En otra vida

3052 Words
Los veranos que pase con Shawn podría recordarlos a la perfección, las tardes encerradas en su habitación bebiendo, hablando del futuro, creíamos qué esas promesas nunca se romperían. En otra vida nosotros nos quisimos. Nunca pensé que nuestra música favorita sería ahora un recuerdo de promesas vacías. Quizá era que habría corrido mucho más rápido de lo que alguna vez debí, quizá ambos estábamos volando de un modo que no podríamos controlar el vuelo después. Ahora tenía los nervios a flor de piel. En otra vida. Me quede quieta, sintiendo su cercanía y el aroma de su perfume introduciéndose por mis fosas nasales, sentía mi corazón latiendo velozmente, estaba completamente perdida. Recuerdo los tatuajes que nos hicimos una semana de la graduación, nunca imagine que lo perdería, pero lo hice. No quería girarme, supongo que al hacerlo sentía que todo se volvería el mismísimo desastre en persona, pero, tenía que hacerlo. Apenas me giré, teniendo a Shawn justo frente a mí note sus pupilas dilatadas con las luces de colores iluminando su rostro, podía notar que habría bebido demasiado ya, podía notarse en su mirada. Arrastraba las palabras ligeramente, más no lo suficiente como para ser capaz de perder la noción del tiempo por completo. No estaba completamente borracho. —¿Yo? ¿Seguirte? —, pregunté con diversión. Alana y Francis hicieron un ademán con la cabeza, se irían. Negué ligeramente—. ¿Cómo podría seguirte? No soy ese tipo de chica. Ya lo había hecho los primeros días y me di cuenta que no quería seguir haciéndolo. —Me encantaría ver su charla. Pero nos hemos quedado sin alcohol—, agitó ligeramente su vaso Alana. —Nosotros regresamos en un rato—. Informó con coquetería Francis, acercándose a mi—. Suerte. Quizá era el hecho de que ahora quien se habría acercado era Shawn, por ello la complicidad. El quizá de que por fin todos los planes que habría estado haciendo habrían comenzado a dar frutos, pero ya no estaba tan segura de querer seguir este juego. Supongo que, una de las cosas que sabía era que tarde o temprano las cosas—en su mayoría—me terminarían por explotar justo en el rostro, como una especie de bomba. Francis y Alana salieron de mi campo de visión, a lo que cerré los ojos con un poco de pesadez. No quería quedarme sola con Shawn teniendo un par de tragos ya en mi sistema, sentía que terminaría por decir alguna cosa que, en realidad, si quiera debía de decir. —¿Por qué te seguiría? —, aclaré mi garganta. Para esconder después mi rostro detrás de aquel vaso de tequila—. Es ridículo, tendría que tratarse de Timothée para que fuera así—, pause—. No es el caso. —Pues... —Pero si es mi chica favorita—, Los brazos de Jackson se pasaron por mis hombros, abrazándome. El semblante de Shawn cambio por completo—. Así que, ¿Por fin hablaron? —Sí, tal parece—, Le dije tomándole del brazo, recargando mi cabeza en él—, ¿Bebemos otro shot Jack? —Sí, me parece bien preciosa—, me dijo, para después suspirar—. ¿Nicole no vendrá? —, la mirada de Shawn cambió. Fruncí las cejas ligeramente, ¿Eran amigos? ¿También en esta vida? —, Creía que vendría. Que pena. —Sí. Pensé igual—, murmuró incómodo, dándole un trago a su tequila, me miró con detenimiento—. Jackson, ¿Ella ha tenido que ver? —¿Qué? ¿Yo? —, alargué confundida—. ¿De qué me estás hablando? —Shawn, no. No comiences—, intervino Jackson, con los dientes apretados—. No es de tu incumbencia ese tema y lo sabes... —¡Vaya! Entonces sí—, escupió con coraje—. ¡Menuda mierda! —, expresó con los dientes apretados para empinarse el vaso—. ¿No podías llevarte a alguien más? ¿No? —¿Yo? ¿Yo llevarme a quién? —, pregunté bastante confundida—, pero si yo no he hecho nada, ¿De qué me estás hablando? —No le prestes atención—. Mencionó Jackson soltándome, para acomodar mi cabello—. Deja de meter cizaña. Amigo no deberías de beber así si no lo sabes