Cuando bebía, solía perder el control, no me daba cuenta de manera inmediata, simplemente sucedía, tomaba un poco más de la cuenta y las cosas que hacía comenzaban a perder el sentido completo de todo aquello que debía de ser.
Sentía un dolor presionando con demasiada fuerza en mi cabeza, con demasiada agonía en la sien, se sentía completamente extraño. Tomé un poco de aire y abrí los ojos sintiendo que la luz calaba y aumentaba dicha sensación, dolor en la sien. Presioné estás con un poco de fuerza.
Y ahí fue cuando se desencadenaron las dudas. Lo que sucedió la noche anterior comenzó a navegar en mi cabeza con lentitud, en la marea alta, teniendo todas las posibilidades de terminar hundido.
Miré hacía el techo, claro que conocía la habitación, pero eso en lugar de generarme tranquilidad, me trajo dudas, era el problema. Me levanté con demasiada lentitud, para ver que no tenía más que la ropa interior, demonios.
Mi ropa se encontraba en el suelo, a la mitad de la habitación, cerca de la ropa de Shawn y eso atrajo uno de los primeros sentimientos, amargura, era lo que cruzaba por mi cuerpo, quería hacer las cosas bien, pero ya habría cometido el primer error.
¿Me habría acostado con Shawn?
—Que desastre…—, alargué en un quejido, inclinándome para tomar mi ropa—. Este no era el modo en el que quería que sucedieran las cosas.
Mis ojos se detuvieron un poco en las fotografías y fue extraño saber que no me encontraba en sus recuerdos, los momentos que paso, siempre.
Comencé a vestirme con un poco de rapidez, sintiendo la incomodidad cruzando mi cuerpo, me sentía demasiado confundida, abrumada. Tomé mi celular, y noté cómo es que Shawn se removía en la cama, tragué en seco.
Si esto salía a la luz, Alana y Francis no dejarían de molestarme por lo que serían largas semanas, necesitaba acomodar las ideas, mis pensamientos, absolutamente todo.
Apenas terminé de tomar todas mis cosas, con el cabello despeinado y el maquillaje corrido salí de la habitación, iba tan rápido que estuve a centímetros de estrellarme con la madre de Shawn, Bertha. Hice una mueca, demonios.
Ella me miró con confusión, mirándome de abajo hacía arriba, con detenimiento, cómo si quisiera descifrar de quien se trataba de quien corría con tanta rapidez en los pasillos de su casa, suspiré un poco.
—Yo… Ya me iba—, dije atropelladamente, aferrando mis cosas a mí pecho—. Lo siento.
—¿Quién eres tú? —, Preguntó la madre de Shawn, cruzando los brazos sobre su pecho, con desaprobación—. Estoy esperando tu respuesta.
—Ah…
¿Cómo podía decirle que su hijo me habría conocido hacía menos de una semana? Me quedé helada, no quería ocasionarle problemas a Shawn, su familia siempre habría sido un poco más conservadora de lo que lo eran los demás padres. Siempre Shawn habría sido un chico bastante tierno y dulce en casa, pero fuera de ella, no tenía nada que ver con la persona que solía demostrar que era, eso me causaba cierta intriga.
¿Seguía siendo el mismo juego acá?
Quizá en esta vida, algo si le animo a decirle a sus padres que muchas de las cosas que hacía si quiera le gustaban, hacía boxeo, tocaba la guitarra, había acudido a competencias de natación, había cumplido con el estar aquí en el establo, habría sido todo… Sólo quería que sus padres le mirarán con orgullo, y así había sucedido.
—¡Pero claro…! —, alargó con un toqué de emoción—. Hija de Zoé y Enrique—, frunció un poco las cejas—. ¿Blake Ziegler? ¿Sí?
—Sí… Justo, esa soy yo—. Sonreí incómoda—. Un placer verle.
—¿Qué tal están tus padres? Fue un tiempo el que estuviste fuera, ¿Lo arreglaron? —, preguntó.
