Andreina Estaba tan molesta que empezó a golpear con sus uñas el escritorio, eso parece que lo molesto, lo que le dio a la joven una gran satisfacción, la que desaparece duando levanta su mirada por suerte estaba sentada o si no se va de bruces. Y ahí está él, hombre que jamás pensé volver a ver en mi vida, bueno quizá como huésped del hotel, pero nunca como mi jefe. Recuerdo que esa noche, yo, era mi otro yo, así que me relajo, estoy segura que no me recuerda y ni me volteara a ver. Andreina estaba entregada a su pensamiento hasta que Santiago, con su mal carácter de los últimos días la increpó —Y que es todo esto, ustedes no saben hacer otra cosa que traerme cantidades de papeles a diario. —Señor si no fuera urgente no lo molestaría, por favor para dejarlo tranquilo y continuar co