Samira está llorando de impotencia, ya no puede articular palabra alguna, el gritarle a Matías solo lo ha excitado más.
Matías parecía un demonio, estaba totalmente fuera de sí, al Samira luchar contra él, lo ha encendido más, Matías se había bajado los pantalones, mientras la sostenía debajo de su enorme cuerpo, él le había roto la ropa interior. Cuando él la penetró de golpe Samira siente como la desgarra por dentro, siente un dolor tan inmenso, Matías tenía un pene enorme, y el penetrarla así no la ayudaba en nada.
—¿Ves cómo te hago temblar?—la besa en contra de su voluntad, y le agarra un seno por debajo de la ropa.
—¡Por favor... Matías detente!—llora aún atónita.
—¿Qué me detenga? ¡Pero si lo estamos disfrutando mi hermosa conejita!—dice él, mientras arremete con su virilidad má