Entre abrí la boca, sin saber que podría contestar, o lo que debía, ni cómo hacerlo… Siendo realistas, me llené de nervios, de dudas, de todo, pero no fui capaz de decir absolutamente nada. Me quede completamente en blanco.
—Están bien… Supongo—. Dije lo último para mí, para mirar hacía ella. Arreglarlo…—, Están, ahí, en casa, haciendo sus cosas y eso.
—Sí, eso supuse—, mencionó para mirarme con más detenimiento—. ¿Qué es lo que haces aquí? —, se recargó en la pared, mirándome como si me juzgará—. En la habitación de Shawn, para ser más clara.
La habitación de Shawn, supongo que no tenía una respuesta concreta que darle, ya que ni siquiera sabía yo que era lo que hacía en la habitación de su hijo, simplemente habría despertado ahí.
—Ya ve… Sorpresas de la vida, ¿No le parece? —, Bromee, aunque no rio y yo tampoco—. Es, sólo eso.
—Sí. Creo que… Algo ocultas Blake, ¿Qué es?
—Nada en realidad—, mentí con tranquilidad—. Podría… ¿Darle un abrazo?
Si me sentía demasiado confundida con todo lo que sucedía, eso eran cientos de cosas que me terminaban por generar más dudas que el segundo anterior, cómo avanzaba la vida, parecía ser un poco más irreal para mí. Todo podía ser perfecto, pero no lo era.
Ella me miró confundida, quizá esperaba que le dijera que estaba bromeando—no lo hacía—solo, el saber, que podía estar aquí, por última vez, me hacía darme cuenta, que no tendría un minuto para despedirme, venir a abrazarle.
Las cejas de ella se arrugaron un poco, brotando la duda por completo, dudosa, terminó por asentir. No pude evitar darle una pequeña sonrisa, intentando mantener la cordura y la paz, que parecía que se habría evaporizado de mi cuerpo hacía demasiados minutos atrás.
No lo dude por muchos segundos, le abracé, aquel abrazo se sintió cómo un curita para mi corazón, sentía la paz dentro de mi cuerpo, y por primera en estos días, la paz llegó, ella habría sido cómo una segunda mamá para mí. Y todas aquellas veces que mamá jamás me apoyo en los sueños que tenía, ella si lo hacía.
Siempre habría visto por mí, porque fuera feliz, supongo que eran uno de los lazos que más habría pesado perder, podía volver a formar una amistad con Shawn, pero la relación con su madre no volvería. Ella me quería del modo en el que lo hacía, porque me habría conocido desde niña, habría tomado cada uno de los momentos que habría tenido, y los habría sanado.
—Muchas gracias—, susurré para apartarme de ella—, me alegra verle, debo irme.
—Suerte, niña—, me dijo dándome una pequeña sonrisa.
Era extraño, me quedé ahí, estática por lo que fueron largos segundos, sin saber cómo reaccionar de por sí, era todo tan irreal, tan raro, no sabía que era lo que debía de hacer, ni cómo debía de actuar, todo me mantenía en un par de confusión, y siendo sincera, no sabía que era lo que debía de hacer.
Apenas reaccioné, bajé las escaleras con rapidez, estaba por salir a toda prisa, cuando estuve por estrellarme con Nicole, quien estaba por tocar la puerta.
—¡Blake, volviste! —, sus brazos rodearon mi cuerpo con emoción, misma que se fue disipando.
Aunque si era sincera, no entendía su reacción, en lo mismo.
—Nicole…
—¿Pero que haces aquí? —, preguntó dejando un beso en mi mejilla—, ¿Cuándo fue que regresaste de España?
No podía entenderlo, bajo mi sistema nervioso por completo. En un recuerdo de lo que habría sucedido… Había sido un poco extraño el cómo la reacción de Nicole habría parecido tener entusiasmo, ¿Nicole y yo nos llevábamos bien? No parecía tener sentido, en lo más mínimo.
