EN LAS MANOS DE UN CEO IMPONENTE Y SUS DOS HEREDEROS.

Aquí está mi muñeca.

Alejandro se hospedaba en un hotel pequeño en Salem, desde que se enteró de toda la información que su amigo le hizo llegar por teléfono de que su muñeca estaba en Salem, no quiso perder tiempo en Boston.

Prefiere hospedarse en una casa de huéspedes en vez de un hotel, Morning Glory Bed casa de huéspedes, queda varias cuadras de la cafetería Aroma, ya sabe que su muñeca compró algo para vivir ahí, aunque no sabe exactamente qué era, imagina que tiene miedo de gastar el poco dinero que tiene, así que por eso lo habrá invertido.

Alejandro de camino a Salem, quería simplemente buscarla y llevársela aunque sea a la fuerza hasta Manhattan, pero sabe que eso no va a funcionar, su muñeca puede desaparecer en cualquier momento si así ella se lo propone y no considera la idea de encerrarla, pues eso ya no sería amor. Además sabe que está herida por sus propios hijos, nadie quisiera ver al padre de los dos tipos que la han violado, por más amor que él cree ella siente por él. Así que opta por irse a lo seguro, estudiar la situación, su entorno, ver cómo la puede apoyar, quiere facilitarle la vida. Y eso sin contar que espera a un bebe, no puede exaltarla ni darle preocupaciones, Alejandro vió todo tipo de videos de embarazadas, como tratarlas, también vió como el feto se desarrolla desde la primera semana hasta que nace, casi llora de la emoción, ya sabe lo que debe evitar hacer o decir, cual debe ser su alimentación y su cuidado, para que tanto la madre como el bebé estén seguros.

Por otro lado, Samira habla con sus amigas y les da la buena noticia de que compró una propiedad a precio de ganga. También le pidió a Paola que pase por su antiguo trabajo y hable con su ex jefe para que le envie copia de sus cursos concluidos y su diploma de barista, pues él se los mando a hacer.

—Abuela desde que limpie, el apartamento nos vamos a mudar, te va a encantar, ya verás.

— Hay mi niña, solo quiero que te cuides, no has ido al hospital a hacerte un chequeo.

— Cristian me aseguró el empleo, solo espero por los documentos que Paola me va a enviar, debo ir al médico a hacerme las pruebas para empezar a trabajar, así que mataré dos pájaros de un tiro, así estarás más tranquila, tengo que llenar el formulario de empleo para firmar luego el contrato.

—Me alegra, no quiero partir de esta tierra basta no ver que estás tranquila y feliz—le dice sinceramente.

—Hay abuela no digas eso, tendré abuela para rato ya verás jejeje, no te vas a deshacer tan rápido de mí— le dice Samira bromeando.

Pasaron varios días, Samira y su abuela se mudaron a su nuevo hogar y Pamela le envío todo lo que Samira le había pedido. Así que solo le faltaba ir al hospital. Samira pagó la factura y entra a tomarse las muestras incluyendo las de sangre.

—Los análisis estarán listos para mañana en la hora de la mañana—le dice la analista de la pequeña clínica.

—Bien volveré mañana—le avisa Samira, se levanta y vuelve a su nuevo hogar.

Samira preparo un rico almuerzo, y lo comió junto a su abuela, su abuela vuelve a tejer para vender las piezas de ropas por internet, y así sentir que ayuda a su nieta. Samira camina hasta su ventana con una taza de té, donde se deja ver una pared forrada de plantas trepadoras, la pared totalmente verde y con algunos brotes de flores la hacían relajar, en ese momento extraña a Alejandro, extraña su voz, su risa, y su mirada, sus mimos extraña como él la llamaba "su muñeca bella".

«Samira ya déjalo ir, ya has estado semanas aquí y no sabes nada de él, debe haberse resignado y hecho su vida, Alejandro es un ceo imponente, un multi millonario y le sobran las mujeres en Manhattan».—piensa para si misma.

—Buenas noches señora Kin, ¿sabe si una cafetería que vi a varias cuadras, de nombre, Aroma, hace servicios a domicilio?—pregunta Alejandro a la dueña sentada en una sala común que los huéspedes podían usar.

—Para ser sincera, no se, no soy muy amante al café de la calle, prefiero prepararlo yo misma.

