Huele a felicidad.

1611 Words
Alejandro, no podía creer lo que sus ojos veían, su corazón aceleraba a mil por segundo, casi saliendo de su caja torácica, él toma su chaqueta y su maletín, llama a Gregory por el celular, aunque él está en la habitación de al lado. —Gregory, yo voy saliendo del hotel al aeropuerto, necesito llegar a Manhattan ahora mismo. —¡Pero señor!, ¿qué ha pasado? ¡Hoy tiene una junta muy importante, en dos horas!—le recuerda, mientras se levanta de súbito de la cama. — Mi novia está embarazada. Encárgate de todo aquí, para eso te pago, dile que la reprogramen, si no quedan satisfechos con tu explicación, si cierras ese trato duplicarse tu sueldo. Llámame solo si es de vida o muerte. Gregory aún no entiende nada de lo que está pasando, y no pide más explicación, ya él conoce a la clase de jefe que se gasta, no se daba a la idea de cerrar él solo un contrato millonario, pero si hace que todo salga bien su jefe le pagaría el doble, él piensa que no pierde nada con intentarlo. *Diez minutos antes. —Señor Valdivia, soy Ofelia—su voz sonaba preocupada y ansiosa a la vez. —Si, Ofelia, dime qué sucede—le responde Alejandro mientras hace unos apuntes en su agenda. El ya había pedido un desayuno continental a su habitación y estaba tomando su café. —Señor lo llamo porque...los resultados de los análisis de la señora Samira, que yo le hice cuando ella estuvo enferma, llegaron hace un momento...usted me había dicho que cuando estuvo en Boston la señora se hizo la pruebas de embarazo y salió negativo...pero por simple curiosidad abrí los resultados en mis manos y dicen que la señora está embarazada, entonces decidí llamarlo, porque creo hay uno de los dos resultados que a dado error, y no creo que sean los que yo les hice, a donde yo envié las muestras nunca se han equivocado con un resultado, hasta lo repiten dos veces si es necesario, llamé y me confirmaron que estos son resultados comprobados. —¿Entonces me estás diciendo que es posible que en el hospital en Boston, se hayan equivocado?—pregunta Alejandro soltando el bolígrafo y la agenda a un lado. —Es lo más probable—le responde la enfermera. —Enviame una foto a mi celular de los resultados—le ordena de inmediato—No vemos en varías horas, necesito ir en persona a ese laboratorio. *Tiempo presente Alejandro estaba tomando el avión a las nueve treinta de la mañana a Manhattan, en cuatro horas ya estaba en el Penthouse. El sube el ascensor y cuando abre la puerta Ofelia y Juana están en la cocina acabando de almorzar. —¡Buenas tardes señor, ya está aquí!—lo saluda Ofelia. —Buenas tardes señor, ¿desea algo de comer?. —No, yo estoy bien, ahora sí dime Ofelia a que te refiere, déjame ver esos papeles, aún no puedo creer lo que vi en las fotos que me mandaste. Ofelia le entrega los resultados, y le asegura que estaban sellados y no están alterados, pidió que le enviaran los resultados por correo y eras iguales. Una hora más tarde, Alejandro llega al parqueo del edificio de color pastel, un gran letrero distintivo, estaba en la entrada del laboratorio. El comprobó que realmente los resultados no se habían equivocado. —Pero entonces ¿Qué crees que pasó en Boston?, yo estaba presente cuando la doctora dijo que mi mujer solo tenía anemia y que no estaba embarazada —le dice Alejandro al analista. —La verdad es que no sabría que decirle, pudieron haberse equivocado, usted me dijo que ese hospital parecía un caos por el accidente que hubo, es posible que se hayan mezclado o extraviado la sangre de la prueba de su esposa, todo puede pasar, pero aquí no cometemos errores, ya usted vio lo bien organizados que estamos, hasta el director vino a darle la cara y hablo con usted. Puede traer a su esposa y si es lo contrario no solo le devolveremos lo que pagó, yo le juro que me retiro de esto y me dedico a otra cosa si yo me equivoco. Su mujer tiene en este momento un mes de embarazo, debe ir a la prenatal y comenzar a cuidarse, se le asignará un Obstetra, para los chequeos —Muchas gracias, en verdad se lo agradezco—le responde él. Alejandro sale disparado como una bala, sube a su vehículo junto a Ofelia y volvieron al Penthouse. Alejandro necesitaba noticias frescas de su mujer, alistó su pequeña maleta y se dirigió nuevamente al aeropuerto pero ésta vez, para ir a Boston. —Si, Dimitrov, voy camino al aeropuerto, ¿Aún no tienen noticias de mi mujer?