DECISIONES IMPORTANTES

1648 Words
*ALGUNAS HORAS ANTES* Joonam salía de la sala de sesión junto al consejo para la reunión que tendrían. Estaba bastante molesto por la noticia que acababa de escuchar. Su pareja de vida se casaría con otro hombre ¿acaso el universo se estaba burlando de él? Aquella reunión con el consejo fue de mal en peor. Joonam discutía con los miembros para evitar que la sentencia se llevara a cabo, bueno, en realidad solo quería evitar el matrimonio de Lorena y eso era lo que para los demás, hacía confusa la situación. Había momentos en que Joonam estaba a favor de la solicitud y otros, en contra. Nadie lograba comprender su posición o la razón por la que se comportaba de esa manera. Jamás lo habían visto tan exaltado y eso les preocupaba. – ¿Quieres dejarla libre o no? –preguntó en un momento uno de los miembros del jurado sin entender nada. – Necesito tomar aire –exclamó Joonam poniéndose de pie y saliendo de la sala bastante molesto. Por supuesto que quería que Lorena fuese libre, era lo que había querido durante largo tiempo y por eso mismo cuando Lily, su asistente, le había hablado de la solicitud de libertad condicional a la que Lorena aplicaría, se había sentido feliz y hasta emocionado. Él la apoyaba aunque sabía bien que era difícil que aprobaran aquel pedido, pero tenía esperanza en que las cosas resultaran de forma positiva porque aunque no era amigo de Robert, ya que por décadas habían tenido sus diferencias, estaba seguro que era un buen abogado, así que en aquel momento, estaba de acuerdo con el proceso. Sin embargo, todo cambió de golpe y se sentía frustrado. Si le hubiesen dicho en aquel entonces lo que Robert planeaba, probablemente habría detenido todo el asunto antes de que llegara tan lejos. Él habría preferido hacer las cosas por sí mismo. Lamentablemente, por ser el jefe de la prisión, no podía representar a Lorena ni ayudarla de la manera en que Robert u otro abogado podía hacerlo, existían ciertas reglas, sin embargo, Joonam tenía su plan e iba dispuesto a hacer todo lo posible para que aquel hermoso ángel saliera libre. Sabía que esa era una oportunidad que no debían desperdiciar, así que había llegado al juzgado ese día con la intención de aplicar todas sus influencias y poder para lograr a toda costa, que aprobaran la solicitud. Para su desgracia, nada salió como planeaba y todo cambió mucho más rápido de lo que hubiese imaginado. En un par de horas pasó de estar positivo y emocionado a terriblemente molesto y frustrado. Robert había transformado por completo los sentimientos que tenía hacia aquella petición. Joonam quería apoyar a Lorena porque consideraba que ella se merecía ser libre, que ya había cumplido con el castigo que merecía, pero las cosas no se las estaban poniendo fáciles, sobre todo porque antes de este imprevisto, Joonam había pensado en algo más. Lo cierto era que desde que Lily le había hablado de aquella solicitud, él había estado pensando mucho en la posibilidad de que Lorena pudiese salir y también había imaginado como sería todo luego de que eso sucediera. Su mente no dejaba de dar vueltas con la idea de que aquellas reglas que evitaban que ambos pudiesen estar juntos, ya no existirían tras su liberación y quizás, en esas circunstancias, él pudiese tener la oportunidad de ser feliz con ella. Joonam caminaba con rabia por el pasillo del juzgado. No encontraba como liberar la frustración que sentía. Vio a la chica rubia que había sido su novia por tantas décadas acercarse a él y eso le molestó, pero no quería ser grosero, ella no lo merecía. Así que con un “ahora no, cariño” lo más amable que pudo soltar, se alejó de ella y de todos a su alrededor. Necesitaba estar solo. Aquella noticia de que Lorena se casaría, la estaba tomando muy mal. Intentaba no parecer muy obvio, pero era una tarea que le costaba, sobre todo cuando al discutir con el consejo, él mismo se debatía internamente en si debía o no aceptar la solicitud. Sabía que si la rechazaba, lo más probable era que la chica perdiera su mejor oportunidad de salir de prisión, pero si la aceptaba, ella sería libre para correr a los brazos de otro hombre. Se sentía tan frustrado que quería gritar. Se negaba a aceptar que lo que ocurría era verdad y por un momento pensó que ella solo lo estaba haciendo para salir de ahí. Esa idea lo golpeó fuerte, pero le dio algo de esperanza. Quizás, Lorena no quería realmente a Robert y solo hacía eso para salir de ahí. Suspiró. Si era así, él sabía que no estaba bien, pero por primera vez en los más de dos siglos que llevaba trabajando en aquel sitio, estaba dispuesto a romper las reglas. Si ella le decía que no amaba a Robert y solo andaba buscando salir