Acercamiento

864 Words
POV MAR Días después de que volví a casa, una vecina que vivía a 1 cuadra de la mía comenzó a interesarse por mi salud. Siendo sincera nunca nos habíamos acercado y mucho menos compartimos cosas de chica, o al menos yo no lo recordaba. Pero así de un día para el otro empezó a preguntarle a mi mamá por mí y a venir por las tarde a ver como seguía. Cuando me quise acordar ya habían pasado meses y nos habíamos vuelto amigas o bueno eso es lo que yo creía. Estibaliz y yo íbamos a diferentes escuelas, por lo que solo nos veíamos por la tarde. Solíamos salir a caminar y hablábamos de nuestras cosas, a veces salía el tema de los chicos. Supuestamente ella estaba enamorada de “Pepo" un chico del mismo barrio. No hacía más que hablar de él, por lo que para mi jamás hubiese supuesto que ella habría querido salir con Ezequiel y él la rechazo. Al menos esa parte de la historia la evitó y cuando me preguntó a mi si me gustaba alguien, simplemente lo negué. Pero como todo en la vida, un día todo se da vuelta y las cosas cambian, esos sentimientos que no queremos reconocer se hacen más fuertes y ahí te preguntas si debes afrontarlos y dejar de negarlos o si tienes que luchar con todas tus fuerzas para ignorarlos y así evitar que te lastimen. Los meses pasaron y casi al finalizar el año mis padres me soltaron una bomba, el siguiente me cambiarían de escuela, ahora tendría que ir a una pública y eso de verdad fue un duro golpe para mi. Mi vida, mis amigos y profesores por los que sentía una gran admiración estaban ahí y en esta nueva institución no conocía a nadie y definitivamente mi carácter tímido me jugaría una mala pasada a la hora de relacionarme. Mi mundo se cayó a mis pies y nada pude hacer para impedirlo, llore, grite y me frustre pero el final era el mismo. Pero como si el destino no fuera lo suficientemente loco, una sorpresa me esperaría en el nuevo comienzo. Era el primer día de clases y mis nervios estaban a flor de piel, todos me miraban como si fuese un bicho de laboratorio. Como dije anteriormente no conocía a nadie y estaba como un pollito mojado abandonada a mi suerte en un rincón. Por los pasillos podía escuchar como muchos hablaban de mi, era como la reina sin corona que de un día para el otro la bajaron del pedestal para estar en el mundo de los plebeyos. Yo no me sentía así pero siempre había esa disputa entre los chicos de escuelas privadas y públicas. Los murmullos se hacían escuchar a cada paso que daba, por suerte la preceptora me saco de allí y me acompaño a mi aula. Una vez dentro de esta, ahí estaban las miradas analizadoras, algunos miraban con sorpresa, otros como si fuera la peste y un grupito reducido con amabilidad. Para mi suerte la chica inteligente del curso me recibió bajo su ala, fue muy amable y me invito a sentarme junto a ella. -Hola, soy Noe.- Me dijo mirándome a los ojos. -Hola, soy Mar.- Dije entre sorprendida y acalorada. Por detrás podía sentir algunos ojos sobre mis espaldas. La primera hora de la mañana fue amena, a la hora del primer recreo el destino me había preparado una sorpresa. Sonó el primer timbre, era hora de que fuéramos al patio. Noe y yo hablábamos en un rincón, cuando comienzo a escuchar murmullos de los demás alumnos. Yo estaba de espaldas a la puerta por lo que no sabía que estaba pasando. De un momento a otro comenzamos a oír a una chica que decía. -¿Te diste cuenta? Mira como la mira.- Ni sabía a qué se refería ni a quién. Tampoco se me había ocurrido darme la vuelta para ver que sucedía. -No te des vuelta pero uno de los chicos populares no te saca los ojos de encima.- Me dice Noe sin dejar de mirarlo. Disimuladamente me volteo para darme cuenta que era Ezequiel de quien estaban hablando. Él esbozo una tierna sonrisa y como si lo hubiesen descubierto haciendo algo malo, agacho la mirada y sus mejillas ardieron. -¿Lo conoces?- Pregunto Noe un tanto extrañada. -Del barrio, pero nunca hablamos.- Conteste despreocupadamente para que no se diera cuenta de que me gustaba. Por detrás apareció mi primo que paso un brazo por sus hombros y le dijo algo que no pude entender. De un momento a otro uno de mis compañeros Ale se acerco a hablarme. -Hola. Mar, ¿Cierto?- Intentaba sacar un poco de conversación. -Sí, ¿Y tú eres?- pregunte confundida, todavía no memorizaba los nombres. -Ale, por cierto bienvenida.- Sonrió hasta que sus ojos se achinaron. Era una sonrisa sincera. -Un gusto. Espero que nos llevemos bien.- Comente entusiasmada. Cuando Ale me contestaba pude ver detrás de su espalda, la mirada de Ezequiel. Esta vez no estaba feliz, tenía una leve arruga en el entrecejo, por lo que no le gustaba que Ale se hubiese acercado a mí.
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