Danza de sangre

2799 Words
"Si por acaso alguna vez decides doblegarte ante los retorcidos hilos del destino, te aconsejo avanzar con cautela, pues en un parpadeo, esos hilos traicioneros te guiarán hasta una red asfixiante de sangre inocente, ahogándote en ella, hasta que ya no puedas volver atrás y te veas condenado a seguirle hasta el final de tus días" Mientras las doncellas me preparan para la ceremonia, estoy perdida en mis pensamientos. Reconozco a todas y cada una de ellas; la mayoría me han acompañado y servido con sinceridad desde que era pequeña. —La joven princesa es tan preciosa como la joya que lleva su nombre —Dice Sofi, la más joven de ellas, en tono entusiasta. Su voz apenas roza mi comprensión como una brisa pasajera. Mi mente está repleta de las dudas que aún no se han podido borrar. ¿Denon sabía quién era desde el principio? —¡Y el color de su cabello! ¡Además es tan suave! —Agrega Luján, otra servidora, de manera casi imperceptible para mí. Mientras se formula una pregunta tras otra, en mi interior, no queda espacio para otra respuesta, no queda espacio para nadie más. ¿Denon sí sabía todo desde el principio? ¿Qué pensará de todo esto? ¿Debería intentar hablar con él? —¿Princesa...? —Sofía, me devuelve a la realidad agitando sus manos frente a mi rostro. —¿Qué? —Respondo inconscientemente. Al parecer dejé de escuchar por completo mi alrededor flotando en mis pensamientos. Cierro los ojos y respiro profundamente en un intento de aferrar mis pies a la tierra, al presente, a mi realidad—. Quiero decir, ¿sí? —Me corrijo abriendo los ojos sonriente. —El peinado su alteza —Aclara Luján con una mirada comprensiva. La cual se dirige a sofi quien me muestra dos tarjetas ilustradas con distintas opciones de peinados. —Claro —Me recompongo y finjo pensar un instante mi elección, para después elegir cualquiera al azar. Me siento culpable. Creo que esperaban una novia más emocionada, tal vez debería fingir un poco de entusiasmo. Estas personas dieron lo mejor por mi y me vieron crecer; este momento debe ser importante para ellas también. Observo el espejo, aunque no tuve mucho poder de elección en los preparativos debido al ritual, no puedo negar que la imagen en él parece salida de un cuento de hadas. El vestido de novia resplandece mágicamente. Cada detalle cuidadosamente bordado brilla como pequeñas estrellas en la noche. Los encajes y las perlas se entrelazan en un patrón tan delicado que parece haber sido tejido por las mismas manos de las hadas. Mi cabello, elegantemente recogido, deja al descubierto mi cuello y mis hombros, destacando la suavidad de mi piel. El velo flota sobre mí, como un halo de misterio y promesa. Observo perpleja a la Joven princesa en el reflejo que me devuelve la mirada, una que no posee ese brillo característico de una novia entusiasmada y rebosante de ilusión. Sé que el camino que he elegido no será fácil. Pero como heredera de los Gamma, estoy dispuesta a enfrentar cualquier desafío para proteger a mi gente y a mí misma, es mi deber. —El gusto de la princesa es exquisito, será la novia mas hermosa —exclama Luján emocionada. Todas las sirvientas me halagan alegre y sentimentalmente. —Su alteza me recuerda tanto a la reina Claris a su edad —La nana Marian, la mujer que ha estado conmigo prácticamente desde que nací, tomando el lugar de mi madre mientras ésta desempeñaba su papel de reina, me observa con un orgullo y cariño maternal. —¿A mamá? —Sí —Asiente la mujer mayor con dulzura—, su alteza ya es toda una mujer. —Es cierto, aún recuerdo cuando este lugar estaba repleto de su risa traviesa —Agrega Luján conmovida. —A pesar de ser tan pequeña llenaba este enorme palacio con su alegría —Se le quiebr a la voz a la nana Marian. No puedo evitar contagiarme su emoción, de repente el ambiente de la habitación se vuelve sentimental y melancólico. Una vez me case me iré de este palacio y puede que no las vuelva a ver. —Gracias, en serio, no tengo como pagarles todo el cariño y lealtad de estos años. —No hay nada que agradecer su alteza, siempre es un placer servirle a nuestra princesa. —Ojalá pudieran acompañarme. Tal vez pueda hablar con Denon después de la boda y tráelas conmigo. —Siempre estaremos aquí por si nos necesita. —Las echaré de menos. —Y nosotras a usted su alteza.