el mismo cambio en mí. Mis labios se curvan en una sonrisa abrumada pero decidida. —Sí, ya lo entiendo, soy la verdadera heredera de los poderes Gamma. La mirada de todos los presentes se contraen de sorpresa. Y yo siento que estoy lista para enfrentar lo que sea necesario para proteger a nuestra familia y a nuestro mundo, aunque jamás logre tocar el trono, lo haré con orgullo detrás de la sombra de Ámbar. Claro está, aunque que mis padres hayan querido reescribir el destino, así siempre ha sido, el poseedor de los poderes gamma es el verdadero, único y legitimo rey. Pero no me atrevo a dar un paso adelante. Incluso si mi mente, mi alma y las leyes que rigen este mundo digan lo contrario, debo quedarme de pie viendo como mi hermana Ámbar toma el trono mientras yo me que caso con un desconocido. —¿Por qué? —Otra vez hace eco en mi cabeza esa tortuosa pregunta. Veo como se apodera ellos la duda, la desconfianza escondida en la expresión de mi familia. Y lo comprendo, creen que me pondré en su contra. ¿Acaso temen que los traicione? Presenciar esos sentimientos en mis seres más queridos se siente espina clavándose en mi pecho. Como si me hiciera falta, la imagen del enigmático hombre que me había rescatado esta mañana pasó por mi mente, junto con la sensación de sus brazos fuertes sosteniéndome. Cerré mis ojos, tratando de enfocar mis pensamientos. ¿Quién era él? ¿Por qué había intervenido? Lo sé en mi interior, lo supe desde el primer momento. —Ese hombre... el era...—Titubeo —Denon Vanom tu prometido— Anuncia mi padre como si fuese una sentencia. Con sus ojos rojos inquebrantables penetrando los míos, dirigiéndose a mí por primera vez como un soberano a su súbdito, reemplazando cualquier rastro de esa tierna mirada paternal que siempre había visto. Tragandome la herida que me provocan sus acciones, levanto mi cabeza sin apartar la mirada. —Si hay una razón la quiero saber— Exijo viéndome reflejada en los poderosos círculos rojos del rey, viendo como un leve tinte de enojo se posa en sus pupilas, pero al igual que él, no pienso ceder. Mientras el aplastante silencio nos rodea siento un leve apretón en mi hombro. —Rubí, por supuesto que padre tiene sus razones. Solo intentan protegerte —Trata de aligerar el ambiente mi hermana, pero me mantengo firme mirando al frente. A pesar de eso puedo adivinar cómo mi madre la reina Claris observa a mi padre con desaprobación. —He sentido el poder Gamma creciendo dentro de ti desde tu nacimiento —Revela el soberano desprendiendo un aura de superioridad y solemnidad—. A diferencia de las otras razas sobrenaturales, en los Gamma predomina la esencia humana —Comienza a explicar el rey— Por lo que nuestro poder recae en nuestra fuerza espiritual y la influencia de nuestras feromonas excepcionales. —Inicia su paseo por la habitación con sus pupilas aún ancadas a las mías—. En cambio nuestro cuerpo físico aunque es más longevo que el de los humanos sigue siendo débil —Sus pasos resuenan a mi alrededor entre sus calmadas y firmes palabras haciéndome girar sobre mi misma para mantener el contacto visual—. Por generaciones, para evitar ser consumidos por nuestro poder hemos recurrido al atado de almas. Generalmente con un alfa o líder, ya que debe tener la capacidad para soportar el inmenso poder Gamma. —¿Por qué él? —cuestiono, hay tantos que podrían tomar su lugar ¿Por qué él entre todos? Ante la pregunta, redirige su andar a mi dirección. —No es algo que puedas elegir. Todos los Gamma tenemos un alma predestinada incluso antes de nacer —responde, como si él tampoco hubiese querido que fuese así—. Esto no solo te afecta a ti, ambas