AIDEN Vi mi reflejo en su cabeza y me pregunté si Mario era consciente de que su calvicie brillaba a simple vista, a pesar de los cinco pelos que intentaba peinarse. Me tuve que morder la lengua para que eso no pasara, lo de reírme en su cara, claro. Tenía que parecer que estaba hablando en serio porque sí estaba hablando en serio. Tenía que saber que se había metido con la chica equivocada. Él se había metido con Anika, le había hecho daño a más mujeres, y si alguien no lo paraba en seco, lo seguiría haciendo. Ese hombre no podía quedar suelto. No todos éramos como él. El respeto hacia una mujer era de verdaderos caballeros, y sí, podría ser un cabr**onazo en ser un mujeriego, pero nunca hacía nada sin consentimiento. Siempre las escuchaba y las trataba con el debido respeto. Claro,