—Marian y el resto de las chicas detrás de ella parecen contener las lágrimas. —Le estaremos deseando lo mejor desde aquí —Dice Luján secandose las lagrimas. —¡Cuenta con nuestro apoyo! —Sofí anima el ambiente con su alegria de siempre. Todas me hacen una solemne reverencia. Les respondo asintiendo con una sonrisa abrazadora, intentando devolverles el enorme cariño y profundo respeto que me han dado todos estos años y que siempre llevaré conmigo. Y pese a mis intentos desesperados de retenerlas, siento cómo una que otra lágrima se escapa de mis ojos aguados. Porque muy en el fondo escondo el miedo de que esta despedida sea para siempre. No seco las frágiles gotas de agua que acarician mí rostro, dejo que se sequen en este para que queden impregnadas como un viejo recuerdo, para siempre tener presente todo lo que he tenido que dejar atrás, por si acaso alguna vez me detiene el dolor de dar un paso adelante. Ya es hora... ... Inhalo Profundamente en un intento de calmarme, mientras espero tras las imponentes puertas doradas del salón, entrar a la ceremonia. Detrás de mí, a cada lado, está la guardia real, en largas filas de sus mejores caballeros escarlata, con su reluciente he impenetrable armadura del mismo color en un silencio sepulcral; esperando. Como indica el protocolo, deben marchar tras la novia cuando haga su entrada, y recorrer el paseo del gigantesco y reluciente salon real hasta el llegar a la sala sagrada, donde Denon me estará esperando y donde se culminará la ceremonia. No me muevo, estoy ahí de pie, como una pesada escultura inerte qué podría derrumbarse en un instante, así como permanecer allí hasta que la desgaste el paso del tiempo; todo dependerá de lo que lo que la rodea, de los que lleguen hasta ella y decidan su destino mientras ella solo permanece de piedra, imperturbable, sin poder hacer nada al respecto. Con la pesada incertidumbre palpable y la ansiedad corriendo por mis venas, sintiendo nada más que una suave briza danzando de un lado al otro acariciando melódicamente mi piel. No puedo creer que el Hombre que conocí hoy será mi esposo. Tal vez aunque sea un matrimonio sin amor podemos llevarnos bien. ¿Quién sabe qué podria pasar más adelante? Después de todo... no tengo opción, porque como me ha dicho Padre, en mis manos está la paz. Con esa gran carga sobre mis hombros aterrizo en el presente; antes de que este comience a avanzar por sí solo dejándome atrás. Sin perder más tiempo, le hago la señal a los guardias y uno de cada lado abre las gigantescas y pesadas puertas. Mi corazón comienza a golpear violentamente mi pecho, como si quisiera salir disparado lejos de aquí. Lo primero que veo es el largo pasillo de cristal rojo, tan pulcro y liso que puedo ver el claro reflejo de las personas que se reúnen a lo largo de él, dispersas por el inmenso y resplandeciente salón. Lleno mis pulmones de aire una última vez antes de comenzar a caminar. Escuchando la estrepitosa marcha de los caballeros, que hacen vibrar el piso bajo mis pies. Siento la mirada de todas esas personas sobre mí y eso aumenta la carga sobre mis hombros, pero almenos me ayuda a que mis pasos sean más firmes. Mientras avanzo con la cabeza en alto y el corazón en el suelo latiendo tan fuerte como para derrumbarlo, todos se van reverenciando. ¡Mantente firme Rubí! Todas son personas seguramente ya las has visto en las anteriores ceremonias en este mismo palacio; Me animo a mi misma intentando ocultar mi debilidad. Son todas personas influyentes de la sociedad sobrenatural y pocos son los humanos que pueden estar entre nosotros. Dentro de esos