Capítulo 9

1616 Words
Bien temprano en la mañana, Celestia despertó antes que Jazmín. Preparándose para viajar durante dos días, este sería para Celestia la excusa perfecta para decir que Julia había huído de la casa y así ella poder desprenderse del asunto. Se levantó como si nada, como lo suele hacer todos los días, solo que algo más agitada y apurada puesto que debían irse muy temprano antes que el autobús saliera. Ya ella se había preparado comprando los boletos con anticipación. Preparó algo rápido de comer, y mientras esperaba la comida... Recordó los gemidos y llantos de anoche. «No me di cuenta cuando fue que se dejó de escuchar aquello...» Se dispuso a comer, tan relajada. Cualquiera que la viese se engañaría totalmente con Celestia… ¿Quién pensaría que ella había matado a su propia hija? Y que ahora estuviese desayunando tan tranquilamente, de hecho incluso parecía más feliz que antes, como con un buen humor. De pronto, al dar un sorbo al jugo Jazmín salió al encuentro. —Buenos días, mamá. —Buenos días, querida. —Contestó, mirándola y le regaló una sonrisa. Jazmín, algo extrañada, le preguntó. —¿Soy yo o te ves como de buen ánimo? Caminó hasta la mesa y se sentó. —Pues sí, amanecí contenta porque nos iremos a San Mateo. Jazmín expandió sus ojos como una sorpresa… Era obvio que lo había olvidado. Celestia al darse cuenta giró los ojos y la mandó a arreglar todo rápidamente. Se fue a su habitación a prepararse, y había un silencio muy extraño, el cual ignoró. Ya cuando estaba lista, salió a desayunar. —Madre… ¿Julia aún está dormida? —Le preguntó curiosa. —Sí querida, déjala dormir, no la molestes. Ya hablé con ella y dentro de un rato dijo que despertaría… Ayer pasó casi todo el día ensayando para una de sus presentaciones, ya sabes como es… Entonces, —ella hablaba de lo más normal, inventando por completo mentiras a un nivel perfecto— se obsesiona en perfeccionar sus pasos y todo lo demás. Haciendo ademanes y sonriendo más de lo normal. Jazmín la observaba sin poderlo creer, y como era algo tan insólito en su mamá, ya eran escasas las veces que amanecía así, solo decidió ignorarlo. —Bueno… ¿Ya nos vamos? Al Jazmín preguntarle a su madre, la tapa de una olla se cayó, sonando fuerte contra el piso y sobresaltándolas a ellas. —¿Qué fue eso? —Seguro dejé algo mal puesto… Iré a ver. Se acercó Celestia a observar, todo parecía estar en orden, se agachó a tomar la tapa y la colocó en su respectivo lugar. Observó que todo estuviese desenchufado y apagado… —Todo en orden, ya vámonos. —Comunicó, justo al darse la espalda, vio un número escrito en el marco de madera de la entrada de la cocina: “10”. «¿Y esto quién lo habrá escrito? Seguro fue alguna de las muchachas… Al menos ya solo tengo a Jazmín, a tener que lidiar también con Julia». Tomó sus maletas y se fueron donde un auto las esperaba. La mañana parecía opaca, un cielo algo grisáceo y con poco sol, probablemente llovería más tarde. Julia, había quedado en su casa, viendo como ellas partieron a dicho pueblo, aún no quiso seguirlas, sino que se quedó para seguir buscando cualquier cosa en la habitación de su madre que le respondiera a todas las preguntas que tenía. Sabía que su madre estaba enferma, pero no de qué exactamente, y al igual que por qué se separó de su ex esposo, porque tenía fotos de papá y ni una de ella… Todo era extraño sobre Celestia, y Julia quería saber primeramente el porqué de su indiferencia con ella… Entró a la habitación mirando todo al rededor, busco en los gabinetes y encontró muchos récipes médicos, un montón de los cuales Julia no entendía, no obstante, que tomó y metió en una bolsa grande. —Me encargaré de ordenar las cosas en este lugar… —Su voz sonaba un poco más ronca y baja. Encontró cajas de tratamientos que tomaba, estos al leerlos eran para tratar el asma, las dosis eran altas y alertaba que debían tomarse con una guía médica y bajo mucha supervisión. Probablemente, eso respondía a las conductas tan diferentes de Celestia, dejándola más en un estado mental inestable. En el armario, la ropa de papá seguía intacta, ¿por qué Celestia aún no se había deshecho de la ropa de su difunto esposo? Aquello le pareció extraño a Julia, quien seguía esculcando a todo fondo la habitación qué guardaba tantas cosas sorprendentes y de las cuales ahora entendía porqué Celestia no permitía que entrarán sin su consentimiento y sin que ella no estuviese. Miró en otros gabinetes, encontró una libreta que parecía de números telefónicos, detrás, en las últimas hojas, había uno bastante llamativo