—pregunta ansioso. —No, ella no ha usado las tarjetas de crédito del monedero que le pusiste en su mochila, ni su seguro social ni su identificación, ya tengo las principales carreteras de salida y entrada de Boston, totalmente monitoreadas. Ya unos colegas policías de la zona principal, tiene toda su informacion. Arturo está haciendo un recorrido por las agencias de empleos, haber si carga con algo de suerte, yo me dirijo a los hospitales principales por si se ha atendido. —Entiendo, nos vemos en un par de horas—le dice y cuelga. Por otro lado, Samira sale de la casa de veraneo de su amiga con rumbo a la cafetería Aromas, ella le comentó a su abuela del hallazgo que tuvo el día anterior, así que se encontrará con el agente de bienes raices. — ¡Hola Samira!—la saluda Carolina —¿Te preparo un café? Ya te está esperando el señor abogado —Si, n***o por favor— responde ella—si él ve avisó que ya estaba aquí. —Hola soy Samira usted debe ser Carlos García. —Asi es, un placer, bien me dicen aquí que ya vio ayer el apartamento. —Si, ya lo vi, solo me gustaría saber cuál es el precio—responde ella. Carolina le lleva su café a Samira y se queda a su lado, pues su hermano ya había llegado de traer unas cajas de donas para poner en el recibidor de postres. —El precio de cualquier vivienda aquí, anda desde los cincuenta mil dólares hasta los seiscientos mil y más, Cristian me había dicho que el dinero lo necesita con urgencia, para pagar al banco, y así saldar su deuda, sino el banco le subirá los intereses y podría perder no sólo el negocio sino también la propiedad completa, tu sabes lo problemas que los bancos causan, por un día de atraso quieren hacer líos. —Si...se a lo que se refiere. —Hey ¿Como están?— pregunta Cristian al acercarse a la mesa y halar una silla para sentarse. —Todo bien gracias—responde Samira —Continua por favor, Carlos—le dice Cristian al agente inmobiliario. —Bien... el precio del apartamento, es de treinta mil dólares, más dos mil dólares de cierre de contrato, y gestiones inmobiliarias obligatorias, los servicios de gas, agua y luz, no estan incluidos, se pagan mensual a esas compañias. Pero están pagos hasta el mes que viene, Esos servicios están separados de los de la casa principal, tendrás tu propia entrada dependiente, el vendedor solo te incluye el pago de la recogida de basura. Pero me dijo ayer que si trabajas con él tendrías el desayuno gratis para dos personas, por el tiempo que quieras.Tendrás tu título de inmediato con todas las especificaciones, si en un futuro el dueño quiere vender la cafetería, o los apartamentos del segundo piso, él no puede tocar tu espacio sino deberá pagarte el doble de la suma para que te puedas mudar. A Samira le encantan esas cifras, lo que tenía ahorrado le alcanzaría para comprar la casa y comer, además ya tenía un empleo esperando por ella, lo cual la hizo muy feliz. Tenía incluido un bono de desayuno para todo el tiempo que ella quisiera. —Bien, me interesa la casa si es asi, me gustaría firmar hoy mismo. —Por supuesto—le dice el agente—debe depositar el dinero a esta cuenta, o hacer la transferencia. —Yo...tengo el dinero en efectivo—le dice al agente. —Pero es bueno para ambas partes que halla un registro del banco, eso le abrirá las puertas a préstamos más adelante si desea sacar un carro o si desea venderlo, tendría más valor—le dice mientras le pasa la tarjeta con un número de cuenta. —Haz el depósito, u tendré el papeleo listo para ser firmado por ambos. Samira pasa por la casa a buscar el dinero y luego por el banco, ella hace el depósito luego de dar su información de Identificacion y seguro social. Automáticamente Dimitrov recibe una llamada de uno de sus colegas. —Dime que tienes buenas noticias Roger—le dice Dimitrov a su amigo Hacker de información clasificada bancaria. —Si, la chica que me pediste que localizara, parece que hizo transacción en el banco Santander en Salem, por lo que veo compró una casa, pero es extraño las casas de esa área cuestan más de doscientos mil dólares. Será que compró alguna cochera. El nombre que le vende es Cristian Andújar, hombre soltero, 30 años, pelo rubio, ojos verdes, sus padres murieron hace cinco años, tiene una hermana menor y abrió hace dos años una cafetería de nombre Aroma, te envío todo a tu correo, me debes un trago.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD