Amaneció, una mañana muy silenciosa en la casa de las Wilkinson. Aún Jazmín seguía dormida debido a la noche tan agitada que tuvó y el trasnocho que agarró debido al miedo y luego a las horas que pasó hablando con Charly.
Celestia despertó de muy buen humor, parecía haber dormido muy plácidamente.
—¡Que sueño tan reconfortante! —Esbozó.
Yendo a la cocina para preparar una taza de café y mientras lo hacía, el timbre de la casa sonó.
—¿Quien diablos visita tan temprano? —Se quejó acercándose a la puerta frunciendo el entrecejo.
Al abrir la puerta una sonrisa muy amable y algo exagerada se asomó y aquella presencia la disgusto. —¿Que desea?
—Buenos días, señora Bells. ¿Puedo pasar?
La señorita Sunny había llegado a las 8:00 de la mañana con un bolso en su espalda y un conjunto casual, se veía como una joven de veintitrés años que no aparentaba tener ya sus treinta y dos.
Celestia algo indispuesta se quedó callada, casi a punto de decirle que no podía, Sunny se le adelantó. —Quiero hablar con usted, es urgente y necesario.
Celestia volteando sus ojos, apretó la manilla y le hizo seña con la mano para que pasase.
—Siéntese. ¿Quiere café?
—Oh, no. Gracias, pero soy alérgica a la cafeína.
La miró con recelo. —Bien, ¿y qué desea hablar tan urgente?
Sunny se sentó en el viejo sofá de la fúnebre sala donde se podían notar una fila de alfileres fríamente clavados en el descansabrazos que prontamente Celestia al percatarse cubrió lanzando encima un rústico cojín que fué en vano ya que de igual manera Sunny lo notó solo que haciéndole menos importancia decidió hablar.
—Ya sabe que soy la profesora de danza de Julia, también soy su amiga y ella es muy especial para mí. Lo que quería hablar sobre ella, bueno hace poco hablé con ella y...
Celestia frunció más el ceño. —¿Hace cuanto hablaste con ella? —Preguntó curiosa.
La señorita Sunny tosió de una manera algo exagerada al verse intimidada por la predisposición de Celestia.
—En realidad ella... —Suspiró para seguir hablando— Me ha llamado la atención como ha mejorado su condición física a la hora de bailar, sus capacidades son muy buenas entonces...
De un brusco e inesperado brinco sorprendió a la señorita Sunny al recibir el peso de un tétrico gato viejo y n***o en su espalda provocando que ésta se sobresaltara levantándose a la par de la silla ganándose una espantosa carcajada chillona de Celestia.
—Es de Jazmín, no tiene porqué temer, a él le gusta recostarse de las personas— Agregó con una exagerada sonrisa y con ojos brillantes a la vez que el gato se montaba encima de ella— No me gustaban los animales pero este ha sido la excepción, es tan bonito ¿no crees?
Sunny la miró de reojo por su cínica expresión y con nervios se volvió a sentar en el sofá.
—Seguro.
—Bueno, ¿ya puede continuar? Estaré ocupada dentro de un rato— Espetó Celestia impaciente llevando un trago de café a su boca.
—Claro, la cosa es que... Julia es una de las mejores en mi Academia y está entre las escogidas para un evento muy importante que se realizará, donde asistirán jurados de otras partes de la ciudad. Estoy segura que Julia estará entusiasmada por esto y usted por supuesto.
Al escuchar eso dejó de beber por impulso y abriendo los ojos como dos tórtolas en dirección de Sunny los entrecerró molesta para decirle: —¿Cómo está tan segura?...
—Pues es lo que a Julia le...
—Pero ella no participará en eso— Exclamó elevando la voz tanto que se le quebró al final y estalló en una corta pero siniestra risa. —No— Concluyó frunciendo el ceño con enojo.
El pulso de Sunny se aceleró más de lo normal y por reacción de los nervios también rió cuando sonó un escalofriante y fuerte maullido proveniente de afuera que terminó asustándola más. El gato no estaba con Celestia, tampoco con Sunny, pensaron que probablemente se había salido en un descuido.
—¡Rayos! ¡Tinieblas, ven aquí! — Se refirió Celestia al gato levantándose de sopetón de su asiento.
> Pensó Sunny.
En un descuido de Celestia, Sunny se encaminó apresurada y silenciosa hacia el caminillo grisasío que conducía a la cocina donde se encontró con Jazmín.
—Hola Jaz ¿me podrías decir donde queda el baño? Estoy urgida.
La joven la miró con cara de pocos amigos y bufando le respondió sin abrir mucho los labios —Al final del pasillo, vaya y venga rápido.
—Gracias.
En esa casa había un ambiente tenso que por alguna razón producía escalosfríos, se podía sentir como si muchos te estuviesen mirando incluso no habiendo nadie más, Celestia se había ido al porche en busca del gato, Jazmín preparaba un emparedado con un mal genio en la cocina; el irritante olor a incienso que desprendía aquel lugar era causa de náuseas incluso con los latidos acelerados de Sunny la atmósfera se volvía aún más pesada pero eso no fué impedimento para que se detuviera en su decisión.
Miró con avidez hacia las escaleras a la vez que avanzaba sin dejar de mirar a su alrededor por seguridad.
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En su vacilo siguió adentrándose por la misteriosa y llamativa escalera que conducía a las habitaciones, pero en eso se escucharon las pisadas de Celestia desde la sala, fue ahí donde Sunny quitándose los zapatos con sutileza avanzó con rapidez por las escaleras hasta escuchar un grito:
—¡Jazmín! ¿Donde diablos está la profesora Sunny?
