Ya habían pasado 15 días desde que había ido a visitar a Mar al hospital. Eran las 4 de la tarde cuando estábamos con Hernán sentados en la puerta de su casa. Desde allí teníamos visión directa hacía la casa de mi amor platónico.
Estábamos conversando de diferentes cosas cuando un auto se estaciono en el frente de su casa, minutos después ella bajaba con ayuda de su madre.
De inmediato, Hernán entro corriendo a su casa para contarle a su hermana y a su mamá.
Mientras yo estaba con una sonrisa tonta en mi rostro y una alegría inmensa recorriendo cada espacio de mi cuerpo.
Esta feliz de que por fin ella estuviera de regreso, la había echado tanto de menos.
En eso de la casa contigua a la de mi amigo, sale Estibaliz. Ellos eran vecinos.
-¡Hey Eze! ¿Qué tal si vamos a dar una vuelta?- Me dice en un tono coqueto.
-No, tengo cosas que hacer.-Menciono con indiferencia.
-Pero si solo estas ahí sentado. No te veo ocupado.- En su cara aparecía una sonrisa.
-Bueno quieres que sea más directo, no quiero salir contigo. No estoy interesado- Dije algo molesto
Mi manera de decirlo tal vez había sido un poco brusca, pero ella no se rendía.
Sabía que le gustaba, pero a mí no me generaba nada, la conocía desde hacía tiempo y definitivamente no era una buena chica.
Ella se marchó echa una furia, pero no era alguien que con una simple negativa se rindiera tan fácil.
-¿Qué paso con Esti que salió furiosa?- Pregunto Hernán sorprendido.
-No acepta un no por respuesta- Conteste con indiferencia.
- ¿Te invito a salir? –Su tono era de curiosidad.
-Sí, pero no quiere aceptar que no me interesa, no me gusta. Y lo peor de todo es que ni siquiera se valora un poco. –Dije de manera despectiva.
El tema quedo allí, pero estaba seguro de que ella no me dejaría en paz y que si supiera quién me gustaba haría todo lo posible para que no me acercara a ella.