pocos está Jhonas Terra, representante de los humanos en el alto consejo. Un hombre de mediana edad con un prolijo bigote perfectamente recortado y un peinado elegante hacia atrás. Para ser humano tiene un porte peculiar; impone respeto, no del que intimida, sino el que te genera una persona digna de admirar. El resto son todos de razas, e incluso especies sobrenaturales. A unos pocos metros está la representante de los vampiros, Rebeca Zorman, una bella mujer de reluciente y perfecta piel morena y sedosos rizos castaños , que sin siquiera intentarlo desprende la la majestuosidad digna de un ser inmortal. Y por último, como es costumbre, más apartado de la élite, el representante de hombres Lobo, Néolas Frim. Su larga melena cae por sus ojos indomables. Con esa vestimenta elegante apenas puede percibirse la bestia contenida que no puede ocultar. De repente me distraen los vellos erizados de mi nuca y casi me hacen detener la caminata, pero la marcha de los caballeros detrás de mí me obliga a avanzar. Entre los invitados percibo una mirada punzante que destaca sobre el resto, que me genera una sensación desagradable y familiar. Por alguna extraña razón me hace sentir en peligro. Paseo mis ojos por la multitud buscando al dueño de esos ojos amenazantes, hasta que me encuentro con ellos fijos en los mios. Su mirada me atraviesa poniéndome la piel de gallina, mientras me sonríe camuflándose entre los invitados. ¡Es el tipo aterrador del parque! ¿Qué hace aquí? ¿Quién será? Nunca lo había visto antes de hoy. Mi mente comienza a divagar, tengo un mal presentimiento, y por un instante olvido donde estoy, hasta que me lo recuerda la frenada abrupta de los Caballeros quienes se detienen y giran sobre sí. Sea lo que sea los asuntos que tenga aquí esa persona no es asunto mío, y en caso de que lo sea no es momento de averiguarlo. He Llegado al la sala sagrada, donde hay un número más reducido de invitados, y mi prometido está esperándome. A unos metros frente a mí esta él, mi futuro esposo, Denon Vanom, con su habitual atractivo rostro inexpresivo e inusual aura atrayente y dominante. A diferencia de nuestros encuentros anteriores, su traje es blanco, y contrario a lo que podría pensar, los colores claros le sientan bien. ¿Hay manera de que se vea mal este hombre? Probablemente no. A un lado está mi familia, los tres me sonríen dándome ánimos. Camino hasta llegar a Denon y me paro a su lado. Como debe ser, el rey se pone de pie para otorgarles su su bendición a los novios y dar comienzo a la danza carmesí. Mi corazón comienza a latir otra vez con fuerza y siento la boca seca. Observo a Denon quien está de pie imperturbable con la mirada al frente. Esta persona no es un ser vivo. ¿Cómo puede estar tan calmado en un momento como este? Cambiará todo para siempre. No volverá a vivir la vida como la conoce porque estará atada a alguien más hasta el fin de sus días. Alguien que tiene al lado y ni siquiera es capaz de mirar a los ojos, o tal vez ni siquiera nota que estoy aquí, o quizá, no le importe. Se me hace un nudo en el pecho y aparto la vista. Mis manos sudorosas comienzan a temblar y aprieto el puño con impotencia. —Estamos a todos aquí reunidos para conmemorar y presenciar una de las uniones más únicas y sagradas del mundo terrenal y espiritual—Comienza el discurso el rey captando la absoluta atención de todos los invitados con su imponente presencia. [...] »Mientras yo percibo una helada caricia en el torso de mi mano cerrada. Instintivamente la abro y volteo a ver a Denon; su expresión no ha cambiado pero claramente me está ofreciendo su mano. ¿Intenta tranquilizarme? La tomo, esta fría a diferencia de la mía, la sujeto firmemente y él ni se inmuta. ¿Otra vez lo juzgue mal? ¿O solo es otra de sus bromas sin sentido? No creo que este bromeando, al menos no en este momento. Puede ser extraño pero no es un idiota, o almeno eso quiero creer. Puede deberse a nuestro vínculo mágico o