kismet

Al inicio, quería que fueras tú, le rogué al cielo, una oportunidad para que te quedarás... Después la vida me mostró porque no vuelves a ver el mismo atardecer, a pesar de mirar el mismo cielo. "Para todas las personas con el corazón roto, a veces tienes que dejar de ver lo bueno de las personas y ver lo que realmente son, aún si eso duele". Jugué con el destino, tu serías siempre el rayo, yo el Trueno... Pero no en todos los universos, este tiene un final feliz. Todo giraba en mi entorno, una habitación llena de gente, pero por dentro sintiéndome vacía, y un día una pregunta llega a tu cabeza, ¿Saldré del dolor? Así que, un día simplemente las cosas cambian, los colores, los matices. Un día despiertas y lo sabes, estas segura. Siempre me negué a una historia de amor pero él cambio todo, sin darse cuenta. Y sin darme cuenta, el me salvo. —Dímelo, que no sientes lo mismo que yo—, Su respiración choco con la mía, estaba acelerada, agitada ante la situación, sus manos acunaban mi rostro y sus labios cerca de los míos—, Dime que no sientes las mariposas en el estómago, como lo siento yo. Le prometí amor eterno, y que siempre sería aquel "Trueno". Pero, las lluvias no son eternas. Ni las tormentas, ni el rayo de luz más brillante. Y suelen decir que el amor es muy bonito... Y lo es, pero cuidado al huir de el, a veces el destino te va a cobrar cada factura. Así que, ¿Sí tuvieras la oportunidad de pedirle al destino que borrará los recuerdos? ¿Lo harías? Día 1. Shawn y yo éramos todo, aquel alivio lo tenía él, sólo lo tenía a él, lo conocí en septiembre, con el suponer más tonto, sobre su signo zodiacal, por alguna razón acerté, desde ahí nos hicimos inseparables. Dentro de mí, muchas cosas me parecían irreales, los deseos de cumpleaños, los huesos de la suerte, las estrellas... Aunque, jamás jugaría contra el destino, eso lo tenía claro. Miré hacía mi entorno, notando cómo cada persona estaba inmersa en su mundo, bebiendo en el bar. Esperaba que Shawn llegará pronto, aunque también, estaba un poco nerviosa ante ello. ¿Él podía sentir los nervios dentro de mí? Ahí lo miré, como llegaba al bar, sus ojos castaños me miraron después de unos segundos de buscarme y una sonrisa pequeña incrustó su rostro, marcando sus oyuelos. Se colocó frente a mí, dejó sus llaves las cuales resonaron en aquella mesa de madera y se sentó frente a mí. —¿Llevas mucho aquí?—, Bebí de la cerveza mientras él preguntaba, negué—. Perfecto. ¿De qué quieres hablar? Habría mentido, le di un trago largo a mi cerveza. Esperaba aquí desde hace media hora aproximadamente, con la tercera cerveza en mi mano. Intentando apaciguar los pensamientos y no preguntarme, ¿Por qué me habría mantenido en silencio durante los últimos días? ¿Por qué habría estado ignorandome? —Shawn, ¿Sigues molesto conmigo?—, pregunté, negó para detener a la mesera y ordenar. Él y yo éramos mejores amigos, aunque no negaría que ambos sentíamos más de lo que decíamos. Él me gustaba, sabía que era mutuo, pero a pesar de las salidas, los besos, las noches donde habríamos conocido cada rincón de nuestra piel, no lo habríamos formalizado. Shawn era una caja de monerías, amaba absolutamente todo, era una persona que iba por ahí diciendo que la vida debía de vivirse y tenía muchos sueños. Me miró con aquellos ojos castaños y sus largas pestañas apenas se fue la mesera. —Entonces, ¿Tomaste una decisión?—, Inclino su cuerpo hacia adelante—. ¿Lo hiciste Blake? Evité la respuesta, le di un trago más largo a la cerveza, una decisión. Habría crecieo aquí, en este pequeño pueblo, junto con Shawn... Y mientras mis sueños eran comerme al mundo, él siempre habría deseado quedarse aquí, adoraba el lugar, el seguir los pasos de su padre, vivir aquí por el resto de su vida. La mesera trajo su cerveza, agradecio dando un largo trago a ella. —¿Blake?—, insistió. —¿Sobre ir a España?—, pregunté. Habría soñado toda la vida por conocer allá. Hacía unos días le habría contado a Shawn sobre la oportunidad que me habrían dado en España. —Sí. ¿Sobre qué más?—, rodó los ojos, para darle un trago más—, ¿Entonces? —Siempre a sido mi sueño—Le recordé—. Y es una oportunidad única. —¿Cuando volverás?—, preguntó a lo que aparte la mirada—. Ya. —Unos meses quizá—. Le dije—. Podrías venir conmigo. —No. Es que... Olvídalo—. Se levanto sacando un par de billetes de su cartera—. Olvídalo todo. —¿Qué te pasa? ¡Acabas de llegar Shawn!—, Le frené tomandole del brazo—. ¿Por qué estás tan molesto? —Cómo si te importara—, me atacó. Apenas dijo eso comenzó a caminar en dirección de la salida, con demasiada molestia, fruncí las cejas con un toque de confusión para salir detrás de él, con las cejas fruncidas. —¡Shawn! ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué estás tan molesto? Se detuvo para girarse con molestia, podía ver la cólera en sus ojos castaños, parecía furioso ante todo. —¿Has pensado en todo? ¿¡Por dios Blake!?—, murmuró frustrado tallando su rostro frustrado—. ¿Qué va a pasar con nosotros? —Regresaré—. Le prometí. Acercándome a él—. Dios, sabes que no nos dejaría... —Es lo que estas haciendo—, me reprochó con cólera—. ¿Por que tienes que ser tan egoísta Blake? —No es egoísmo, no me acuses de egoísmo cuando no lo es—, Me defendí. Soltandole—. Son mis sueños... —¡Es que a ti no te importa lo que sienten los demás! Ni siquiera has querido dar el siguiente paso—. Me acuso—. Tienes tanto miedo del amor, ¿Por eso huyes de aquí? —No es eso, no trates de hacerme sentir culpable—, le dije con un nudo en la garganta, sintiendo como el aire chocaba en mi rostro, mezclándose con aquellas lágrimas que salían de mis ojos —, No te atrevas. Y aquellas veces, que dicen, que una persona lo cambia todo, lo pensaría dos veces, porque es cierto. Y tenía enfrente a mí mejor amigo, el amor de mi vida—si éramos más específicos—, pero había algo, mi miedo a enamorarme, y el lo sabía. Shawn y yo éramos perfectos juntos, pero ninguno de los dos habría dado el siguiente paso, jamás, quizá temerosos de arruinarlo todo, pero no se necesita una relación, para arruinarlo todo. Jugando con fuego, sobre estar juntos, y sobre no estarlo. Lo quería, pero estaba tan enfocada, en no romperme el corazón... —¿De verdad es más importante irte del pueblo que nosotros?—, Me acuso—, ¡Vaya amor de mierda! ¡Solo te importa lo que tu quieres! Fue el quiebre, sabía que Shawn hablaba sobre su dolor, yo hablaba desde el mío. —No puedo creer lo egoísta que eres—, Chillé con furia dando un paso hacía el—. ¡Son mis sueños Shawn! ¿Es que acaso aun no te das cuenta que no es sobre nosotros? ¡Lo he soñado desde que tenía trece! Soltó una risa sin gracia, pasando su mano por su rostro. —Así que es eso, se trata de ti—, Asintió con misma sonrisa burlona—. ¿Y el egoísta soy yo? ¡Venga! Talle mi rostro frustrada, creía que estaba siendo demasiado egoísta—lo estaba siendo—eran sólo unos meses... Me habían dado la oportunidad en España de mostrar mis obras, estaban encantados con ello. Y querían exponerlo ante el mundo. De ello debatía parte de mi futuro. —No te estoy diciendo que te dejé de querer, es sólo que... Mis sueños no son quedarme en esta pequeña ciudad, van más allá... —Más allá, ¿Sabes qué? Jódete—. Dijo entre dientes—. Vete. Pero no volverás a saber de mí. —¡Lo ves! ¡Estás siendo injusto!—, Le grité—. ¿Estás diciendo que por amarte no puedo ir a otros lugares? ¿¡Qué no puedo cumplir mis sueños!? —¿Qué quieres Blake? ¿Qué te espere? —Quiero seguir mis sueños, quiero no atarme a un pueblo pequeño—. Le dije cansada—. El amor no lo es todo Shawn, de amor no se vive... —No importa. Esta hecho, un día, será demasiado tarde para ti Blake—. Me dijo colocándose en frente de mí—. Quieres fingir que no sientes nada, pero vamos, que ambos sabemos, que eso será una mierda—. Reprochó—. Y podrás estar en una gran ciudad, pero te sentirás sola. —No te estoy diciendo que me iré para siempre, son unos días, ¡Entiende!—, Le dije con lágrimas en los ojos—. ¿Qué pasa? ¿No es que se supone que te alegres de mi? ¿De que me vaya bien? ¿Qué cumpla mis sueños? —No seas ridícula Blake. —Los amigos se alegran por el éxito de sus amigos—. Le dije sintiendo como mis lágrimas se mezclaban con el viento helado—, Los amigos, apoyan an sus amigos. —Tal vez nunca fuimos amigos—, Sentenció retrocediendo. Sentí aquella bala, directo al corazón, más no dije nada, él se quedó estático por unos segundos. —Tal parece que no... Me gire sintiendo como mi corazón se rompía, sintiendo el alma hecha cachitos pequeños. ¿No es irónico? Siempre intente huir del amor, ahora era este, el que burlesco, tomará cada pedacito de mi. —El día, que veas, que nada resulto cómo parece, esperó que no vengas llorando—, Me dijo molesto, me detuve para verlo por unos segundos—. ¿Bien? —¡Bien!—, Le grité—. ¡Dios, eres un idiota...! ¡Cómo desearía no haberte conocido! Y es curioso, aquellas luces cegadoras, y el sonido aturdidor... Y al final de todo, había una palabra que me marco, Kismet, Cada persona tiene un destino, único, inevitable, puesto que ya está escrito. Cuidado, ten mucho cuidado con lo que deseas. Se puede hacer realidad...