Deseo.

1311 Words
Samira siente que el ambiente realmente se está poniendo caliente en esa piscina debajo de esa lluvia, sus cuerpos tibios rozando entre si. Matías no quiere dejarla de besar, aquellos eran los labios más dulces que jamás había probado. Aprovechando el ambiente Matías mete su mano bajo su ropa interior, mientras Samira sigue sentada en su regazo, el siente sus pliegues, ella está totalmente depilada. —¿Estas depilada con cera o rasurada?—pregunta Matías poniéndose cachondo incluso antes de que ella responda. —Es rasurado nunca me he depilado con cera ahí, solo las piernas—susurra Samira —Umm, ya veo... ¿te gusta que te toque aquí?—pregunta mientras le introduce uno de sus dedos. —Si...se siente extraño. —¿Nunca has hecho esto con nadie, en una piscina, bañera o jacuzzi? —No nunca. Aquello enciende más a Matías, el sigue acariciando su flor, éstas sensaciones hacen que Samira suelte un gemido. Matías decide introducir ahora dos dedos en su interior, Samira trata de sostenerse de sus brazos mientras ve que Matías entra y sale de ella con sus dedos, de repente el entra su mano libre dentro de su brasier, agarrandole un seno, empieza a acariciarle un pezón, se siente tan duro, quizás porque estaban dentro del agua o tal vez, por lo excitada que estaba. —Umm...si.... ¡ahh...ahh!—suelta Samira un gemido abrazador, ella ha llegado al clímax solo con sus dedos. —Si... ¿ves que rico está esto?, me encantan tus gemidos, me haz puesto más duro que antes.—le confiesa. Samira permanecía callada estaba avergonzada, ella ve que nadie los mira pero nunca antes había hecho algo parecido. —¿Quieres más?¿Quieres ver si tu cuerpo tiene límites?—pregunta curioso. —Si—responde ella. Matías la levanta por la cintura fuera del agua y la sienta en el borde del jacuzzi, Samira estaba sorprendida cuando ve que Matías le echa a un lado el panty que lleva puesto y sin pedir permiso junta sus labios con su centro, lamiendo y besando, todo a su paso. Aquello hizo que Samira gimiera aún mas. —¡Estas loco! ¡¡Acabo de venirme!—le grita ella mientras la lluvia seguía cayendo a cántaros. —Si, estoy loco, así que solo relájate —dice mientras vuelve a comer de su coño. Samira no tardó en volver a venirse, pero esta vez en la boca de Matias. Él podía saborear su néctar, se incorpora, se acerca a su rostro y vuelve a besarla. Samira respira muy agitada, no cree que aquello le esté pasando, él se pone entre sus piernas, agarrandole el culo la acerca mas a su cuerpo. —¿Y ahora dejaras que entre en ti?—le pregunta deseoso—. No te preocupes, solo quiero sentirte no pienso venirme dentro de ti. Samira estaba eufórica, ya no sabía que pensar, aprovechando su descuido y tomando aquel silencio como un sí, Matías la vuelve a meter al agua y la sube sobre su regazo nuevamente, echa su ropa interior a un lado y se abre paso hasta su interior poco a poco, mientras la besa desesperadamente. Matías le aprieta las nalgas con ambas manos, empieza a subirla y bajarla haciendo que el agua del jacuzzi se agite al igual que el corazón de Samira, él la estaba llenando tanto, que casi no podía respirar, él sentía su calentura en su interior. Samira llegó nuevamente al éxtasis y su gemido casi hace que Matías se corra dentro de ella, pero él saca su virilidad, calmandose un poco. — Demonios, eres tan deliciosa, casi haces que me corra. Nunca nadie antes me había descontrolado así. —Me siento extraña—le confiesa ella. —Eso es porque te sientes bien a gusto. En ese momento Matías vuelve a meter su m*****o en su boxer y le acomoda el panty a Samira, la carga entre sus brazos y con cuidado se dirige a la suite, cuando pasa por el bar le da una orden a la bartender. —Traeme una don Perignon a la suite, las cosas de Samira y las mías que están aquí y dile a mi chófer que te dé un cambio de ropa para mi, que está en mi maletero por favor. La chica asiente y va a cumplir el mandado que le han dado. Samira estaba agitada, con el rostro entre su cuello, ambos estilaban agua, todo el camino, cuando llegan a la suite, la lleva directo a la cama. — Quítate la ropa interior mojada —le ordena mientras saca un condón de la gaveta de la mesita a su lado y lo deja sobre la cama. Samira obedece, él va al baño se quita la ropa interior, y toma una toalla y dos batas, cuando vuelve a la habitación envuelto en una de las batas, Samira yace desnuda al borde de la cama. —Bien dejame que seque un poco tu pelo y ponte está bata hace mucho frío. Matías pone un poco de música y empieza a secar el pelo de ella, luego que ella se puso la bata, Samira se sentía muy avergonzada, está prácticamente muda. Y eso le encanta a Matías que ella no sea tan habladora, eso es lo que él quiere una chica sin experiencia que se deje llevar. Varios minutos después tocan la puerta. —Adelante—dice Matías. Es la chica que viene con su pedido en un carrito de servicio. —Traje lo que me pidió señor. —Bien déjalo ahi—dice mientras revisa su pantalón, saca su cartera y le entrega 50 dolares de propina. La chica se retira dejándolos a ambos solos. Matías destapa la champaña y le pasa una copa a Samira, ella termina la bebida en dos sorbos, Matías le quita la copa. —Quiero que me la chupes y hagas que se levante de nuevo. Samira se arrodilla y hace lo que le dice, en poco tiempo Matías estaba excitado, la aparta, se coloca el preservativo y la tumba en la cama, introduciéndose otra vez en ella, haciéndola gemir nuevamente por lo grande de su virilidad, cuando Matías estaba cerca de venirse nuevamente se aparta de dentro de ella, tratando de calmarse, la besa en los labios y en los senos, Samira aún tiene la bata puesta y el pelo envuelto en la toalla, cuando se calma nuevamente se hizo pasó en sus paredes para volver a llevarla al éxtasis y en pocos minutos despues, sin poder aguantarlo más él deja salir, su semen en el condón. —Estuvo maravilloso—le dice mientras la besa. —Si... eres grandioso—dice Samira respirando aún entrecortada. —Alistate le diré a mi chófer que te deje en tu casa.—le dice mientras se levanta de la cama se quita el condón y lo bota a la basura. —Bien. Matías saca de su cartera los 300 dólares extras por tener sexo y los 100 por haberse dejado masturbar en la piscina y algo más. —Pero me has dado dinero de más —dice ella cuando cuenta 600 dolares. —No es dinero de más ahí está lo acordado y para que vayas al salón, además te doy para que compres otra ropa interior, es posible que haya roto la que traías puesta. Aunque quiero pedirte que cuando tengas que verme no te preocupes en ponerte ropa interior, conmigo no la vas a necesitar. Cuando Samira estaba lista, Matías le da otro beso y se despide de ella. Ya eran las 11 de la media noche, el chófer deja a Samira enfrente de su apartamento en Soho. Ella había mirado el celular para ver si tenía algún mensaje de la enfermera de su abuela, sin embargo solo tenía 4 llamadas perdidas de Hugo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD