La información que Brian consiguió del patrocinador, fue tan conveniente como pedirle a un perro que vigilara un filete de carne. El muchacho tardó medio día en conseguirnos los datos del hombre. Ellie llamó al número y envió un correo electrónico a la oficina, mas él no respondió ninguno. Al cabo de un par de horas, cuando cenábamos, recibimos un correo de la misma dirección electrónica. Con felicidad abrimos el correo, y encontramos otra tragedia. La persona que respondió el email, era su esposa. La mujer nos pedía de favor dejarla en paz, por medio de la compasión hacia su difunto esposo. Ella quería que el hombre descansara en paz, y nosotras hurgábamos en una herida fresca que ella quería sellar. Ellie buscó el nombre del hombre en internet, y en una página encontramos la noticia de