Esta mañana, prácticamente he tenido que rogarle a la señora Ortencia, para que me ayude cuidando a Victoria un rato. Inicialmente, había pensado en llevarla conmigo a la hacienda, pero las oscuras nubes que toldan el cielo desde antes del alba, me han convencido de lo contrario. Los bebés, bueno, los niños en general son muy delicados, infortunadamente es casi normal que muchos mueran antes de cumplir su primer año de vida por diferentes razones. No voy a arriesgarme a nada con Victoria. Ella es aún tan pequeña y frágil, que temo que una llovizna o un fuerte viento, sea capaz de enfermarla. La señora Amelia no siempre es capaz de salvar a un niño. No siempre las hiervas y pomadas son suficientes para ayudar a un niño al cual la mucosidad no deja respirar, un niño con tos, a un niño