Menos, con los recuerdos que mantenía al haberla visto en el café, a su amiga. Ella no parecía entusiasmada de que yo estuviera aquí, contrario a ello, parecía que habría visto lo peor de su vida. Recordaba su mirada llena de recelo, cómo si lo peor que hubiera podido hacer, era estar aquí. Regresar.
—Hace unos días—, le dije dando un paso hacía atrás, con una sonrisa un tanto incómoda—, Yo… ¿Y tú? ¿Qué es lo que haces aquí?
Ella estaba por responder, cuando su mirada viajo a las escaleras, sus cejas se fruncieron ligeramente, para después mirarme a mí, dudosa.
—Venía a ver a Shawn, pero eso podría esperar. ¿Vamos por un café? —, preguntó con amabilidad—. Hay muchas cosas que tienes que contarme.
Contarle algo a ella.
Nicole Carter, ella en particular, era preciosa, tenía el cabello perfectamente cuidado, lacio y este hasta la cintura, con aquella ropa perfecta para cualquier ocasión y un maquillaje sutil, pero que le favorecía.
Ella era linda, nunca lo dude.
Pero la persona que era por dentro nunca me habría terminado por convencer, me parecía irreal que ella fuera la misma persona con la cual tenía yo un aquelarre.
—Me encantaría, pero… No creo que sea el momento, en verdad tengo que irme—. Susurré con un poco de incomodidad—. Además…
—¿Nicole? ¿Qué haces aquí? —, la voz de Shawn llamó mi atención, me giré un poco para verlos a ambos—. Yo…
—Yo tengo que irme, lo siento—, susurré para salir velozmente de la casa.
Apenas caminé un poco me di cuenta que estaba lejos, y sin coche. Genial.
Pensé en regresar, me giré hacía la casa de Shawn, mientras que el aire despeinaba mi cabello, pero mirando hacía aquel lugar, me di cuenta, que no sería una de las mejores ideas que hubiera tenido en ningún momento.
Tendría que caminar.
***
Llamé a Jackson, quien no dudo en ir por mí, pasamos por un helado, y mientras caminábamos por las calles, él me miraba de reojo, haciendo preguntas tontas, a las cuales me generaban demasiada risa, para ser sincera.
Pensé mucho en la amistad que habría tenido con él, con todas las cosas que habríamos hecho alguna vez y me sentía mejor de saber, que habría podido regresar al punto en el cual éramos amigos.
Shawn siempre habría sido una persona curiosa, y una de las cosas que llamó mi atención, fue el hecho de los celos, no solo habría sido Jackson a quien le habría dejado de hablar, sino también a Lewis, a Joshua…
Mi amistad con Alana se habría fracturado.
El miedo de aquel sueño de nuevo, quizá había sido demasiado egoísta en creer que quizá, con un poco de suerte, cosas que pasaban por su cabeza, dejarían de tener ese ritmo.
—Así que, piensas irte de aquí—, señalé con tranquilidad, para mirar hacía él—. ¿Por qué?
—Porque, hemos hablado de ello, Blake—. Mencionó con tranquilidad, ambos nos sentamos en el pasto—. ¿Has ido a ver a tus padres?
—¿Por qué preguntas por mis padres? —. Pregunté, jugando con la cuchara, sobre mí helado—. Creí que…
—Se que los modos en los cuales te fuiste a España no fueron las mejores, pero no podrían odiarte siempre, ¿Lo sabes? —, me recordó—, Además, paso ya tanto tiempo…
—¿Me odiaban…?
En los últimos recuerdos que tenía de mi familia, era sobre aquello de irme a España, hace unos días, estaban furiosos también por el mismo hecho de lo que estaba Shawn, no habrían tomado la noticia de la mejor manera.
Sabía que mis padres tenían otros sueños para mí, la cosa de la pintura no era algo que les pareciera lo mejor, menos irme a España, veníamos de un pueblo tranquilo, en el cual habría sido más que evidente, para ellos, que irme hacía España sólo era con las intenciones de mantener una vida de locura.
