Deliciosa tentación.

1481 Words
—Yo soy ese cliente que estás esperando—dice sin apartar la mirada. Samira siente como si le hubieran echado un balde de agua helada por la cabeza, todo este tiempo ella estaba compartiendo con esta persona, pensando que era uno de los encargados del bar, pero para su sorpresa estaba con el cliente que Brittany había dicho que llegaría llegaría. Samira lo mira un poco incrédula. Piensa que le está tomando el pelo. Ella se siente muy relajada por los tragos que ha tomado pero eso no quiere decir que se deje engañar tan fácilmente. —Si... claro jajaja—se ríe nerviosa—y yo soy la reina de Inglaterra. No te creo... haber dime ¿cuánto dinero me dio Brittany? —Si solo estamos compartiendo sanamente, son 200 dólares extras, por estar exclusivamente en mi vista sin nadie mas—dice Matías mientras pasa su dedo índice por su pierna y va subiendo entre sus pechos, hasta posar su mano detrás de su nuca—si tienes sexo conmigo, por cada sección te darán 300 dolares, si accedes te trataré muy bien. Mi única regla es que no mezclemos los sentimientos con el placer, para mi todo es un negocio, sino me traes problemas con el novio que tienes...y solo me eliges a mi, me portare muy bien contigo, puedo ser tu Sugar Daddy. —Pienso que solo estás bromeando, ¿Qué haces? jajaja me haces cosquillas—dice al ver a Matías jugar con los dedos en su nuca y su pelo.—¿En serio eres el cliente? ¿Porque te hiciste pasar por un supervisor o algo así? —Dijiste que me perdonarás—se ríe mientras toma otro sorbo. ¿No parezco un cliente? —No es eso es que... pensé que sería diferente. —¿Te gusta la lluvia?—cambia él de tema. —Si, mucho.—responde de inmediato Samira. —¿Te atreverías a hacer algo loco?—le dice —¿Cómo qué?—responde Samira. Matías se quita la chaqueta, la camisa y el pantalón, quedándose solo con sus boxer, Samira lo mira atónita, ve expuesto su cuerpo escultural, él simplemente le dedica una gran sonrisa y se echa a correr, haciendo un clavado en la piscina infinita. Samira se puso de pie cuando ve que él da el salto. —¡Eso si es algo loco!—le grita Samira perdiéndose un poco su voz por el sonido de la lluvia. —¿Acaso tienes miedo? jajaja...Ven te reto, yo no muerdo. No te preocupes por tu pelo estará radiante mañana. Y si es que no sabes nadar ven que yo te enseño—le grita de vuelta con una carcajada. Samira de verlo jugar como un niño, ya se sentía feliz, no sabe si son los tragos o la euforia del momento, pero ella siente que ese reto ella lo puede hacer. Ella deja el abrigo en el espaldar de una butaca, se quita los tacones y hace una pausa. —¿No está fría? — le vocifera mientras se ríe. —No... esta muy tibia, solo la que cae está un poco fría pero no molesta—responde encantado, mientras la ve desnudarse. Samira se quita el vestido, y se echa a correr, Matías puede apreciar su hermoso cuerpo, debajo de aquella lencería blanca, no tiene grandes pechos pero si, un trasero enorme. Cuando Samira llega al borde de la piscina decide tirarse de bombas, lo que hizo salpicar bastante agua. —Jajaja ¿Estás bien?—pregunta Matías en cuanto Samira saca la cabeza del agua. —¡Si! ¡no está fría!—dice mientras se pasa las manos por la cara. —Ven vamos al jacuzzi, el agua está más caliente ahí.—le extiende la mano. Samira nada hasta donde está Matías, toma su mano, se levanta y cruza al jacuzzi que está al lado de la piscina. —Yo te lo dije, esto te va a encantar.