Lo que sabes

1483 Words
Ralph lleva a Tily al campo, se quedan acostados debajo de una arboleda y Atlas finalmente prueba las mejores pastas del mundo, calientes, deliciosa, llenas de camarón, con mantequilla chorreando. Le encanta cómo le quedan y suspira aliviada. —No quiero ofenderte, pero deberías dejar el trabajo y dedicarte a cocinar, sin camisa, y seguro, muchas mujeres comerían —los dos se ríen. —En serio, tu comida es fantástica. —Gracias. —Deberías tomártelo seriamente. —¿Por qué? —Eso es como si yo hubiese estudiado aviación o astrología. No me haría feliz, no como a mi padre, porque me gusta algo terriblemente diferente. Tú eres un excelente abogado y un juez justo. Eres un apasionado de la cocina y eso o veo yo y todo el mundo. —Me gusta mi trabajo, me hace sentir parte de mi familia, útil y respetado en mi comunidad y la paga es muy buena. —Ya… ¿Y no te gustan más tus cafeterías? —Sí, manejo los menús y pruebo algunas recetas nuevas la bebida del mes siempre tengo parte, pero, no sé, es un plan B. —Cuando estés listo para hacer de tu plan B tu plan A, avísame, tengo dinero para invertirla. —¿Sigues guardándolo bajo el colchón? —Sí, pero cantidades normales. —¿Cuánto es normal? —Cinco mil dólares, por si tengo que huir, me secuestra dentro de mi casa, si se me rompe una tubería o si se inunda el pueblo. —Comenta. —Espero que te puedan comprar un bote. Atlas se ríe y le da las gracias por cumplirle el capricho, Ralph le sorprende con un postre maravilloso. Atlas se apoya contra el árbol y su novio contra ella. Ralph le besa el cuello, la mandíbula, la mejilla y reparte un par de beso en los labios. —Yo soy el postre. —Podrías serlo. —Comenta Ralph mientras sus dedos acarician el abdomen de atlas. —Ralph—dice Atlas mientras le toma de la camisa y le acerca para besarle. —Hazme el amor —pide contra sus labios. Le la mira con cierta ternura antes de asentir. La pareja deja sus platos con los postres en el césped, Ralph mueve algunas cosas y se quita la camisa antes de inclinarse besar a atlas, acaricia su cabello la piel de su mejilla y se miran a los ojos mientras sacan la camisa de Atlas y su suéter, él sonríe porque en el cesto hay una cobija. —Estabas pensando en hacerlo aquí —pregunta Ralph. —Pensé que había una posibilidad—Ella le besa y acaricia sus hombros, Ralph se frita un poco contra ella mientras se besan, disfruta del jugueteo de sus bocas. La danza sincronizada que a pesar delos años de distancia no se olvida y más bien logra perfeccionarla. Se encienden el uno al otro, saben cómo y dónde tocarse para poner el cuerpo del otro al límite. Él abandona su boca en busca de aire y con la intención de despertar nuevas sensaciones en Atlas. El joven lame uno de sus pezones, con fuerza, Atlas se mueve mientras el placer la recorre por todo el cuerpo, el viento frío, las caricias de Ralph mientras se dirige hacia su coño, la anticipación la mata, le mira a los ojos mientras desabotona sus pantalones, el joven lame alrededor del ombligo de Atlas, y esta suspira. Acaricia su pecho sus dedos juguetean con sus pezones mientras la otra se introduce bajo sus pantalones, Atlas gime ante el contacto y él le ordena elevar las caderas. Ralph, continúa acariciando su clítoris hasta que bajan finalmente los pantalones de Atlas, este lame su zona sensible y ella da un respigo pequeño mientras la niña con un ligero empujón de la cabeza a continuar lamiendo, Ralph va jugando co el ritmo siente los dedos de Tily enredados en su cabellera, empujado su cráneo. La escucha pedir más, mientras busca su orgasmo. Él. Se abre los pantalones y baja su ropa interior, se acaricia rápidamente con la mano. —Penétrame, te quiero dentro de mí. Ralph sonríe ante la orden de su mujer, los dos se miran mientras Atlas se corre, él le observa con los labios entre abiertos, a apoyándose sobre los codos mientras grita de placer, todo su cuerpo está encendido, lleno de energía s****l la cual disminuye lentamente. El joven se acuesta a su lado y continúa masturbándose, lame uno de los pechos de atlas y ella busca su boca, le besa co mucha más pasión que al inicio, la joven se acomoda a horcajadas sobre Ralph, y le besa el cuello, el pecho y reemplaza su mano con la de ella. El joven gruesa ante las caricias de Atlas, disfruta al sentir la presión correcta y la velocidad que necesita, Ralph sabe que va a c******e rápida, pero ella, se asegura de hacerle perder la cabeza con su boca, la joven gira su cuerpo para lamerle. Inicia con sus testículos y después sube lentamente poro toda su polla. La introduce y el sonido de su saliva, la sensación de estar dentro de su boca, con Atlas en pompas tocándose mientras le realiza sexo oral. Le encanta todos sus sentidos están estimulados y justo ante se c******e sus manos, él estruja sus las nalgas con fuerza y uno de sus dedos se introduce dentro de su coño, los dos gritan. Atlas se traga el primer chorro de semen. —Me gustaría tener sexo bonito, como en las películas—sugiere Atlas mientras se acomoda a su lado, él le acaricia el pelo y los dos se miran. Se dan un beso corto tras otro. —¿Cómo funciona eso “del sexo bonito”? —Ya sabes, con un ritmo sexy y lento. —acota Atlas . —Él encima y ella encogiendo lentamente las piernas —Ralph ríe y Atlas se contagia. —A él le pagan por aguantarse las ganas, por eso se ve así, soso, lento, a mí me gusta cómo lo hacemos nosotros. Con hambre, energía y garbo. —Bueno, nos felicito. —Voy a follarte aburrido, para que próxima vez que se te ocurra tener al sexo se lo pidas a alguien más. —Cuidado con lo que pides. La pareja se ríe y se besan, Ralph vuelve a estar encima, en nada, esta vez, sube las piernas de su mujer a sus hombros y le promete sexo soso mientras juega con la punta de su pene contra su entrada, en cuanto está dentro, hace todo su esfuerzo por contenerse y mantenerse en modo sexo de película romántica. Alguien más en la familia estaba en todo productor de Hollywood y se trataba de la abuela. Piedad había interrogado Elise para encontrar el punto exacto en el que Ralph se podría en una rodilla, todos saben que la respuesta de Atlas en cualquier lugar sería un sí, pero a Pia en especial le gustaba hacer de cualquier ocasión el momento perfecto. —No te puedes enojar. —Advierte su nieta. —Estoy ya enojada. —Vale, entonces, me quedo callada. —Habla, Elise, habla—la presiona su abuela mientras la pellizca como cuando les llevaban a la iglesia de pequeña. Piedad se apartaba un par de sitios a su lado, para los niños que estuviesen avergonzando. Su madre en la casa de dios, les daba un pellico en la nuca mientras la gente cantaba y luego les sonreía para recordarles lo importante que es la obediencia, la mujer comienza a pellizcar a su nieta y esta reconoce que a ellos dos les gustaba la piscina techada o la casa vieja. —Las dos están rotas, creo que la casa vieja es más fácil de arreglar, quiero tres cuadrillas trabajando en eso, arreglos flores, blancos, rojos, rosadas y amarillos, Ralph dijo que es el color favorito de Atlas, quiere una selección en su música favorita en violín y una bandeja de snacks. Un fotógrafo que sepa cuándo irse y quiere una foto familiar después. —Sus papás han confirmado. —No, yo envié una invitación física y otra digital. —comenta Pia. Melissa toma el teléfono y llama a la madre de Atlas quien tarda un poco. En contestar, la madre de Ralph se aleja de su familia le busca de un poco de privacidad mientras la saluda. —Buenas, soy Melissa Westborn, la mamá de Ralph. —Sé, perfectamente quién es usted. —Ralph los llamó con respecto al compromiso. —¿Usted lo sabía? —¿Qué cosa? Sé que mi hijo está enamorado de Atlas y ella de él, todo el mundo lo sabe, señora Zollinger. Es casi necesario aunque se comprometan, es lo justo para su relación. —No me trate como estúpida. ¿Usted sabía del aborto? ¿Usted les apoyó con eso? —pregunta en medio del llanto.
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