almas pueden sentir esa conexión irrompible y son afectadas por esta. Cada alma es el pilar de la otra, puede ser tu fuerza más confiable así como tu más peligrosa debilidad —Llega hasta mí y posa su mano delicadamente en mi mejilla volviéndome a mostrar esa mirada cariñosa y protectora a la que estoy acostumbrada—. Desde siempre, Para asegurarnos de que esa conexión no se vuelva en nuestra contra hemos hecho el atado de almas. —¿Entonces él es la mía? —Pregunto resignada viéndome reflejada en sus afligidos ojos rojos. —Sí, hija mía —contesta bajando su caricia para apoyar su mano en mi hombro—. Se les llama Alma primordial, y la tuya es Denon Vanom. Así que desde el principio no podría elegir... —La boda no es más que una fachada para la Danza carmesí, el ritual de atado de almas. —Aclara—. Así el te mantendrá segura de tu poder y el atado te mantendrá segura de él. Es... solo por precaución. Cuando creo que terminara si explicación mi padre se inclina hacia mí y me toma por los hombros con ambas mano firmemente, mirándome a los ojos con seriedad. —Escuchame Rubí, El poder que guardas dentro de ti posee un sin fin de posibilidades, Cualquier alma codiciosa podría intentar utilizarte para las cosas más inimaginables —Me advierte dirigiendo un ligero vistazo a Ámbar quien se encuentra inmóvil ahora al fondo de la habitación e intuyo que no sería la primera vez, si algo sucediera—. Dentro del Campo Aóratos y de los límites de mi poder es donde puedo mantenerte segura —continua— Por eso es necesario realizar correctamente la Danza carmesí, ya que hoy es el día que culminará tu poder. —El ritual debe ser llevado a cabo minuciosamente — Interviene mi madre —Si no se completa correctamente el alma puede corromperse he incluso destruirse. Un escalofrío recorre mi cuerpo de arriba a abajo, ya no sé si me arrepiento de saberlo, solo pensarlo es aterrador pero ahora entiendo por qué creyeron que era mejor que no lo supiera, llevar a cabo algo que podría acabar con tu vida para proteger a la misma no es muy tranquilizador que digamos. —No te preocupes pequeña, todo ha sido preparado meticulosamente para que no haya ningún error — Intenta tranquilizarme mi madre. —Tranquila hermanita, todo saldrá bien.—Se acerca Ámbar con una sonrisa tomando mi mano, a pesar de que intenta disimular su expresión es desencajada. Seguro lo ha estado pasando mal todo este tiempo. Mientras yo me desahogaba con Ambar, ella cargaba con eso sola un ápice de culpa. —Lo sé, en quién más confiaría si no en ustedes—. Agregó no tan segura como esta mañana. ¡No no puedo dudar de ellos!—. Sé que nunca harían nada para lastimarme— Digo tratando de convencerme a mí misma. —Por supuesto que no Rubí... — Agrega mi padre con seguridad, sin un solo rincón para deshonestidad en su mirada. —Nuestra pequeña joya, siempre estaremos aquí para cuidarte. —Gracias, son la mejor familia —Declaro y todos fundimos en un cálido abrazo grupal, me tomo un tiempo para sentir el cariño de mi familia, intentando borrar cualquier rastro de desconfianza y sentir la fuerza de nuestra unión—. Solo prométanme una cosa... —Claro pequeña —Me sonríe mamá —Lo que sea, hija mía —Asiente papá —Tú solo dilo —Exclama mi hermana —A partir de hoy afrontaremos la verdad juntos —Solicíto viendo como a continuación todos con la mano en el corazón, pronuncian al unísono: —¡Lo prometo! En el fondo siempre supe que todo esto es más grande que yo, mi familia, los vampiros, los hombre lobo y la humanidad. De lo que no estoy segura es si estoy preparada para ver hasta dónde llegan sus límites... ...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD