AIDEN No iba a dejar que aquel gordo pelón se saliera con a la suya. Había acosado a varias chicas y la que más me dolía era Ani. Ella no lo mostraba, pero sabía que sus heridas se habían vuelto más profundas, aunque intentaba ser valiente tratando de sobreponerse al sentimiento de incomodidad de ser observada por todo el mundo. La cosa estuvo así. Vamos a hacer un recuento de lo que pasó para no hacerles el cuento largo. Anika estaba un poco en shock, porque claro, yo era un sol andante jugándole al iluminar su vida. Sí, rezaba para que no me fuera dislocar la mandíbula de nuevo y no parara en el hospital, pero había un impulso creciente que crecía en el interior como un enorme hongo extendiéndose por todo mi hermoso ser. Bajé con el gerente del lugar, una persona muy amable conmigo