controlar. —Claro que lo sé controlar. Pero me parece una estupidez que de buenas a primeras Blake te endulce el oído—. Ladró. —Blake no tiene nada que ver. ¿Empezarás de nuevo? Te perdoné una vez—, le recordó. Fruncí las cejas ligeramente—. No comiences con una guerra que no podrás terminar. —No es una guerra que no podré terminar, es la verdad, ¿No Blake? —, mencionó con ironía—. ¿Por qué haces eso? —Deja de introducir a Blake en problemas que ni siquiera son de ella—, le intentó detener Jackson—. Así que… —Es sólo que no entiendo. Nunca te pareció un problema el pueblo, de buenas a primeras quieres irte, y llega ella… No quería escuchar aquella discusión, de ser posible quería dejar de escucharlos en cualquier universo posible de lo que serían sus discusiones. Era extraño, comenzaron dicha discusión—misma de la cuál no quería ser participe—me solté de el agarré de Jackson, para caminar hacía afuera. Me quedé pensando. ¿En cualquier universo, cualquier amistad ellos se fracturaban por mí? ¿Ellos dejaban de ser amigos por mi culpa? En cualquier lugar, ellos se veían fracturados por mi culpa. ¿Podría ser que si fuera yo que estuviera conectada con ello? Miré mi celular, no habría llamadas de nadie, que no fueran de España, sobre la galería, me iba bien, eso lo agradecía completamente, lo tenía claro, mi vida habría mejorado desde que me fui a España, ¿El deseo habría sido del todo malo? Tomé de mi vaso, para mirar hacía el. —Huiste. Que extraño—, Se mofó Shawn—. Creía que eras del tipo valiente. —¿Y ahora quien sigue a quién? —, pregunté con burla, sin mirarle—. ¿Por qué dices que me lo llevaré yo? No es así—, Seguí con un toque de confusión—. Dime, apenas lo vi hoy. Creo que no podrías estar más equivocado. —Él me lo dijo. No con esas palabras—. Se sentó junto a mí. Para beber de su trago—. Dijo que había una chica con la cuál había estado hablando, ella le contó que habría respirado cuando salió del lugar donde vivía, y de no ser tú, debió de ser Alana—. Sentenció—, ¿Te sentías asfixiada aquí? —Me siento asfixiada ahora. ¿Por qué tanto interrogatorio? —, le pregunté—. Me parece irreal. Además, creo que no podría recordarlo, el sentirme asfixiada, ha pasado tiempo—. Mentí—, ¿Estás ebrio? —Sí. Un poco—. Confesó con una risa, para verme divertido—. Sabes, hay algo que podríamos hacer. —Ajá, ¿Qué? —, pregunté con diversión—. ¿Hacer qué? —Deja tu vaso—, me dijo con ironía, dejando su vaso en el piso, para levantarse—. Anda. —No creo que… —Anda, sí vamos a pasar más tiempo juntos, será entretenido comenzar a hacer que nos llevemos mejor, ¿No lo crees? —No lo sé—, suspiré—. Quizá ni siquiera te agrado, es trabajo, ¿No? —, interrogué—. Es lo que dijiste. —Creía que me desagradabas, pero no lo haces—. Añadió—, Anda, levántate. —Que alivio—, expresé, dejando mi vaso en el suelo, para levantarme—. ¿Qué? Quizá habría sido poco el tiempo en el cual dejamos de hablar, no podría recordar cuando fue la última vez que hicimos algo divertido, eso era algo que me carcomía la cabeza. Comencé a indagar un poco más hacía el pasado, y los últimos días él habría estado furioso conmigo por la propuesta que me habrían hecho en España. Él me miró a los ojos, parecía querer encontrar algo, pero no lo hacía, parecía dificultarse con cada segundo que pasaba el poder entender que era lo que estaba pasando. Por un poco, la realidad para ambos habría sido mucho más fuerte de lo que creía. —Tienes bonitos ojos—, mencionó con picardía—, Tus pestañas, ¿Se despintan con el agua…? Miré hacía el cielo, para pensar un poco en aquello. —Creo que no… Me tomó de la cintura, para alzarme, y antes de poder pensar en algo, brinco conmigo hacía la piscina, sentí cómo el agua cubría mi rostro y el grito se enmudeció por medio del agua, apenas salí a la superficie escuché su risa ronca. —¡Eres un tonto! —, le grité tirándole agua—. ¿Qué te pasa? —Te miras