Una historia de aventuras sin final

-Amiga no pude evitar notar que llevas aquí más de cuatro horas, ¿Está todo bien? - Me pregunta un chico con acento claramente mexicano. -Si solo espero a alguien, gracias- El chico media casi dos metros y tenía ojos color azul, una tez muy clara y cabello n***o. -Oh- me dice algo sorprendido- ¿No eres de Colombia cierto? -No, soy de México pero llevo unos cuantos meses viviendo aquí, creo que mi acento me delata- El chico solo asiente- A ti igual ¿De dónde eres? -De México, vivo en Veracruz ¿tú de que estado eres? -Estaba por responder cuando me interrumpe- No espera, no me digas yo adivinare... ¿Jalisco? -Si- le digo algo extrañada ya que no lo había visto jamás en mi vida y el tipo ya sabía demasiado de mí. -Tranquila, no soy un acosador- se apresura a decirme- Los tapatíos tienen un aspecto muy peculiar, usualmente tienen ojos muy atractivos- yo me quedo callada unos segundos sin saber que responder- Además...tu aspecto es particularmente tapatío, cabello claro, tez clara déjame adivinar ¿Tienes descendencia europea, pero eres mexicana? -Si...como la mayoría de las personas en México. -Sí, pero parece que los tapatíos adoptaron más genes extranjeros que en otros estados, y es de suponerse estuvieron también los franceses, españoles, gallego y una variedad de más europeos...Perdón soy un maleducado me llamo Cristopher soy historiador y vengo por trabajo- me dice extendiéndome la mano a lo que yo solo la estrecho desconfiada. -Oh ¿y en que trabajas? - Le pregunto antes de proporcionar cualquier tipo de información. -En un canal de historia estadounidense. - El abre una mochila que tenía en la espalda y me enseña un gafete de su trabajo donde corroboraba los dantos mencionados anteriormente. -Que bien...Soy Adara, pero me puedes decir Dara. -Bonito nombre ¿Por qué llevas tanto tiempo aquí Dara? -él se da cuenta de mi incomodidad y reacciona al instante- Perdón soy demasiado confiado, pero es que yo llevo esperando a alguien una hora más que tú y estoy desesperado así que cuando te vi pensé que tal vez tu igual estabas algo enfadada de estar tanto tiempo aquí sola por lo que decidí hablarte. -Lo siento soy algo desconfiada, no soy de Santander- le digo algo más calmada- También espero a alguien, se suponía que llegaba hace cuatro horas pero su vuelo se canceló y tuvo que esperar otro que salía dentro de ocho horas más tarde. -Pensé que vivías en Colombia- me dice extrañado. -Sí, pero en Medellín- le respondo. - llegue hace 4 horas y se suponía que vería a una amiga aquí. - ¿Tu amiga también está en Colombia? -Sí, conmigo en Medellín, pero fue a visitar a sus padres en Guadalajara y se suponía que hoy nos veríamos en Santander para ir a escalar con unos amigos... ¿Tú a quien esperas? -A mi compañero de trabajo, le paso lo mismo que tu amiga Guadalajara, Tal vez ambos venían en el mismo vuelo ¿No crees? – me dice sentándose a un lado mío. -Puede ser, es lo más probable. -Así que estaremos 10 horas aquí esperando a nuestros amigos- le termino de decir algo agotada y estresada. -Así parece- Me responde con la misma actitud de desesperación y cansancio. - Pues tenemos tiempo para conocernos. -Si...supongo- Le digo algo seca y desanimada. - ¿Cómo es que terminaron viviendo en Colombia? - me pregunta tratando de sacar un tema de conversación. -Pues ambas queríamos un cambio, así que terminando la universidad Cleo y yo decidimos irnos a vivir a Medellín, conocer más zonas de escalada y otro país, realmente solo queríamos un cambio para ambas. - ¡Oh¡ ¿así que escalan? ¿Cuánto tiempo llevan escalando? -La misma cantidad de años que tenemos de amistad, ocho años aproximadamente -Esos son muchos años- me dice asombrado-Suena a que tienen una amistad llena de aventuras. -Lo es...pero créeme no todas son aventuras agradables. - ¿A qué te refieres? -En muchas ocasiones afortunadamente salimos