Pero eran mis sueños, aunque, lo habría intentado por un tiempo, sólo quería hacerles sentir orgullosos, pero no podían cambiarme.
Por mucho que lo habrían intentado, ya no era una niña, y no podía ser perfecta.
—Deberías de ir. El tiempo pasa muy rápido, ¿Sabías? —, Paso su mano por mi hombro—. Son familia.
—Necesito pensarlo, ¿Te conté cómo es que sucedió? ¿Qué estaban molestos conmigo? —, Indagué jugando con mi helado—. El cómo paso…
No lo entendía. Si la vida me iba a poner en el lugar en el cual me habría puesto, ¿Por qué no darme los recuerdos también? Estaba demasiado confundida.
—Vamos, te acompañaré.
Quizá una de las cosas en las cuales me habría centrado, era en querer recuperar a Shawn, no estaba viendo hacía mi entorno, si esta sería mi vida, ¿Por qué no estaba concentrada en vivir esta vida?
—No lo sé…
Quizá Shawn tenía un poco de razón, aquella noche que me dijo que las cosas no me saldrían cómo lo desearía en ese momento, quizá el día que me diera cuenta que no estaba él, todo se vendría abajo.
—Anda, vamos—. Se levantó, estirando su mano en mi dirección—, Lo arreglaremos.
—¿Y si no tiene arreglo? —, pregunté a lo que el negó—. ¿Y si las cosas salen mal?
Le di una sonrisa de lado negando, el no paro de insistir, parecía cómo si quisiera que la próxima vez que saliera de este lugar, lo hiciera de la manera correcta, ¿Podría hacerlo de ese modo?
—No creo que sea buena idea, nada dura para siempre. Quizá incluye en ese plano…
—Las cosas van a mejorar, anda—, me animó.
Así fue, con un poco de dudas, me terminé por levantar del pasto para caminar junto con él, intranquila, comenzamos a caminar hacía la casa de mis padres, estaba sumida en un completo silencio, siendo sincera, no quería hacerlo, no quería ir.
Estaba demasiado confundida, no quería hacer esto.
Apenas nos detuvimos fuera de casa, lo medite, di un paso hacía atrás, intentando retractarme de lo que sería esa decisión, pero no me dejo opción.
—No creo que sea buena idea—, dije dudando—. Por algo, no me han buscado en este tiempo, ¿No lo crees?
Quizá no querían saber de mí, no podía fingirlo.
—Anda. Tienes que dar el primer paso—. Expresó tocando la puerta—. ¿Crees que algo malo podría pasar?
—Creo que sí—, Asentí, jugando con mis manos nerviosa—. No estoy segura que sea…
En la puerta se apareció mi madre, sus ojos me miraron con un poco de sorpresa, sus cejas se arquearon un poco, para después terminar por fruncir las cejas con un poco.
Recordaba que estaba molesta con ella, estaba demasiado enojada por lo que habría sido todo esto, el cómo me habrían dicho que estaba haciendo las cosas mal, que estaba equivocada en cada paso que habría dado.
—Blake—, alargó con desdén—. ¿Qué haces aquí?
—Hola Sra. Ziegler—, le saludó Jackson, le miró por un par de segundos—. ¿Podemos pasar?
Ella me miró con un poco de decepción, cómo si el verme aquí habría sido una de las peores cosas que le habría podido pasar, no paraba de preguntarme si todo lo que habría hecho habría sido tan malo cómo para que las cosas terminaran yendo hacía ese lugar.
Estaba demasiado inmersa en ello.
Me terminé por adentrar, con Jackson, después de que mamá se hiciera a un lado, caminando detrás de ella, caminamos hacía la sala, mis ojos vagaban ligeramente por el lugar.
