"¿Menos mal?, ¿Menos mal?" Palabras que se repetían como ecos tipo martillazos en la mente de la pobre Julia, quien con el rostro afligido, triste y a la vez exasperado... Dasaparicio del lugar, pero aún podía sentirse su presencia pues la licuadora comenzó a sonar sola repentinamente, como si alguien la estuviese usando.
Celestia sabia que ya esto no era nada normal, y se alertó. Se acercó lentamente a la cocina y la licuadora estaba desenchufada... ¿Como rayos podía sonar una licuadora sin estar enchufada? Aquel hecho bastó para hacerle entender a Celestia que... Julia estaba en la casa. No se había ido.
Ella se fijó y estaba en la velocidad ocho, presionando el botón "off" Fue que se pudo apagar.
En silencio total, para ver si escuchaba algo extraño, viendo a su alrededor, sentía un aura extraña, un frío nada normal y un ambiente espeso.
Fue hasta la sala y aseguró las ventanas y soltó las cortinas. Al voltearse pues nuevamente el frío vientro la abrazó, la ventana estaba abierta.
Anonadada, la volvió a cerrar, y observó por unos segundos. Caminó y por segundas vez las ventanas estaban abiertas...
Celestia perpleja con los ojos muy abiertos, se retrocedió involuntariamente, apretando los puños sin dejar de ver la ventana, sin más estremeció su cuerpo y salió de inmediato a su habitación donde pasó el seguro a la puerta. Quedó mirando la puerta, pues creía que también podía abrirse sola... La tensión invadía la casa, y mucho más estando "¿sola?" Al menos eso ella creía, la pequeña Julia estaba acompañandola, o como ellas la llamaban... Bailarina de papel.
Notando que la puerta estaba normalmente, se sentó en la cama pues su respiración se agitó volviéndose onda y densa, sonando finamente apenas en sus pulmones lo que la molestaba, pues le comenzó una crisis de asma. Rápida tamo las medicinas y se tomó una.
Tragó, y cerró sus ojos, tratándose de calmarse. Sonrió como relajandose, pero la sonrisa se desapareció cuando el chirrido de la puerta al abrirse penetró sus oidos en el silencio sepulcral.
Volteando enseguida, expandió sus pupilas. Al mirar al suelo, la hizo soltar un pequeño grito, que prefirió sostenerlo. Había en el piso de la puerta dea habitación un bailarina recortada en papel periodico...
—¿Ju-Julia? —Dijo titubeante.
Julia la estaba acompañando pero no quería contestarle, se había dado cuenta que en su corazón no hay ni un poco de afecto hacia ella.
—Julia, hija ¿estas ahí?
¿Hija? Si nunca antes la trató o habló como tal, y ¿ahora pretendía engañar a Julia incluso de muerta? Que bajeza.
Julia la veía fijamente hasta que, la puerta principal se escucho abrirse, al parecer ya había llegado Jazmín.
—¡Mama, ya estoy en casa! —Exclamó.
Celestia respiró despacio y fingió una sonrisa floja para Jazmín.
—¿Pasa algo? —Dijo mientras pisaba con sus zapatos el recorte de papel que estaba en el piso de la puerta.
—Cariño, hay algo que debo decirte.
—¿Como que? —Dijo Jazmín sin quitarle la mirada, mientras estaba muy sonriente.
—Julia huyo de casa, no regresará.
La mirada de Jazmín borró su sonrisa, eso no lo esperaba. —¿Como dices? Pero si su habitación esta intacta... Su ropa, ¡todo! —Ella se quitó y se fué a la habitación de Julia.— Ve, está todo. ¿Por qué dices que se fué?
Celestia fingió estar indignada, cabizbaja y con la mirada perdida le respondió: —Me dejó una nota diciendo que no volvería más, que nos olvidemos de ella. Así es como nos agradece, que desgracia. —Sujetándose el tabique de la nariz con sus dedos.
—Me parece algo increíble... ¿A donde pudo haber ido? Ella no conoce a nadie, apenas a su profesora... Está loca, seguramente vuelve dentro de unos días... —Corroboró Jazmín.
—Es lo más probable, no durará nada allá fuera.
Jazmín asintió y se fué a su habitación, dejando a Celestia algo pálida pero sin embargo, sonreía...
> Julia estaba decidida, a hacerse notar. >.
La madre de Julia acomodó su cama para dormir pues ya había tomado sus medicamentos y necesita calmar su respiración y los pulmones, que aún se sentia muy ondo el pecho.
Ignorando todo lo que había estado ocurriendo, se dirigió a la puerta, tomó la bailarina recortada en papel y observandola, con rabia lo estrujo en su mano, arrugandola en una bola y lanzandola en la papelera del baño. De ahí apagó la luz y de acostó en la cama, acomodandose se giro a su lado izquierdo y el grito espeluznante que soltó, debido a la impresión de ver a Julia acostada a su lado mirándola fijamente.
—Hola, Madre. —Agregó Julia, dibujando en su rostro una sonrisa genuina.
Celestia intentó levantarse de la cama pero estaba como paralizada, no podía moverse... Estaba tan congelada y su cuerpo físico no podía controlar el miedo pues temblaba involuntariamente.
—Vete de aquí ¡tu estas muerta! ¡Vete! —Exclamó Celestia ante la sorpresa.
—¿Muerta? ¿Y como es que puedes oírme y verme? —Su voz era más suave y tan tierna que sonaba al mismo tiempo algo tétrica.
—¡Tu estas muerta! Estas muerta, estas muerta, lo estás... —Repetía con los ojos apretados sin poderse mover y sabiendo que ella estaba al frente, acostada a su lado, mirandola fijamente.
Hasta Julia, comenzó a hablar sin parar: —Mírame mamá, mírame, ¡mírame! —fue alzándo la voz hasta volverse un grito agudo y espeluznante— ¡Mirame! ¿Estoy muerta? ¿Lo estoy?
Celestia soltó también un gritó, abriendo sus ojos y terminando de despertar de una terrible pesadilla.
—¿Estas bien madre? —Dijo Jazmín abriendo la puerta con rapidez— Te escuché gritar.
—Eh, si, solo que tuve una pesadilla, pero estoy bien. —Su voz estaba algo baja.
Aprovechando que su hija estaba en el pasillo, salió a la cocina por agua. Rascando su nuca y viendo predispuesta a todos lados, pues sentía que la miraban, después de haber tenido esa terrible pesadilla con Julia mucho más.
—Son sólo parte de los efectos secundarios... Eso es todo, debo calmarme. —Ella misma se trataba de calmar.
Sirviendo el agua para tomar, sus pupilas se dilataron cuando vió nuevamente la caja músical sonar, en la misma mesita de Centro, pero esta vez en volumen bajo.
—¡Jazmin! —Llamó a su hija un tanto nerviosa.
Ella llegó ante el llamado. —¿Si?
—¿Por qué está eso ahí si yo lo había botado en el basurero? —señalo la caja músical.
—Mamá ¿que cosa?
—La caja músical, esa que suena, esta en la mesita...
—Pero, si no hay nada. —Repuso algo cansada.
—¿Como que no? —Se acercó y al hacerlo la caja no estaba.— ¿Que demonios...? Pero si hace unos... Bueno, debo estar media dormida, perdón hija, ve a dormir. —Agregó con una sonrisa falsa.
—Tu también deberias ir a dormir...
—Eso haré.
Sumergida en sus pensamientos tan oscuros y fuertes, estaba ya inquieta sin saber que pensar de lo que estaba sucediendo. >.
—Claro, finge que son los medicamentos... Eres un ser humano insensible. —Susurro en sollozos la pequeña Julia.