y resaltado: “Clínica de interrupción del embarazo 0102-809-1011”. Julia se quedó perpleja ante lo que estaba leyendo… ¿Una clínica para interrumpir embarazos? ¿Qué significaba eso? Comenzó a deducir cosas… Y sus pupilas se agrandaron cuando pasó por su mente la idea de ser ella misma a quien quiso Celestia abortar. Ella, ante la curiosidad que la consumía, marcó al número, y la voz de una mujer salió al teléfono de la casa… —Hola, muy buenos días. Le habla Patricia desde atención al cliente en la Clínica IES de Interrupción del embarazo. ¿En qué podemos servirle? Ella estaba notoriamente impactada… ¿Su madre pretendía no dejarla vivir desde antes? Una lágrima brotó de su ojo derecho. ¿Por qué ella era así? ¿Cuáles eran sus razones? Hasta que la voz le pudo salir. —Soy Celestia Bells. Tratando de imitarla lo más que pudo. Pero, ya habían pasado catorce años… Era muy imposible que le dieran alguna información de hace tantos años. —¿En qué podemos ayudarla? Señora Bells. —Hace catorce años fui tratada en esta clínica ¿aún tienen información referente? —Disculpe señora Bells, pero toda la información es confidencial, a menos que desee retirarlo usted misma, debe venir presencialmente con su documento de identidad. Julia al verse sin salida decide colgar. Pero, nada le quitaba la idea de que era a ella a quien Celestia deseaba no tener. Volvió a la habitación de Celestia a continuar con la búsqueda. Antes arrancó el número de la clínica y la guardo en la bolsa, todo lo iba guardando en la bolsa… Era parte de recolectar pistas y pruebas que más adelante les serviría para destapar la verdad a la luz. Desde que Julia falleció, su padre también había desaparecido incluso como espíritu, pues todo era parte de la imaginación de ella, aunque nada descartaba que algunas veces si se trataba de su padre, que le aparecía solamente a ella por ser él, el único a quien tenía. Las luces de la habitación parpadeaban debido a las emociones tan descontroladas de Julia quien devastada estaba por darse cuenta de todo lo malo que le hacía su madre, siendo ella inocente de todo. Dentro de las prendas de ropa íntimas de su madre, debajo de estas había cientos y cientos de más fotos de su padre. ¿Por qué estaban guardadas de esta forma? Siguió buscando, y en una libreta como especie de diario donde había más cartas de las cuales le había quitado Celestia el día que la apuñalo mientras ella estaba acostada… «Necesito encontrar esas cartas que ella me quitó» en su pequeña cabecita pasaba ese pensamiento. Entonces, fue hasta una radio que estaba allí, sin uso… Julia recordó el día en que su padre le había traído esa radio a su madre como regalo de uno de sus viajes. Su madre nunca lo había usado sino los dos primeros días y de ahí lo guardo. Julia la tomó, y sintonizo hasta encontrar una música instrumental bastante interesante que le gustó. La dejo sonar mientras ella seguía buscando en la habitación y leía la libreta de su madre. "A veces desearía no haber existido… Pero recuerdo la mirada tan perfecta de Derian el día que estaba con la patética de mi ex mejor amiga… Genova Smith, aún sonrío cuando recuerdo su reacción al acercarme y decirle que Derian me pertenecía, su cara era de horror… Y mucho más, cuando le di ese sustito de pintura roja mezclada con agua, ella creía que era sangre… Ya eso lo hice después con la suya misma. Qué gracioso es… Nadie la manda a traicionarme, ella sabía cuanto estaba enamorada de Derian y sin más se atreve a intentar quitármelo, era inaceptable para mí, no iba a permitirlo. Pero Derian… Mi amado y perfecto Derian, que al final pude casarme con él. Pude hacerle entender que era conmigo con quién él sería feliz. Fue algo difícil, pues él era testarudo, pero ya luego de varios intentos le hice ver que no era como lo decían. Con mi maldito ex esposo, quien agradezco que esa sabandija se haya ido al infierno. Cuando conocí a Derian me enamoré tan perdidamente de lo bueno que era, me trató tan bien, como una princesa… Tan diferente al desgraciado de Enrique, que me lastimaba y me maltrataba, quería que hiciera su voluntad y tenerme a su mano siempre. Pero ahora, sin Derian y con el castigo de tener que ver a Julia todos los días... Me siento castigada terriblemente, quizás deba sacarla de mi vida para tener algo de paz. Eso haré." No paraba de tener reacciones en su rostro, ante lo impactante de los escritos de su madre… la cual parecía no estar muy cuerda. Celestia realmente estaba en graves problemas.
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