Una ligera inclinación

1521 Words
Al amanecer nos levantamos a las seis de la mañana, así que nos dirigimos al baño donde nos cambiamos, tomamos café y comimos algo de fruta para después comenzar a prepararnos para comenzar a caminar. Nos pusimos los arneses y nos dieron nuestras anclas para colocárnoslas antes de salir.  No me había detenido a apreciar el lugar, así que al momento de detenerme para acomodar mis anclas pude observar que la peña se encontraba frente a nosotros de manera muy imponente, el lugar tenía una zona de hamacas y en la parte superior había una cocina donde podías preparar tu propia comida, la parte inferior era una de las orillas hacia el cerro donde se encontraba un temazcal y más zonas para acampar. Cleo y yo nos quedamos apreciando el lugar hasta que Rogelio nos habló para comenzar a avanzar.  No caminamos por donde llegamos, comenzamos a caminar como si fuéramos a la peña, nos adentramos por el campamento hacia el cerro, donde cada que nos alejábamos mas, podíamos ver una gran cantidad de rocas para escalar, era como un parque de diversiones para los escaladores, el camino se alargó bastante, pero teníamos una vista maravillosa, nos encontrábamos en una de las zonas más altas y se podía apreciar la peña y el pueblo a lo lejos, Rogelio parecía no cansarse a pesar de que tenía una enorme mochila con bastante peso. Caminaba bastante rápido y seguirle el paso parecía imposible. La mayoría de personas que nos encontrábamos detrás del estábamos exhaustos. - ¡Se me están congelando los mocos! - le digo a Alejando, unos de los guías.  -Los mocos no se congelan- Me dice Alejandro- Se derriten para expulsar el líquido de tu cuerpo y que no te congeles.  -Oh, entonces se me están derritiendo- le digo pasado mi brazo por la nariz- ¿Cuánto falta? - le pregunto a Samuel.  -Pues estamos por llegar al pueblo, después pasaremos por unos escalones y comenzaremos a escalar- Me responde.  Lo hizo sonar muy sencillo, ya que realmente no fue así. Primero llegamos a una parte donde había una puerta de madera, esta se encontraba en medio de una pared que la mitad estaba hecha de piedras y la parte superior estaba cubierta por unos alambres, a la derecha había una pequeña cabaña así que no pude evitar sacar mis dudas.  - ¿Por qué hay una cabaña y una puerta en medio del cerro? -Es del dueño- Me responde Rogelio- el dueño del campamento es el dueño de todas estas hectáreas del cerro, la puerta esta para que puedan controlar el paso al cerro y a las zonas de escalada, la cabaña es como una caseta de cobro, pero como nosotros ya estamos hospedados en el campamento podemos pasar para entrar y salir sin problemas, solo que no abren temprano y no podemos esperar a que abran.  -Oh pues tiene una gran parte de las rutas de escalada.  -Si por eso es área protegida. - me responde Rogelio al momento en el que me ayuda a subirme para brincarme al otro lado de la puerta.  Cuando todos estábamos listos comenzamos a caminar, esa puerta delimitaba el cerro y el pueblo, ya que al caminar unos pocos metros más adelante nos encontramos en una calle llena de casas algo viejas, había algunos ranchos y casi al llegar a una explanada que estaba antes comenzar a subir las escaleras de la peña había varios hoteles.  Al llegar a la explanada caminos hacia una zona alta donde había restaurantes y puestos de bebidas con alcohol preparadas, al finalizar ese camino iniciaban las escaleras a la peña.  Todo parecía ir bien los primeros diez metros, pero conforme avanzábamos los escalones se hacían cada vez más grandes al punto de deformarse y de solo ser rocas enormes unas sobre otras.  Poco menos de la mitad del camino la mayoría de nosotros ya estábamos agotados, nos dolían las piernas y casi no podíamos dejar de hiperventilar gracias al cansancio y al frio que estaba haciendo.  - ¿No que solo unos escalones? ¡Samuel! - le reclama Cleo.  -Ya casi llegamos- nos dice muy tranquilo y nada cansado. En ese momento pasan varias personas con cuatro o más cajas de bebidas apiladas sobre sus hombros asegurados por una cinta. - Y ustedes están llorando por subir con una mochila de seis kilos.  Cleo y yo nos volteamos a ver con una cara de asombro al ver a las personas subir.  -No pues la verdad mejor ya no me quejo- le digo a Cleo.  -Sí, estoy de acuerdo. - me dice Cleo.  