La señora Amelia está cuidando de forma férrea algunos detalles que dice debo pulir en mi forma de interactuar, pero también en mi presentación personal según sea la ocasión y creo que algunos de esos consejos, sumados a otros que aprendí en aquel lugar en que terminé de crecer, pueden ser de mucha utilidad para la señora Alejandrina. Cuando me llevaron a aquel lugar, la mayoría de las mujeres empatizaron conmigo y entre ese grupo, había unas pocas que estaban ahí por voluntad propia. Al inicio fue un gran impacto al saber eso, pero después fui comprendiendo que la situación las arrinconó a ese tipo de vida. Algunas habían perdido a sus maridos y quedaron con hijos pequeños que mantener y esa fue la única forma en que pudieron encontrar un trabajo inmediato que garantizara que sus hijos n