—Entiendo, bueno gracias de todos modos—se disculpa y sale a la calle para caminar a los alrededores con ropa deportiva una sudadera con capucha, pantalón holgado para correr, unos tenis, lentes oscuros y una gorra.

Alejandro va en la acera contraria a la cafetería, entra a una tienda donde venden mapas, souveniles y libros para los turistas.

—Buenas noches, si te gusta algo o necesitas saber algún precio me dices—le dice un hombre de mediana edad.

—Si gracias—le responde Alejandro, mientras le da paso a dos clientes que iban saliendo.

De pronto Alejandro ve a Samira con una manguera a presión echándole agua a unas macetas con pinos, que daban a su entrada al lado de la cafetería. Trae un vestido rosa muy sencillo y unas sandalias bajitas, y trae un pañuelo atado en el pelo. La ve tan hermosa que se queda alelado. El nerviosismo lo hace tomar un mapa de una pila de mapas y lo abre para cubrirse el rostro, piensa que tal vez ella puede verlo, él se asusta y se gira cuando ella se queda mirando a su dirección, el dueño del local ve su acción y la encuentra extraña, pero no le hace mucho caso, ve que el cliente aunque va con ropa de deporte, su cuerpo bien esculpido, ropa de marca, un reloj Bulova deportivo lo hacen ver caro, así que sabe que no está ahí para robarle, en Salem llegaban todo tipo de personas, luego entra una mujer con tres niños, y de esos clientes si debe tener cuidado porque los niños rompen las cosas y las ocultan.

Samira termina de regar las plantas y entra por el portón de metal.

Alejandro compró un mapa y una brújula para no salir con las manos vacías de la tienda, se sentía muy feliz de ver a su mujer, aunque sea a lo lejos, piensa que no se le ve la pancita porque aún su bebé es muy pequeñito, Alejandro siente nostalgia ya quiere abrazarla y morirse en sus brazos, extraña todo de su muñeca, y a la vez se sentía triste, no sabe cómo va a reaccionar su muñeca cuando lo vea y eso hacia que su corazón se le encogiera en el pecho. El decide no pensar en eso y se retira hasta donde se está hospedando.

Llego la mañana y Samira va hasta la clínica para buscar los análisis y llevárselos a Cristian.

— Vengo por los resultados—dice Samira mientras le pasa el ticket que le dieron para retirar los resultados.

—Deme un momento y se lo traigo.

La chica buscó el sobre con el nombre de Samira y se lo entrega.

Samira hecha el sobre en su cartera, sale de la clínica y se dirige a la cafetería.

—¡Buenos días Sami! —la saluda Carolina.

—¡Buen día Carol!—le responde ella.

—Si buscas a mi hermano está atrás, puedes pasar—le señala la puerta que da a la cocina, mientras sigue con sus tareas que le dejaron en el colegio, el día antes.

—¡Hola buenos días!—anuncia Samira antes de dar más pasos al interior de la cocina.

De repente le sale Cristian solo vistiendo una franela y unos pantalones, escuchando musica con unos audífonos, cargando un saco de harina al hombro. Samira en segundos reacciona, pues casi chocan.

—¡Oh por Dios disculpa!¿Te asusté, te hice daño?— pregunta ansioso Cristian mientras se quita los auriculares.

—No...no te preocupes fui descuidada debí llamar desde la puerta o esperarte sentada en la cafetería—le dice mientras ve como las gotas de sudor ruedan por su cuello, pecho y brazos.

La franela marcaba todos sus músculos al estar húmeda de sudor, mostrando la silueta de sus tetillas y sus pantalones eran bastantes ceñidos al cuerpo, marcaban su paquete y su grande y firme trasero.

Cristian, por la mirada desviada de Samira, se da cuenta que casi está desnudo frente a ella pone el saco en el suelo y se dirige a una silla en la esquina donde había tirado su camisa.

—Me disculpo, por mis fachas, el extractor se dañó por eso hace mucho calor, y opte por quitarme la camisa.

—Ah...ya veo, bueno solo vine a traerte los resultados de todos los análisis, está todo sellado.

—Bien déjame ver, busco el contrato que deje aquí, y lo firmas.

En ese momento Cristian toma asiento en la silla en frente de una pequeña mesa improvisada como oficina o área de papeleo. Toma un abre cartas y saca los resultados de Samira y lo que ve hace que miré a Samira a los ojos intrigado.