de ahí, él la apoyaría, él mentiría por ella y aceptaría esa solicitud, incluso aceptaría que se casara con Robert mientras se cumplían todos los plazos para que luego ella pudiese divorciarse y finalmente, irse con él a ser felices. Sabía que debía esperar mucho tiempo para que eso ocurriera, pues no sería algo inmediato, pero ya había pasado 100 años manteniendo sus sentimientos ocultos, así que algunos años más no le afectaría, sobre todo si estaba seguro que luego de aquella espera, Lorena sería finalmente suya. – Necesito hablar con ella –se dijo en un susurro durante su debate. Joonam suspiró y emprendió su búsqueda, pero por más que daba vueltas al lugar no lograba encontrarla, así que decidió preguntar al guardia de seguridad, quien le dijo que la había visto partir junto a Robert hacia la pequeña habitación junto a la sala. Caminó apresurado hasta el lugar y se detuvo fuera de la puerta a esperar. – Señor King –saludó a Robert en cuanto lo vio salir. El hombre borró por completo la sonrisa que traía cuando se cruzó con su rival, pero él tampoco estaba de humor para discutir y sabía que Hans lo estaba esperando, así que se limitó a regresar el saludo. – Señor Leng –exclamó mientras caminaba lejos de ahí. Unos momentos después veía aquellos ojos color miel aparecer frente a él y antes de que ella pudiese ir a cualquier otra parte, la invitó a regresar a ese espacio privado para hablar. Nuevamente las cosas no salieron como Joonam esperaba. La reunión con Lorena terminó siendo peor para su estado emocional y mental. Ella aseguraba que quería a Robert y estaba feliz de casarse con él. Eso lo destrozó por completo, pero a diferencia de lo que habría esperado, hablar con ella le ayudó a tomar una decisión. La amaba y siempre habría creído que cuando amas a alguien, debes dejarlo libre, así que aunque aquella libertad significara que ella sería feliz con alguien más, no importaba. Él encontraría la manera de seguir lidiando con su sed eterna siempre y cuando estuviese seguro, que ella era feliz. – Terminemos con esto –exclamó con decisión al regresar a la sala de reunión con el consejo. Los presentes escucharon atentamente el discurso que Joonam les dio sobre por qué creía que Lorena debía ser liberada. Aunque no estaba en el mejor estado mental para poder usar sus habilidades, puso su mayor esfuerzo para asegurarse de lograr que todos estuviesen de acuerdo con él. – Ya habiendo decidido esto, entonces es hora de discutir las condiciones que aplicaremos –exclamó Hans luego de acordar la aprobación. Las primeras condiciones no eran complicadas y de hecho, Joonam ni siquiera tuvo que usar su talento especial para convencer al consejo, todas las sugerencias que él daba, las estaban aceptando sin problema. Al parecer, a ninguno le molestaba la idea de aplicar los tiempos mínimos con Lorena y mucho menos, si él sería quien supervisaría todo el proceso. En ese momento se dio cuenta que le tenían mucha más confianza de la que él creía y se sintió bastante orgulloso por ello, ya que durante mucho tiempo intentó alejarse de la mala imagen que su familia tenía y tras tanto esfuerzo, por fin sentía que lo había logrado. Sin embargo, las cosas no podían ser perfectas, nada lo era y pronto, toda aquella receptividad cambió de golpe, pues decidieron tocar un tema que Joonam había tratado de evitar a toda costa, pero aunque lo odiara, sabía muy bien que era inevitable. – Debemos hablar de las condiciones del matrimonio –pidió Hans a los demás miembros. Joonam se tensó. Nuevamente la ansiedad y la frustración regresaron a él– nunca hemos puesto condiciones para un matrimonio –rió– pero debido a las circunstancias, creo que esta vez es necesario, en especial porque el señor Leng dejó muy en claro las dudas que sentía con respecto a todo esto, así que creo que debemos acordar las reglas con las que todos nos encontraremos tranquilos. Joonam maldijo para sí mismo. La falta de control sobre sus emociones lo había metido en este lío. No quería discutir sobre eso y menos tener que pasar varios años supervisando aquel matrimonio para “asegurar” que todo era real. Cuando volvió a la sala de reuniones, su expectativa era simplemente ayudar a Lorena a salir de ahí y al igual que como había pasado con el resto de los reclusos que habían cumplido sus castigos, tenía la esperanza de no volver a saber de ella, porque aunque tenía que cumplir con las supervisiones, planeaba enviar a Lily a hacerlo por él y así olvidarse de todo el asunto, pero ahora, gracias una vez más a su enorme estupidez, iba a tener que presenciar en primera fila, como la mujer de su vida, era feliz con otro hombre.
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