Al llegar a la parte donde comenzaríamos a escalar, los guías comenzaron a sacar su equipo para prepararnos para escalar.  Utilizábamos dos rutas, una relativamente fácil para cualquier escalador, llamada la bernalina, y otra un poco más complicada llamada el lado oscuro de la luna. Yo subiría por la bernalina y Cleo por el lado oscuro.  Los primeros en subir fueron Alejandro con Paulina y la hermana menor de Fabiola, después prosiguió Rogelio con dos hombres llamados Aron y Damián por el lado oscuro de la luna.  Cleo y Ariana siguieron después de Rogelio.  Al salir de la primera reunión la cordada de paulina, comenzó a escalar mi guía y yo inicie a asegurarlo. Al llegar a la reunión se anclo a la cadena y comenzó a recuperar los metros de cuerda sobrantes, después aseguré mi nudo y comencé a escalar, tres metros detrás mío venia Fabiola así que teníamos que procurar mantener la distancia correcta y no caer.  En total eran 6 reuniones, pero en la segunda tuvimos que quitarnos las gatas para descansar mientras yo aseguraba a mi guía para que subiera.  Es impresionante como en la escalada tienes que confiar plenamente en todo, no solo en ti. Tienes que confiar en tu instinto al tomar una piedra y que no esté a punto de caerse, tienes que confiar en cada paso que das y en que al entrar en algún movimiento donde tengas la posibilidad de caer, la persona que te asegura está atento para cualquier situación y podrá detener la cuerda para que no caigas al precipicio. Cuando escalas a un lado de alguien tienes que confiar en que la otra persona está segura de lo que hace, de que no caerá repentinamente sin avisarte antes, ya que, si esto pasa ambos podrían salir lastimados, tienes que confiar en que tu pareja lleva la distancia correcta y no va ni muy cerca ni muy alejado, la comunicación es esencial para que todo funcione y nadie salga lastimado. El escalar un lugar así de alto no es tan fácil como parece, es una situación llena de emociones encontradas y valor donde tu única opción es subir, ya que pasando la primera reunión el bajar se vuelve más riesgoso.  Cuando estábamos por salir de la segunda reunión teníamos que pasar por una pequeña inclinación, de la cual yo no estaba muy segura de cómo hacerla. -Te desanclas cuando pase esta parte y los tres metros de cuerda que nos separan estén por terminarse- le digo a Fabiola.  -Está bien- me dice haciéndose a un lado para que yo pasara.  Inicie a escalar la pequeña inclinación, pero mi guía no me estaba recuperando cuerda, comencé a tener algo de miedo ya que si caía caería casi seis metros, pero a pesar de eso seguí escalando. Mi guía estaba a más de 30 metros de distancia de nosotras y la roca hacía imposible la comunicación en ese punto gracias a que el sonido rebotaba y no llegaba hasta el guía, así que por más que gritaba la palabra "cuerda" para que comenzara a recuperar no lo hacía.  Casi estaba por pasar la inclinación, cuando decidí colocar un talón en una piedra demasiado lisa donde me fue imposible hacer fricción para apoyar, al querer levantarme con ese talón, este simplemente resbalo provocando que callera más de seis metros. Fabiola afortunadamente seguía anclada así que no la hice caer solo se jalo un poco el nudo de su arnés. Yo estúpidamente me aleje de la roca a media caída al colocar mis pies en la roca e impulsarme hacia fuera, donde lo único que provoque fue que me girara y chocara con la espalda.  - ¿Estás bien? - Me pregunta Fabiola.  -Si- le respondo algo sofocada reincorporándome.  volví a escalar y logré pasar la inclinación con un movimiento menos estúpido. Al estar en la tercera reunión pudimos descansar un poco más y comer algo de snack, la reunión era más amplia y teníamos espacio para sentarnos. Cuando comencé a asegurar al guía para que comenzara a escalar Fabiola estaba distraída en el celular, el guía estaba por llegar a la cuarta reunión pude notar un nudo así que le pedí ayuda a Fabiola.  -Fabiola hay un nudo, el guía está por llegar y no tenemos mucha cuerda sobrante- Fabiola guarda su celular y comienza a intentar deshacer el nudo.  - ¡Mierda Dara es mucha cuerda! - Me dice Fabiola algo asustada al ver la cantidad de cuerda que se encontraba enredada, yo me giré y pude ver fácilmente diez metros de cuerda enredada en un enorme nudo.   
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