—dice Matías mientras nota que su ropa interior casi transparente y mojada se a pegado a su cuerpo. Tienes un hermoso cuerpo. —Gracias—responde tímida. Matías levanta la mano, y varios minutos después, la bartender llega con dos tragos nuevos. Samira da las gracias cuando Matías le pasa su trago. —Salud por nosotros—le dice él —Salud por nosotros—repite ella. —Ven aquí—le indica para que se siente sobre su regazo. —Ella va obediente—mientras siente que su pulso se acelera, al entrar en contacto con la piel de Matías. —¿Te gusta? —Si es agradable. —Si en algún momento no te sientes cómoda, solo házmelo saber. Si deseas que me detenga solo dímelo o si sientes que no puedes más. — Está bien. —¿Puedo besarte aquí?,—le susurra mientras roza su cuello.—Entonces ¿te imaginas hacer el amor aquí? —Si...puedes besarme. Pero no creo que pueda... hacer eso aquí. ¿y si llega alguien y nos ven? —Solo está la bartender y ella no mirará hacia acá a menos que note, que he levantado la mano.—le susurra al oído, mientras la sostiene de la cintura. —No estoy segura—dice Samira casi en un susurro, mientras Matías acaricia sus muslos. —Bien, entonces vamos a jugar un juego, si dejas que te masturbe aquí, te voy a dar 100 dólares como bono para que veas lo bien que te voy a hacer sentir. —No es por el dinero... es que solo he tenido sexo dos veces, no tengo esa confianza de hacerlo en público. —¿A sido con tu novio actual?—pregunta curioso. —Si.—suspira profundamente cuando Matías mueve su mano hasta su vientre. —¿A él fue que le diste tu virginidad? —Si—se estremece. —¿Lo amas... te sientes enamorada o solo te gusta?—le dice mientras besa su cuello. Samira se puso a pensar en esa respuesta, ¿qué era lo que sentía realmente por Hugo?, ella sabía la respuesta. —El solo me gusta. —¿Entonces si yo te gusto más ya no vas a estar con él? —No lo sé, no te conozco. —¿Y a él lo conoces bien? —No tanto como quisiera. A Matías le encantaban sus respuestas, le encanta ese juego, el siente que el alcohol la a relajado bastante. Entonces posa su mano por encima de su panty. Samira se estremece de nuevo y reacciona agarrando su muñeca, en un intento de frenarlo. —No, no, no...—le susurra— no te voy a hacer nada, solo quiero ver que tanto abarca mi mano, quiero saber que tan grande o gordo tienes esta parte de aquí. Samira le suelta la muñeca mientras sigue sintiendo sus besos en el cuello. Matías le decía la verdad él solo bajo un poco más su palma abierta, en señal de ver cuánto le cabe en la mano de su intimidad. —Umm...me gusta. Es el tamaño perfecto.¿Quieres saber de qué tamaño lo tengo yo? Samira abre los ojos ante aquella pregunta. Pero ya ella se imagina de qué tamaño lo tiene, puesto que puede sentir algo duro detrás de ella. Matías toma su mano y la guía por debajo de su ropa interior. La cara de Samira se puso roja como un tomate. Ella con su palma abierta, envuelve su m*****o grueso, ella puede sentir sus venas llenas de sangre, está bastante duro. —¿Ves como me tienes?¿Te gusta como se siente?—le pregunta mordiéndose el labio inferior. —Si—la respiración de Samira se está empezando a agitar, ella lo suelta y vuelve a tomar su trago muy avergonzada. —¿Vas a dejarme así?¿Vas a dejar que me valla así? Cuando se pone así por mucho tiempo realmente llega a doler. —No sabía eso. —¿Te puedo besar?—pregunta el mientras la atrae de nuevo hacia el. Samira se queda mirándolo, nunca había sentido, ni visto el deseo de un hombre, tan persistentemente, aquel hombre era diferente a Hugo, ella se sentía como una reina en ese momento, piensa que si le dice a Matías que ladre, el lo haría solo por un beso de su boca. Samira se acerca y lo besa en los labios, ella se queda mirándolo, observa como él se saborea, mientras la lluvia sigue cayendo en su rostro, cada vez que ella se aleja de sus labios. Matías abre su boca haciendo que sus lenguas se entrecrucen, la mezcla de saliva con la lluvia era exquisito y nuevo para Samira. —Puedes hacer todo lo que quieras conmigo—le dice él,con los ojos llenos de pasión.
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