Esa primera noche viviendo bajo el mismo techo debió ser la más difícil. Agnes no encontraba la cama cómoda, y Hunter tardó en conciliar el sueño. Temía que Agnes enloqueciera a mitad de la noche y lo asfixiara con la almohada. La chica no estaba bien de la cabeza, y era un peligro para la humanidad. Cuando el sueño lo venció, se durmió hasta la mañana siguiente, cuando se levantó a preparar un poco de café. Hunter usualmente tomaba el café de Starbucks cada mañana, pero con una nueva invitada no deseada, su rutina cambió por completo. Tuvo que hacer café para calmar sus ansias de pedirle que se fuera. Gracias al cielo no compartían el baño ni la habitación, o su vida sería una montaña rusa.
Agnes usaba una de las franelas largas de Hunter, sin más que su ropa interior debajo. Hunter era