con algo de dignidad...o vivas- El chico suelto una ligera risa. - ¿Cómo que vivas? -Pues en una ocasión casi morimos congeladas y después de insolación y deshidratación en una montaña. En otra entraron a robar la casa donde estábamos, pero con ambas dentro y despiertas, ¡oh! y hay otra ocasión  donde yo casi muero de una intoxicación alcohólica y mi amiga al mismo tiempo casi es secuestrada. -Creo que no puedo ni imaginar cómo pudieron ser esas situaciones-Me dice algo asombrado. -Pero no todas fueron malas, muchas fueron muy agradables la mayoría escalando o en viajes. -Y ¿Cuál es su historia? - ¿Nuestra historia? - le pregunto extrañada. -Sí, ya sabes ¿Cómo se conocieron? ¿Qué aventuras tuvieron? O desgracias al parecer. -Es una historia muy larga tardaría horas en contártela. -Tenemos horas de sobra- me dice algo emocionado. -Vamos no puedes decirle a un historiador que tienes una amistad muy buena con bastantes aventuras y no contármela. -Está bien- le respondo cediendo- tienes razón tenemos tiempo de sobra.... ________________________________________________________________________________ En junio del 2015 mi madre decidió que yo y mis hermanas debíamos tomar algún tipo de clase extra, estábamos acostumbradas a tener clases de actividades recreativas después de la escuela, ya habíamos estado en clases de Jazz, danza árabe, inglés, pintura etc. Mi hermana aún se encontraba en la primaria por lo cual ella decidió volver a las clases de Jazz, ya que no quería hacer algo nuevo y el baile le había gustado bastante. En cambio, yo había investigado anteriormente un lugar llamado Corde Terrae, un muro de escalada. Anteriormente había asistido a Corde, recuerdo que fui con 3 amigas de la secundaria en mi cumpleaños un año anterior. Cumplía 14 años y fuimos a escalar desde las 11 de la mañana hasta las 6 de la tarde, un día después no podía mover ni un solo centímetro los brazos, sentía como mis músculos estaban destrozados y un solo movimiento implicaba una horrible sensación de ardor como si tuviera fuego en ambos brazos, pero a pesar del dolor no me arrepentía de haber escalado todo el día. Ahí me di cuenta que en algún punto de mi vida me gustaría escalar. Así que cuando mi madre me pidió que eligiera una actividad extra para después de la secundaria decidí que quería escalar. Para mi suerte una amiga llamada Elizabeth de mi grupo de la secundaria también escalaba, pero a en otro gimnasio local. En Corde Terrae era más barato y te prestaban el equipo necesario así que decidimos ir a Corde Terrae. Así que por las tardes mi madre y yo pasábamos por Elizabeth, nos quedábamos escalando y más tarde los padres de Elizabeth nos recogían y me llevaban a casa. Para llegar a Terrae teníamos que trasladarnos por 10 minutos en carro ya que era una zona completamente diferente a donde yo vivía. El primer día que llegamos al lugar, nos encontramos con un hombre de unos 30 años, moreno, con un cuerpo claramente atlético y unas rastas de cabello n***o que le llegaban hasta las piernas, tenía una apariencia muy parecida a la de Bob Marley. A simple vista era una persona imponente, su nombre era Rogelio y era el dueño del lugar. Él nos mostró las modalidades de p**o, después nos enseñó el lugar, donde podríamos dejar nuestras cosas y el equipo que nos podría prestar para poder escalar con más facilidad. El equipo eran básicamente unos zapatos muy pequeños de hule con cintas o velcro llamados gatas para escalada. Recuerdo que el primer día fue algo totalmente sorprendente, quede impactada al ver con la facilidad que los demás escalaban, incluso había niños escalando que parecían arañas subiendo paredes con extrema facilidad. Elizabeth se concentró en una persona desde que entramos, era un chico claramente más grande que nosotras, tenía el cabello largo y chino de color rubio, los demás lo llamaban Samuel. Cuando me acerque a