El lugar donde antes se encontraban fotografías mías, estaba lleno con fotos de ellos, cómo si hubieran lanzado un encantamiento que me terminará por borrar de las memorias de mis padres, no podía dejar de sentir dicho dolor y agonía en el pecho.
Miré a papá, quien se enfureció al verme, pude notar la manera con la que me miraba, llena de desaprobación, de inmediato pensé en todo lo que podría haber pasado, pero ninguna idea parecía ser lo suficientemente clara, para poder justificar el modo en el que me miraban.
—¿Qué quieres? —, preguntó con desaires.
Habrían sido años en los que no habrían visto de mí, si nos íbamos a lo que sucedía en este lugar, quería fingir que esto no era real.
¿Todo no habría sucedido como el plan A?
Me habría esforzado por lograrlo, siempre, por hacerlos sentir orgullosos, de la niña que habrían criado, pero parecía que sólo podía haber generado un poco de agonía dentro de ellos.
¿Eso habría hecho? ¿Cambiado todo el mundo en cuestión de tiempo?
—Quería verlos…
—¿Has dado por hecho que queríamos hacer lo mismo? —, preguntó con desaprobación mi padre—. ¿Has abandonado ese sueño tonto? ¿Las cosas no salieron cómo lo deseabas?
Me quedé parada, mirando hacía ellos, sintiendo cómo mi sangre bajaba a los pies, no podía buscar un modo de dejar de sentir todo esto.
—Amo mi sueño—, les confesé con un hilo de voz—. ¿Podríamos arreglar las cosas?
—Habrías tenido un futuro bueno, pero decidiste irte—, me dijo mamá con tranquilidad, mirando hacía Jackson—. ¿Tus padres no crees que sientan lo mismo? Escuché que también quieres irte.
—Mis padres… Están felices de que haga lo que quiero hacer. Me apoyan.
—Blake, ¿Regresarás a España? —, preguntó papá—. Si decides volver, no se que es lo que estás haciendo aquí. Estas perdiendo tú tiempo, y el de nosotros.
—¿Por qué no pueden estar felices por mí? —, pregunté con un toque de desespero—. Sí he hecho todo por que estén orgullosos de mí, he hecho las cosas bien.
—Te has ido, para buscar una vida llena de cosas que te hacen mal, pero mírate. No te reconozco—, me acusó papá—. Estás siendo alguien que no eres. Abandonaste tu sueño, ¿Por esa tontería?
—No abandone mi sueño—, les dije a ambos, con los ojos llenos de lágrimas, con un nudo en la garganta—. Abandoné el de ustedes… Pero, no he cambiado…
—Lo has hecho, te miró y no puedo reconocerte—, mencionó papá—. Eres una desgracia para esta familia. Has hecho que en el pueblo nos juzguen, ¿Qué habremos hecho para que nuestra única hija decidiera irse?
—Soy la misma persona, papá… Soy tu hija—, Le dije parándome frente a él—. Sólo quiero arreglar esto… No podría soportar otra pelea.
Lo habría perdido todo, se sentía cómo si no durará para siempre, me habría esforzado demasiado para ser lo que ellos pudieran sentirse orgullosos, pero no podía ser perfecta, no había nada que hubiera para que esto fuera a estar bien.
—No me den la espalda… son mis padres—, susurré—. Papá, solo quiero estar con ustedes, recuperar lo que hemos perdido.
—No hay nada que se pueda recuperar. Estoy decepcionado de ti, abandonas tu familia, abandonaste todo, por una tontería, ¡Arte! ¿Dime quien vive de arte Blake? —, me escupió furioso—. Eres una hippie, que pasa su vida seguramente borracha y drogada la mayor parte del tiempo.
—Están siendo muy injustos conmigo…—, susurré—, No pueden decirme que soy mala hija… Nunca les falle, ¡Por dios! ¿Por qué no pueden escucharme?
—Porque te desconozco, Blake—, me miró de abajo hacía arriba—. Estás arruinando tu vida, y no esperes que un día, simplemente algo cambie, y seas bienvenida de nuevo, porque no lo serás.