tan graciosa—, me dijo con burla—. Mierda… —¿Qué? —, alargué burlona, para tirarle un poco de agua—. Ahora el que no parece tan divertido. Sus ojos miraron con detenimiento mi cuerpo, sus ojos recorrieron con lentitud mi cuerpo a lo que le miré con un toque de confusión. —Se te… Transparenta la ropa—. Aclaró su garganta—. Diablos. Ahí recaí en lo que me habría puesto, aquella falda blanca al igual que la blusa, le miré con las cejas fruncidas, para soltar un gruñido. —Tarado—, expresé tapando mi cuerpo levemente—. Es tú culpa, ¿Sabías? Quizá no podría salir del agua hasta que todas las personas del lugar desaparecieran, lo pensé y la idea pareció una completa tontería, no podía quedarme debajo del agua toda la noche, además de que quería seguir bebiendo. —Lo siento… —, expresó con culpa. —No interesa. —Iré por mi chaqueta, dame un minuto—, expresó caminando hacía la orilla de la alberca saliendo. Rodé los ojos. Quizá habría sido un poco más irreal de lo que habría parecido alguna vez. Lo pensé, quizá el habría sido así después de un tiempo, pero no le habría pensado con tanto detenimiento. Solté un suspiro. Shawn siempre habría sido coqueto. Pero jamás pensé que habría sido de este modo, de que él fuera una persona coqueta con cada una de las personas que se le cruzaban enfrente. Apenas regresó me miró con diversión. —Toma Blake—, mencionó con un poco de burla—. Anda, que no te haré nada. —No confió en ti, ¿Puedes ponerla en el piso? —, pregunté con un puchero—. Por favor. Él me miró con un poco de duda, pero lo hizo, fruncí la nariz por unos segundos para caminar hacía la orilla, le miré. —¿Me ayudas? —, pregunté, estirando mi mano hacía él. —Creí que no confiabas en mí—, rodó los ojos. Shawn frunció las cejas, para después estirar su mano en mi dirección, tomé su mano, apenas estaba sujeta de su mano, tomé un poco más de aire, y antes de que él pudiera jalarme, lo hice yo, el cayó a un lado de mí, a lo que solté una risa divertida. Para salir de la piscina. —A mano—, expresé burlona. Podía ver su mirada divertida, mientras me colocaba su chaqueta, ¿Por qué habría deseado no conocerle? ¿Habría cambiado mucho? Me sentía más tranquila ahora que recién nos conocíamos que cuando éramos amigos anteriormente. —Quiero otro trago, ¿Vienes? —, pregunté, a lo que asintió. Salió de la piscina y ambos caminamos hacía una hielera, había demasiado alcohol por todas partes, Jackson adoraba poner a las personas demasiado alcoholizada al punto de que lo que saliera de sus labios tuviera el menor de los sentidos. Sin embargo, el no se colocaba tan ebrio como los demás, era el alma de la fiesta sin la necesidad de tener demasiado alcohol en su sistema nervioso. —¿Cerveza? —, preguntó, a lo que asentí—. Sabes, estuve pensando, sobre lo que serán los últimos días. —Ajá… ¿Te estás arrepintiendo? —, pregunté mientras ambos caminábamos, abriendo la cerveza—. ¿Es eso? —No. No es arrepentimiento—, mencionó después de unos segundos—. Es dudas, tengo dudas de algunas cosas. —¿Cómo qué…? —, indagué mirando a mi alrededor, buscando a Alana y a Francis, quería dejar por la paz un poco el tema de Shawn. Creía que por un segundo esto me terminaría por ahogar. Quería descansar de ello—. ¿De qué hablas? —¿Buscas a alguien? —, preguntó a lo que negué—, Pensaba en lo que sería después… —Después—, me senté en el pasto—. ¿El futuro? Miles de veces habría pensado yo en el futuro, pero el pensar en el futuro siempre me terminaba por confundir. —En España, ¿Hay algo que te esperé? —, preguntó, sentándose también—. Es decir… Pasando los treinta días, ¿Qué pasará? ¿Te irás? En realidad, no tenía idea. ¿Qué pasaría después de esos treinta días? Es lo que habría podido conseguir para escapar de España y poder enmendar los errores que había cometido en un pasado, tenía las dudas con demasiada fuerza en la cabeza y creía que tarde o temprano todas