ella sin dejar de ver al chico las únicas palabras que salieron de su boca fueron: - ¿Ya viste a ese muchacho? - me pregunto. -Sí, escala como profesional. - Yo recuerdo que solo seguía impactada por ver a todos escalando. -Y esta guapo. - me dice aclarando su punto de vista respecto al chico. Pero al final  solo podía ver como escalaban los demás, anteriormente había intentado escalar el muro de 45 grados, pero no pude ni soltarme para hacer otro movimiento sin caer y las personas que se entraban en ese momento lo escalaban como si no fuera algo complicado ¡Incluso otros escalaban un muro de 180 grados! Me aleje un poco de Elizabeth y me adentre un poco más al lugar. Corde Terrae tenía una fachada muy peculiar, desde la entrada hasta los muros, por fuera había un portón enorme y una puerta, así que solo se encontraba la puerta abierta, a un lado de la puerta de entrada había un mural muy particular era como un dibujo de alguna cultura antigua tenía un estilo maya. Cuando entrabas justo a un lado de la puerta principal del lado izquierdo había un pequeño cuarto donde guardaban equipo de escalada, a la derecha a unos dos metros de distancia se encontraba el baño, un poco más adelante del baño había una terraza donde se encontraba una mesa y dos bancas alrededor de un pequeño cuadro con piedras rojas y al final de la terraza antes de topar con una pared había una pequeña cocina donde administraban los pagos y guardaban agua y comida. A la izquierda a un lado del cuarto donde guardaban el equipo había un muro de once metros. Al terminarse esa zona había un enorme portón que se abría hacia los lados, toda la parte interna de lo que parecía ser una bodega era un muro de escalada con diferentes formas, unos muros tenían 45 grados de inclinación, en otras era menos, algunas estaban a 90 grados incluso uno de esos muros era un techo. Tres de las cuatro paredes estaban rodeadas por muros, la cuarta pared era el portón y todo el piso se encontraba lleno de un material que parecía ser un tipo de fomi muy grueso, poco después supe que se llamaban guaracheras, ya que eran las sobras de la suela para hacer zapatos y funcionaban como amortiguador de golpes para las caídas, pero aun así había unas cuantas colchonetas y el muro era de unos tres metros y medio de alto así que las caídas no dolían o eso esperaba en ese momento. El primer día escalando ninguna de las dos salía del muro de 90 grados. Uno de los primeros días en los que fuimos a escalar, un hombre que iba muy recurrentemente nos comentó que Rogelio daba a clases de escalada. Elizabeth y yo solo íbamos a escalar sin instructor y mucho menos teníamos idea de lo que estábamos haciendo, así que opte por comentarle a mi mamá sobre las clases a lo que ella acepto, le pague a Rogelio las clases y comencé a ir, Elizabeth jamás entro a clases ya que prefería escalar a su ritmo por lo cual mientras yo tenía clase ella comenzaba a escalar como podía. Un día antes de irnos una chica llego, pero no le preste mucha atención, era claro que era más grande que yo y venía con otra amiga, en el fondo sentía que la conocía, pero no recordaba tener algún tipo de interacción anterior con ella. Parecía ser nueva, pero yo era una persona demasiado introvertida y tímida, por lo cual nunca me atreví a preguntarle si nos conocíamos o a hablarle a alguien que no fuera Elizabeth, por suerte los mismo días a la misma hora a la que yo iba a clases llegaba otro niño llamado marcos, este era muy bueno escalando y tenía 12 años, el comenzó a hablarme así que comencé a socializar un poco más con él, aunque yo solía ser demasiado tímida, en muchas ocasiones me sentía incomoda ya que la mayoría de personas que iban regularmente a escalar eran muy sociales y extrovertidos y yo no solía hablar mucho con personas nuevas, así que quien diría que después de un tiempo el problema sería que no me podrían callar.