Ignorando al hijos mayor de mi prometido.

1391 Words
Había llovido todo el día, por eso Matías salió tarde del distrito financiero. Por la lluvia se tuvo que cancelar dos de las 4 reuniones que tenía pautada para ese dia. Al escuchar las noticias del clima, lo previnieron del mayor embotellamiento, por la ruta de la novena avenida, ruta que estaba acostumbrado a tomar cuando regresaba a su casa, pero debía entregar unos documentos a su padre en su oficina, así que debía tomar la ruta con el tránsito más pesado. Matías decide tomar, la ruta alterna de la quinta avenida, sintió que aunque lento el tráfico se movía de a poco, ya eran casi las 5 de la tarde, tenia una hora atrapado en el tráfico cuando mira su reloj, se da cuenta que no llegara a tiempo a ver su partido de hockey. De repente su celular suena, lo mira y ve el nombre de su padre en la pantalla. —«Hola hijo ¿ya saliste de la reunión?» —Si padre pero el tránsito es un caos, te aviso cuando esté cerca de la oficina. —«Bien no me iré hasta que llegues, igual debo esperar un correo, de Tokio, para gestionar algunas cosas desde aquí.» —De acuerdo padre, te veo en un rato—cuelga. El iba escuchando, a Ed sherand cuando ve orillado dentro de un gran pozo de agua un carro de color rojo, le pasa por al lado y ve, nada más y nada menos a Samira golpeando el guía del carro. Por lo que puede ver que el carro está apagado tal vez por estar mucho tiempo dentro del agua. El sonríe, porque los cielos la han puesto en su camino. él la rebasa en el carro y toma la derecha encendiendo las luces intermitente. Toma su capa de lluvia y una sombrilla. Se dispone a salir de su Jeep, y se acerca al carro de Samira golpeando la ventana de su carro. El puede ver la cara de sorpresa cuando ella levanta la cabeza. Matías le da una de sus sonrisas más cautivadoras, Samira lo ve y vacila, en si abre o no la ventana del carro, entonces él al verla pensativa, en modo de mandón, le hace señas con el índice que baje el cristal, cuando Samira lo ve sabe que no se iría tan fácil, ella obedece y baja un poco el cristal. —Hola mi conejita, veo que necesitas ayuda. —Hola, Matías...no te preocupes llamaré a la grúa, estaré bien. —Umm, bien pero de aquí a que llegue estarás seca de esperar, veo que estás mojada, hace mucho frío y esa calefacción, no te va a durar mucho, ven yo te llevo. Tu Penthouse está de camino a mi casa. —En verdad estoy bien—le dice. — No me hagas repetirlo, mi padre no me perdonaría si se entera de que dejé a su muñeca bella, en medio de un caos, así que baja, no hay problema yo te llevaré. —Es que...no quiero dejar el auto aquí a su suerte—le dice ella. Samira no quería nada que ver, con Matías, pero en verdad él tenía razón, ella iba a morir de frío antes de que la grúa llegará a su auxilio. Samira nota que el tránsito en ese momento comienza a fluir un poco más. —Bueno, está bien si no quieres, no te obligo, si te pasa algo luego, no me culpes— dice él mientras da la espalda. —¡Esta bien!, iré contigo, solo dame un momento. A Matías se le dibuja una sonrisa en los labios, Samira toma su bolso y la sombrilla, llama al de la grúa y sale del vehículo. Matías abre la puerta del pasajero y Samira entra a toda prisa. —No se porqué se te ocurrió salir en ese vehículo, en muy bajo y el motor se ahoga solo de mirar agua.—le dice mientras se acomoda en el asiento del conductor. —Tu padre quería regalarme otro, pero era...—no termina la oración. —¿Muy caro?—se ríe el. —Si...tu padre me regaló uno más caro pero hice que lo devolviera. —Entonces ¿no te interesa mi padre por su dinero?¿nunca le has cogido ni un dólar? Samira se empezó a arrepentir de haberse subido, al Jeep de Matías, pero por lo que le queda de orgullo, no se le iba a quedar callada, Matías debe entender que ella será su madrastra y él de cierta forma le debe respeto, además aunque ella al principio si lo hizo porque Alejandro la ayudo, ella al principio sentía agradecimiento, ya con el tiempo eso se convirtió en cariño y ahora en amor. —Matías quiero que sepas que realmente amo a tu padre, al principio él si me ayudó con todo mis problemas económicos, y hasta mando a operar a mi abuela, al principio sentía agradecimiento, ya con el tiempo yo he aprendido a quererlo, realmente lo amo y quiero cuidarlo así como él me a cuidado—le confiesa mientras lo mira a la cara. —Entonces cuando estabas conmigo...¿también yo te gusté porque te ayudaba?¿tú amor se gana así de fácil? —Yo...realmente te agradezco todo lo que hiciste por mi, pero desde un principio pusiste límites y yo me acaté a esos límites, tu y yo solo tuvimos una relación de negocios, y terminó, cuando tú padre se dió cuenta en lo que yo trabajaba, él me investigo, y me ofreció la llave de mi libertad y las tomé sin pensarlo. El no me obligó a estar con él, ni me sobornó, ni se aprovechó de mi, yo realmente vi sinceridad en sus acciones, por eso acepte ser su prometida. —¿Y si te digo que me arrepiento de cómo te traté y si quiero recuperarte?¿si te digo que me enamore de ti en cuanto vi tus ojos, que me hiciste el hombre más feliz solo con tocar mi piel? ¿dejarías a mi padre? —¡Por Dios Matías, no solo estamos hablando de mí!, yo no puedo aceptar tus sentimientos, yo prometí nunca engañar a tu padre, jure que le sería fiel, así que por favor olvida esos sentimientos, realmente quiero que seamos una familia unida, pero debes dejar de codiciar, yo no siento nada por ti—le dijo ella cortante. —¿Umm... así está la cosa?¿ Pero que pasa si no quiero?¿Acaso mi padre te hace el amor, mejor que como lo hacíamos?—dice mientras la mira. —No tengo que responderte la última pregunta, pero ya sabrás la respuesta, yo no voy a lastimar a tu padre, no quiero que te aferres a esa idea, yo hablaré con tu padre y le diré todo, así que no tienes que sonar amenazante, si es por ese lado que quieres ir, también le diré que conocí a Hugo, no le voy a esconder nada. Matías se sentía enojado, lo frustraba el hecho de que su padre le hace el amor mejor que él, que la parte intima de Samira se adapte mejor al pene de su papá, que la mente de ella lo desee, más a su padre que a él. Mientras estaba en sus pensamientos, Matías ve un edificio en construcción y divisa que no hay nadie, sin pensarlo giró y entró parqueando el Jeep debajo de la construcción. —¡Oye! pero ¿que pasa?¿porque te metes aquí así?— Samira se llena de pánico al ver que Matías baja del carro azotando la puerta del Jeep. —No pasa nada mi conejita—abre la puerta del pasajero sacando a Samira por el brazo—solo quiero saber, si en verdad ya no sientes nada por mi.. tal vez deba recordarte quién es el que manda aquí, debes haberte olvidado como yo te hacía sentir y debo recordarte lo—la lleva a rastras hasta uno de los salones y la deja caer de golpe encima de una lona. —¡Matías, no hagas esto por favor!—le grita llena de pánico. Samira no puede creer que el hombre que una vez la ayudó, sería el mismo que ahora le está haciendo daño, el hijo del hombre que ella ama.
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