simplemente a el acto de simpatía, pero el simple hecho de sujetar su mano me hace sentir mejor. —Hoy uniremos en matrimonio, en sangre y espíritu, y en carne y alma a Dos miembros de la realeza. La joya más preciosa del antiguo reino, la princesa Rubí Gama, descendiente de la sagrada sangre Y a su alteza Denon Vanom la gran luna del viejo imperio. Para que podamos celebrar otro milenio de paz. Sin hacerse esperar, tan pronto el rey da fin a su discurso, todos los presentes comienzan a murmurar una especie de cántico inentendible. Al mismo tiempo noto como mi pies lentamente se elevan del suelo impulsados por esa mística melodía. A medida que se intensifica el volumen de sus hipnóticas voces, mi conciencia se va trasladando a un tiempo y espacio completamente distinto. Pero no soy la única, A Denon le esta pasando exactamente lo mismo, lo sé, porque lo puedo sentir. Siento como un calor tan intenso como el más ardiente fuego se extiende desde el centro de mi pecho al resto de mi cuerpo. Y una aguja extremadamente fina me atraviesa, la puedo percibir abriéndose paso a través de mí, pero no me duele. Me siento completamente expuesta, con mis miedos y anhelos más profundos a la intemperie. Increible... Dentro de toda esa tranquilidad me invade una agradable y acogedora sensación. Noto como poco a poco una esencia externa se va entrelazando con la mía, y lo sé, es Denon. Percibo como nos volvemos uno, como ambos compartimos y nos sumergimos en esa placentera paz absoluta. Los murmullos de los invitados fuera de la sala sagrada se convierten en un zumbido lejano. Nada importa, excepto la conexión que estoy creando con él. Mi corazón late al ritmo de un canto ancestral, y siento la esencia de Denon mezclándose con la mía de una manera misteriosa pero fascinante. Sin embargo, de repente, esos sonidos etéreos son eclipsados por algo más. Un grito agudo y desgarrador resuena en el aire desde el salón real, haciendo que mi piel se erize y mis ojos se abran arrastrándome a la realidad. Mi vínculo con el hombre frente a mí se tambalea por un momento, y nuestras manos entrelazadas se aferran con más fuerza. —¿Qué sucede? algo no se siente bien —Logro murmurar apenas en un susurro consciente, inaudible entre la las voces que me rodean. Los gritos se multiplican y se acercan con rapidez a la entrada de la sala sagrada. La expresión serena en el rostro de Denon se transformó en una mirada de alerta, lo que me confirma que algo está pasando, algo que no debería, algo muy malo. Miro a mi alrededor, y noto que aún estamos suspendidos en el aire pero no despierto por completo; vacilo entre el trance y la lucidez. Mis ojos insisten en volver a cerrarse y veo como Denon también lucha por evitar que sus párpados se cierren, lo siento tirar de mí intentando hacercarme a él y protegerme entre sus brazos. Comienzo a observar como algunas de las personas que antes recitaban el ritual, se comportan de manera extraña. Específicamente los vampiros; tienen sus colmillos de afuera, con su naturaleza completamente expuesta y una mirada vacía. No creo que esto sea parte del ritual. —¡No se detengan, deben continuar! — Ordena mi padre visiblemente alterado, liberando su poder el cual siento fluir dentro de mí. El comportamiento errático de los vampiros se atenúa bajo la influencia Gamma liberada, continuando con el ritual en una obediencia absoluta. Pero los gritos de pánico del exterior no cesan, y ya están demasiado cerca. En un estruendo, abriendo un enorme agujero en una de las paredes del colosal palacio, un vampiro irrumpe el ritual atacando a todos. El rojo de su armadura sobresale camuflado con los abundantes hilos de sangre que se escurren de sus colmillos, cubriendo gran parte de su cuerpo. Convertida en una criatura despiadada ataca a sus propios compañeros. La sangre salpica por doquier, y la sala se llena con los horrores de una pesadilla.

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