—Esta en el baño, mamá— Afirmó la joven segura de su respuesta.
Por otro lado los miedos querían invadir a Sunny pero aún así tomaba en cuenta que ya estaba en el acto y no podía retroceder ya que su venida sería en vano.
"Lass mich deine süße Qual schmecken"
"Déjame saborear tu dulce agonía"
Al llegar a la entrada del pasillo luego de subir las escaleras donde estaban presentes las habitaciones se encontró Sunny con ese letrero escrito en alemán con forma de garabatos que a la ligera parecían no tener sentido, pero como ella sabía el idioma pudo comprenderlo más no hallarle lógica alguna, simplemente se extrañó y para no perder más tiempo siguió avanzando hasta presentarse ante la primera puerta que encontró; desconociendo al dueño de dicha habitación procedió a girar la manilla con una segura inseguridad, notó las paredes color rojo pastel con blanco, una pequeña librería de madera fresca, un gran espejo que se movía raramente por la brisa que entraba a través de la ventana, en la cama habían muchas almohadas pero Sunny de alguna forma presentía que esa no era la habitación que buscaba y lo pudo confirmar al mirar una fotografía de Jazmín en la peinadora de la misma. Por ende salió de ahí lo más rápido y sutil que pudo para dirigirse a la siguiente habitación.
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Al entrar cerrando con delicadeza la puerta quedó anonadada por el aspecto de ella, no obstante sintió unos pasos llegar hasta la primera habitación que era la anterior a la que había entrado Sunny, eso provocó que su respiración y pulso se aceleraran entrecortándose pero guardó silencio mientras visualizaba la habitación desde la puerta, sintió como fué abierta y cerrada la puerta de la primera habitación de inmediato, entonces eso le causó un poco más de tranquilidad para seguir inspeccionando el sitio que efectivamente no era la habitación correcta ya que el aspecto de aquella habitación era como si un desequilibrado se hubiese hospedado en ella, como si hubiese pasado un tornado dejándolo en un completo desastre; habían vestidos, conjuntos y zapatos de tacones mayormente de colores neutros en el suelo, la cama estaba desordenada, habían montones de pastillas de diferentes tipos regadas una en una mesa, lo que más le afectó fué el hecho de encontrarse con un espejo partido a la mitad y reflejarse en él, un frío inhóspito acarició su cuello cuando miró la mitad de una fotografía vieja donde aparecía Celestia años atrás luciendo un vestido de novia, sintió como si la mirada de ella en esa fotografía cobró vida y le sonrió al escuchar un grito fuerte de ella desde abajo. De un salto de amedrentamiento quiso salir rápido de la habitación pero su pantalón se enganchó del filo sobresaliente de la cama que estaba cerca de la puerta la cual le hizo un pequeño corte en la piel no muy profundo pero lo sufiente como para sangrar externamente, entonces con un pedazo de tela del suelo se cubrió raudamente la pequeña herida y tapó la evidencia con la bota de su mismo pantalón, salió como pudo y observó que solo quedó una habitación a la que no logró entrar y que era más que obvio que era esa la adecuada, la verdadera razón por la que se había arriesgado a entrar a esa escalofriante casa.
Bajó en apuros sin retroceder ni un segundo; cuando al llegar al último escalón de la escalera en forma de espiral inoportunamente encaró con Celestia.
—¡Tú!... —La miró buscando intimidarla con su tono amenazante y aspecto de odio— ¿Que hacías allí arriba? ¿Acaso se te perdió algo?— Continuó preguntando sin apartar su manipuladora mirada de ella.
Ese hecho no lo vió venir, su mente estaba en blanco y sus manos se volvieron fríamente sudorosas.
-No, lo que pasó fué que...
No encontraba que decir hasta que finalmente encontró una buena excusa al escuchar un ruido proveniente de arriba.
—Que escuché un ruido fuerte desde arriba y pensé que algo se le pudo haber caído a Jazmín o le pudo haber pasado algo— logró decirlo.
Con eso pareció casi haber convencido a Celestia ya que pasó su mano por su cabello más tranquila llevando su mirada a otro punto.
—Oh, ya veo— Dijo Celestia en voz baja.
Sunny asintiendo posó su pie derecho al suelo y luego su derecho ya que estaba aún en el escalón, pero al bajar por completo la larga mujer llevándole la delantera en tamaño se inclinó un poco hasta llegar a su oído y susurrarle:
—No vuelva a subir a estos lados. Odio que recorran mi casa de esa manera. No lo vuelva a hacer y todo estará bien ¿de acuerdo?
No le quedó otra opción que asentir a su amenaza sutil.
—Disculpe, no debí venir la verdad— Agregó Sunny alejándose de ella en dirección hacia la sala.
—No se preocupe que yo también pienso lo mismo— Respondió Celestia sonriendo adelantándose para abrirle la puerta para que se fuera.
En eso Sunny salió pronunciando un "adiós" a la misma que le cerraron la puerta en la cara de un portazo, sintió una tranquilidad al salir de esa casa opresora, entonces soltó su cabello para volver a atarlo mejor y avanzar para irse, por un momento se detuvo y giró, tiró de su vista hacia las ventanas de las habitaciones de la casa por última vez, cuando inesperadamente en la tercera, vió pasar una escalofriante pequeña silueta humanoide por ella que la dejó sin habla.