Me estaba desangrando por dentro, quería remplazar todo lo que habría pasado con los momentos que recordaba, y que el agua dejara de correr con violencia cómo lo estaba haciendo.
—No esperes apoyo de nuestra parte. Así que vete—, papá se levantó de su asiento—. Te desconozco, tu no eres mi hija.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, movía mi pierna una y otra vez intentando que lo que sentía se desvaneciera, quería que ellos dejaran de hacerme todo esto, ¿Habría sido demasiado egoísta? ¿Por qué todos los demás estaban haciéndome todo esto?
Es decir… ¿Seguir mis sueños era lo malo? Cada que creía que habría hecho todo por estar bien, todo lo demás salía mal.
—No vuelvas—, Fue lo último que dijo papá, antes de salir de mi campo de visión.
Cerré los ojos, sintiendo cómo las lágrimas salían con violencia de mis ojos.
—Es hora de que te vayas, Blake—, expresó mamá, caminando hacía la puerta.
—No puedes hacerme esto mamá…
—Por favor, vete—, Abrió la puerta—, Sólo hazlo.
—¡Soy tu hija! ¿Qué no puedes ver que la pasaré mal sin ti? —, le dije en un lamento—. ¿Me dejarán así sin más?
Necesitaba algo que dejará de derribar todo lo demás, las cosas extrañas que sucedían, esperaban que todo esto fuera un sueño, del cual pudiera despertar, pero no podía, había un dolor que se extendía más y más por todo mi cuerpo, borrando cada cachito de mi energía, hasta dejarme completamente sin nada.
—Tu lo decidiste así.
Caminé hacía la puerta, sintiendo cómo el océano aumentaba la marea, cómo la tempestad se llevaba cada pequeño cachito de mi cuerpo, perdiendo el control de mí.
—No vuelvas, sabes que aquí, no serás bienvenida.
—Pero…
Salí de aquella casa, para ver hacía ella, quien me miró por un par de segundos, Jackson llegó a mi lado, me miró por unos segundos.
—Vete de mi casa, ¿Lo has entendido?
Di un paso hacia atrás y mis ojos se llenaron de lágrimas, quizá era el inicio de todo, pasé saliva para girarme hacía Jackson, quien me miró con una mueca.
Comencé a caminar un poco, por el porche, para terminar, rompiéndome, me senté en las escaleras, para terminar en un llanto incontrolable.
—Yo… lo siento preciosa—, me dijo tomándome de los hombros—. Lo siento, de verdad… Creí que, con el paso del tiempo, las cosas mejorarían.
Pero contrario a ello, cosas que yo no sabía que habrían sucedido, lo habrían hecho, el dolor llego a mi vida, un dolor que no sabía que tenía, las cosas comenzaron a dar un giro desenfrenado, del tipo del cual no puedes cambiar.
Quizá habría sido todo mucho más rápido de lo que imagine, y sinceramente, no creía que yo estuviera lista para todo esto, para poder afrontar las cosas que venían.
Cada vez, estaba más sola.
Cada vez todo lo que creí en realidad no habría sucedido.
Esta vida no era mía, esto que estaba viviendo parecía ser en realidad una tortuosa vida, de la cuál, por mucho que quisiera intentarlo, no podría salir.
La vida habría cambiado de un día para otro, ¿No jodía?
Y de repente, te das cuenta, que nada volverá a ser igual. Todo a terminado.
Mis ojos miraron hacía abajo, analizando… ¿Qué otras cosas habrían cambiado?
¿Por qué no lo note antes?
Efecto mariposa…
Habría sacado a Shawn de mi vida, pero no solo sucedió eso, muchas cosas cambiaron con ello…
Hay días, en los que sólo quisiera acudir a ti, y abrazarte, pero sé que no estás aquí.
Y posiblemente, nunca lo estés más.
—Trueno.