esas cosas me terminarían por volver loca, no sabría que debía de hacer, no lo entendía. Supongo que tenía la esperanza de que algo pasará. —No lo sé. En realidad…—, confesé, pausando por unos segundos—, Siendo sincera, espero que un deseo se me conceda. —¿Un deseo? —, me preguntó a lo que asentí—, no puede ser. —¿Qué? —Los deseos no existen, son cosas que se inventaron en tiempos pasados para poder tener en que aferrarnos a algo—. Señalo con cautela—. Es decir, para poder creer que tendremos una oportunidad. —No lo sé—, mencioné—. Sinceramente, siempre creí que los deseos eran una tontería, pero no es así. —Lo es, es una tontería—. Me regresó—. Deberías dejar de creer que un deseo te va a cambiar la vida. Quise reírme en su cara, quise burlarme de él, porque eso en realidad podía suceder, tomé un poco de aire, en realidad a mí un deseo si me habría cambiado la vida por completo, en cuestión de tiempo, siempre habría sido la vida mucho más difícil de lo que habría creído. —A veces los deseos se hacen realidad—. Suspiré, para ver hacía él—. ¿Eres cercano a Nicole? Nicole y yo nunca nos llevamos, podría decir que éramos un poco cómo “némesis”, es decir, siempre tuvimos aquel toque de “amabilidad”, pero terminábamos por llegar al mismo lugar, una rivalidad. Nicole quería salir con Shawn, mientras que le parecía la idea más brillante, por mi parte, a mí me molestaba. Quizá era la misma relación que mantendrían Jackson y Shawn. Nosotras antes de todo, habríamos sido amigas, no del tipo de amigas que eran completamente cercanas, pero si teníamos un vínculo, mismo que se vio roto por completo cuando comenzó a querer todo lo que yo tenía, decía que la vida me habría favorecido mucho más de lo que merecía. Creía que solo eran palabras vacías, pero no habría sido así, habría sido mucho más allá de todo eso, mucho más allá de todo. —¿Nicole? —, paso saliva, a lo que asentí—. Podría decirse que sí. Somos cercanos. —Vaya… Asentí, supongo que era algo que no comprendía por completo hasta el final, las mismas dudas terminaban por avanzar por mi cabeza con demasiada fuerza y cuando menos lo esperaba, me sentía fatal. —Eres agradable—, añadió después de unos segundos, le miré con un poco de confusión—. ¿Por qué no hablamos jamás? —Supongo que estábamos en caminos diferentes—, encogí los hombros con desdén—. Quizá, por alguna razón… El destino no nos mantuvo cercanos, pero no lo suficiente. —¿Lo crees de ese modo? No le conteste de manera inmediata, no necesitaba creerlo, lo sabía demasiado, habría sido mi deseo que nos alejará por completo. No habría sido el destino, habría sido yo. Yo quien habría hecho que el destino actuará de ese modo. —Sí, lo creo de ese modo. Quizá… —, Pausé por un par de segundos, para inclinar mi cabeza hacía atrás—. Quizá la vida tiene siempre jugadas debajo de la manga, que terminan por cambiarlo todo. —Quizá en otra vida, fuimos amigos—, me codeo. Le sonreí sin gracia, pero no le conteste, asentí bebiendo de mi vaso con un trago lo bastante largo cómo para intentar que los pensamientos salieran de mi cabeza, pero no sería así. Nunca podría ser así y eso me dolería por toda la vida. Quizá en otra vida. Quizá en otra vida, todas las llamadas, las palabras, las promesas y ese tatuaje en tu brazo, significaron algo. La manera en la que te decían de pequeño no me causaba tanta gracia, las peleas de boxeo te hacían feliz a tiempo completo, la forma en la que tocabas la guitarra… Quizá en otra vida, no tuviste que aferrarte a un sueño que no era tuyo. En otra vida, pude ser tu chica, y las promesas no cambiaron todo. Tal vez no fuimos más rápido de lo que podríamos ir, no habríamos estado inmersos en las dudas, ¿Habrías podido se capaz de ver a través de mí? ¿Ver a través de mi corazón? ¿Podrías ver que te quiero? ¿O eso fue en otra vida? —Trueno.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD