Dilema

1548 Words
Desde que Alejandro salió de la cama, a puras penas y con una pequeña resaca, temprano en la mañana, se alistó para ir a trabajar, Samira lo despide con un beso en los labios. Ella se dispuso a levantarse de la cama y vestirse, para también ponerse en marcha. Llamó a Paola y a Carmen y ellas luego de 10 timbrazos fue que tomaron la llamada grupal, esas dos no pensaban levantarse de sus camas, Samira queda en verse con ellas en la cafetería. Samira salió del parqueo del edificio de su apartamento, en el porche que Alejandro le ha regalado para que dejara de tomar taxi o el metro, Alejandro la quería enseñar a conducir, pero él ponía a Samira de los nervios, y al final tuvo que tomar clases de manejo, al mes ya Samira sabía conducir sin problemas, en ese momento Samira mira el cielo y podía ver como un aguacero se avecinaba, por la gran formación de nubes grises en el cielo. Ya en frente de la cafetería, parquea su vehículo y se dirige a la entrada de empleados, Samira podía ver a través del ventanal, que el negocio estaba un poco abarrotado de clientes. —Buenos días Samira— dice Sergio mientras cargaba la máquina de café para servir 2 expresos. —Buenos dias—responde ella. —Parece que hoy caerá un diluvio, anunciaron que llovería por una depresión atmosférica, que viene del oeste—le dice él mientras entrega el pedido a los dos hombres con pinta de oficinistas. —Si...lo bueno es que hiciste los pedidos antes del fin de semana, — Así es—dice Sergio. Inmediatamente y sin pensarlo, Samira toma su delantal y comenzó a trabajar, para avanzar todo el cúmulo de ordenes que hay en el mostrador, dos horas después sus amigas llegaron al establecimiento, la fina lluvia ya empezaba a caer. —Buenos días— saluda Paola con un beso. —Buenos días—dice Carmen mientras la saluda también con un beso en la mejilla. —Hola chicas, esperen un momento, avanzo de ésta orden y tomaré mi descanso de 25 minutos. —Bien amiga, prepáranos dos cafés lattes. Te esperamos en nuestra mesita. Las dos jóvenes toman asiento en la última mesita del local cerca del gran ventanal. Cuando Samira termina, habla con Sergio de tomar su hora de descanso antes, pues por la lluvia que ya caía a cántaros, no había tantos clientes, solo 4 mesas están ocupadas. Este acepto sin ningún inconveniente. Samira pone dinero en la caja registradora, por los dos cafés lattes que hizo para sus amigas y un frapuccino para ella. —Dios ahora sí cuéntanos—empieza Carmen tomando su pedido. — ¿Cómo vas a hacer para decirle a alejandro?—añade Paola. —Para ser sincera, no lo sé y hay algo que ustedes no saben, así que agarrense de la silla. Samira les contó que conocía a Matías, y que había dormido con él varias veces, luego de haber terminado con Hugo, sus amigas no preguntaron a donde lo conoció, solo estaban impactadas, pues era demasiada coincidencia, que Samira se haya encontrado a Hugo y a Matías y en ese tiempo nunca supo que eran hermanos. Samira les explicó que fue más una aventura, ella omitió el hecho de que se acostó por dinero con Matías, pues no quería que sus amigas las menospreciaran, les dijo que como no era nada serio, dejó de verlo luego de conocer a Alejandro además, de que sintió que era muy posesivo, cosa que eso sí era cierto. Ambas amigas quedaron en shock, pues ahora sí pensaban que su amiga tenía un maldito problema encima. Samira además les contó lo que pasó en su apartamento, con ellos dos en la cocina, Hugo prácticamente la amenazó con decirle a su padre si no lo dejaba, y Matías quería estar con ella aunque ya ella vivía con su padre, porque piensa que Samira está con su padre por su dinero, en resumen, Samira les dió a entender que ninguno de los hijos de Alejandro la quería dejar feliz con su padre. —¡Dios amiga!¡Ahora si me pusiste nerviosa, estuviste con ambos hermanos, y ahora estás con su padre!¡todo ahora resulta ser una coincidencia del carajo! y no ayudo en nada que ninguno se parece a Alejandro, imagino que se parecen a su difunta madre—dice Paola. —¡Si....ya lo sé, pero con ambos ya había terminado. ¡Además nunca he visto la foto de la difunta, Alejandro no me habla directamente de ella, y Alejandro siempre llamó a sus hijos Hu y Matt!—dice impotente Samira. —Pero si es como dices no te van a dejar en paz, son muy tercos y obsesivos y si los frenas de golpe te traerán problemas, además de que lastimaras los sentimientos del hombre que te ha abierto su corazón, se que no estuvo en tu control, el destino solo los puso en tu camino—dice Paola. —Tengo la cabeza hecha un lío, realmente yo me siento enamorada de Alejandro, ¡y ahora aparecen mis dos ex, que son sus hijos!, pareciera que yo tuviera alguna maldición, se los juro... porque no hay forma de que nada de esto sea normal—dice Samira a sus amigas, luego da un sorbo largo a su frapuccino, llena de preocupación. —Como está la situación te aconsejamos que hables con Alejandro, no puedes darle largas a esto, si él se entera por casualidad, o algunos de ellos le dicen a su manera de que te conocen, y tuvieron sexo, de seguro que él querrá terminar contigo, debes aclararle que ya habías terminado con ellos y que no sabias de que ellos eran sus hijos—dice Carmen. —Si de eso estoy más que clara, debo ser yo la que le dé la noticia, pero anoche estaba tan feliz...dijo que seríamos una familia feliz, ¿como le voy a abordar con todo este jodido problema? ¿como se va a sentir luego de que sepa, que estuve con sus hijos? ¿como me verá luego? ¿ no me va a rechazar?—expresa Samira llena de preocupación. —Ay amiga, sabemos que es difícil, y sabemos cómo te sientes, pero independientemente de lo que decidas hacer, estaremos para apoyarte—dice Paola tomando su mano. —Si él en verdad te ama, lo va a entender, y si es necesario pondrá a sus hijos a raya—la consuela Carmen. Samira quería parecer fuerte delante de sus amigas, pero aquello realmente le afectaba, ella quiere tener el valor de decirle la verdad, y así continuar con su vida, ella realmente se ha enamorado de Alejandro en esos últimos 6 meses, encima siente que Alejandro realmente la amaba con cada molécula. Samira no quiere lastimarlo, ni quiere que su relación con sus hijos se vea afectada, pero tenía que elegir si enfrentar la verdad o salir huyendo y no mirar atras. Samira junto a sus amigas comieron unos club sándwich y ordenaron morir soñando, como bebida para bajarse los sándwiches, cuando pasó el tiempo de descanso, Samira se despide de sus amigas, a pesar de todo sabe que cuenta con ellas. El resto de la tarde, Samira la pasó tranquila, Jesus llegó temprano para relevar, la lluvia no cesaba y no tenía pinta de parar, ni siquiera para dar un respiro. Samira pone su mandil en su sitio, se despide de Jesús y de Sergio y con un paraguas que le prestó Sergio se dirige corriendo hasta su carro. —Wao...maldicion, mis tenis ya están hechos una mierda—susurra Samira al verse empapada de agua aún llevando la sombrilla. Sube lo más rápido que puede al vehículo, escurre la sombrilla un poco antes de ponerla dentro del carro, cierra su puerta y se pone en marcha, Samira ve que la lluvia ha hecho embotellamientos por todas las avenidas, ella enciende sus luces de emergencia como los demás vehículos y va a velocidad modelada. Samira tiene una hora casi en el mismo lugar, si pensó que sus tenis estaban hechos una mierda el tráfico era la mierda mayor, cuando ve una oportunidad rebasa un autobús y gira a la derecha para tomar una ruta alternativa, pero al tomar esa calle el agua de la calle ya subía al nivel de la acera, piensa que hubiera sido mejor tomar el metro temprano en la mañana, —¡Dios pero esto no es de humanos!—grita dentro del vehículo dando un golpe en el volante, quedando en otro tapón igual o peor del que acababa de salir, para completar su mala suerte, el vehículo se le apaga dejándola en un charco más grande que el lago del Central Park. Por más que Samira gira la llave el vehículo no quiere hacer nada, pasaron más de 10 minutos y Samira sabe que tiene que llamar una grúa para que la remolcara, y con el tapón que había sabe que mínimo se tomará entre una a tres horas llegar hasta donde ella está. Cuando de pronto alguien, toca el cristal de su ventana, ella alza la vista y ve que Matías, le sonríe con todo el amor del mundo.
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