V

1099 Words
—Tiene que ser una broma. Natalie arrugó la carta que tenía entre sus manos y la estrelló contra la pared con todas sus fuerzas. Jeremy fue a recoger la carta y le dio una ojeada al contenido de esta antes de decir cualquier cosa. Él siempre tenía que estar informado de las cosas que sucedían alrededor de Natalie así que leer el contenido de esa carta era parte de su trabajo. —No pienso ir. No. ¡No pueden obligarme! — gritaba Natalie caminando de un lado a otro lanzando insultos y maldiciones a diestra y siniestra. Estaba claramente molesta y Jeremy no la iba a detener. No le pagaban lo suficiente para eso. El rey Vide había hecho una invitación formal a diferentes países y reinos europeos con el fin de que lo acompañen en una celebración por sus 30 años de reinado, pero estaba claro que esa no era la verdadera intención del rey. En el pie de la carta se les pedía “sutilmente” a los monarcas que enviasen a “un representante digno de confianza”, pero todos sabían que esto era más un “envíen a su más valioso alfa porque mi hija está en edad de casarse”. Era el clásico cliché de organizar un baile o celebración para emparejarla con un alfa digno de ella y Natalie odiaba que otros tomaran ese tipo de decisiones por ella. Natalie podía conseguirse uno por su cuenta, o al menos eso era lo que creía. —Me temo que no tiene otra opción. — por fin se atrevió a decir el guardia — Su padre hace esto por su bien. —No. No lo hace. Lo hace porque piensa que no puedo hacerlo sola. —Usted es suficientemente capaz de conseguirse a quien quiera. — dijo resoplando con un tono de decepción en su voz que paso desapercibido — Pero eso no significa que es persona sea ideal para usted. —¿Dices que tengo mal gusto para los hombres? ¿Eso intentas decirme? — ella estaba molesta. Cómo él podía contradecirla de tal manera. Un guardia no tenía la autoridad como para opinar sobre esto. —Solo digo que tal vez su padre intenta que su… pareja sea lo mejor para usted. No es como si la estuviese comprometiendo de inmediato. Solo le está presentando candidatos para que usted los evalúe. —No necesito evaluar nada. No deseo casarme de esta manera. Además tengo una cita hoy ¿no es así? Alex. —¿El mesero? — dijo Jeremy rodando los ojos — ¿Sigue en comunicación con él? —Claro que sí. Es totalmente mi tipo. —No creo que él sea la mejor opción para usted. — dijo él muy confiado y desafiante. —¿Y quién sí? Jeremy no se atrevió a decir ni una sola palabra más. Cualquier cosa que saliera de su boca sería desaprobada y solo estaría ganándose problemas, así que permaneció en silencio y se giró lentamente hacia la ventana. —Eso pensé. — Natalie dio por sentado el silencio de Jeremy y le quitó la carta de invitación de las manos a su guardia — Espérame afuera. Prepara un coche discreto. El joven guardia asintió y se retiró rápidamente de la habitación de la princesa. Al cerrar la puerta la compostura de este de hizo pedazos. Suspiró profundamente. Cómo era posible que una simple conversación le drenara toda la energía. Se llevó una mano a la cara y trató de despertarse dándose un golpe semi fuerte en las mejillas sin éxito. Frunció el ceño y siguió su camino molesto sin razón hacia la cochera. El vestido que Natalie eligió para su cita con Alex era rojo y de corte A para resaltar su cintura que era uno de sus grandes atributos. Eligió unos tacones negros altos, una chaqueta negra que combinaba y una cartera del mismo diseñador. Llamó pronto a una de sus maquillistas de confianza para que hiciera su maquillaje para la cita y le pidió que no le reportara nada de esto a su madre pues se pondría histérica si se enteraba que iría a una cita. No podía permitirse que eso sucediese. No ahora que el alfa que encontró era perfecto. Una vez que el maquillaje natural pero sexy estuvo hecho, la ayudaron a ondular un poco su hermoso cabello rubio y dejó que su cabellera le cayera por los hombros seductoramente. Estaba lista para ir a conquistar a ese alfa. Rápidamente agradeció su maquillista y salió corriendo rumbo a la cochera para buscar a su guardia. Jeremy ya tenía el carro encendido. Era su Rolls Royce favorito así que no objetó por la elección. Le quitó la pequeña bandera de su reino que estaba en la parte de adelante, de esa manera nadie podría saber que es propiedad Real. Las rejas de metal se abrieron de par en par y dejaron salir el coche con Jeremy al volante. Se estaba haciendo de noche y las luces del alumbrado público comenzaron a encenderse. El cielo anaranjado rosáceo le daba ese toque romántico que iba perfecto con la ocasión. El tráfico era ligero y no muchos carros transitaban por la avenida principal. Hasta ahora todo estaba yendo de acorde al plan. Jeremy conducía sin decir palabra alguna. No había necesidad de que él dijese algo, Natalie sabía lo que él estaba pensando. Natalie sabía que Jeremy tenía una mala impresión de él desde el primer momento en que lo vio. Jeremy siempre había sido un poco sobreprotector con ella y quizá era por eso por lo que para él ninguna persona era suficiente para ella. Ella por supuesto que apreciaba que él se preocupe por ella, pero también le gustaría que él pudiese llevarse bien con sus citas. Definitivamente la haría sentir mejor su aprobación que su preocupación. —No tienes que esperarme. — le dijo Natalie a él cuando se estacionaron en el centro comercial —No sé a qué hora terminaremos. —No importa. Me quedaré aquí hasta entonces. —Podrías esperar toda la noche. — dijo ella bromeando —La esperaré aquí. — repitió tercamente. Sinceramente él no tenía mucho sentido del humor, pero a ella eso le parecía divertido. —Como desees. Ella se desabrochó el cinturón de seguridad y le dio un abrazo repentino a su guardia quien se sorprendió y abrió los ojos como platos incapaz de pronunciar palabra. —Si no fueses Beta, hace rato estaríamos juntos. — ella le susurró alegremente pero el corazón del guardia se sumió en una terrible soledad.
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