Confrontar

1741 Words
El miércoles por la mañana Ralph decidió sorprender a Atlas, llevarla a desayunar y terminar de conversar. Eran el tema de conversación de la ciudad, todos querían saber más sobre ellos. Él estaba siendo seguido por todos lados, pero sabía manejarlo. Ralph era uno de los nietos del cuatro veces presidente del país, su padre siempre había estado en la política, su abuelo materno también y eso hacía que recibiera atención no deseada de toda la vida. Por su trabajo, Atlas sabía maneja mucho mejor a la prensa, siempre ingeniosa y carismática, lo que pasa es que Ralph sabe cuán insistentes pueden llegar a ser y no le gustaba enterarse de que hubiese gente en la puerta de su casa esperando con cámaras, autos y motocicletas. La joven estaba despierta haciendo pilates en su sala cuando escuchó los golpes en la puerta. —Atlas —le llama. —¿Está abierto? El joven ingresa a la casa y le mira en una posición rarísima. A él le encanta escuchar a Atlas diciendo que no está obsesionada con su cuerpo porque lo esta, hace ejercicios todos los días y sigue una dieta aunque no lo llama así, libre de carbohidratos y consume muy poco azúcar, por no hablar que desde los dieciocho está obsesionada con cualquier cosa que le indique que ayudará a evitar arrugarse. —Atly, a partir de mañana tendrás chofer y seguridad. —¿Por qué? —Manejas fatal y hay muchos paparazzi siguiéndote. —No me sigue nadie—Él señala la ventana y los dos ven los arbustos, ella asiente y sonríe para la cámara. —Lo peor es que no te das cuenta. —Ralph no seas loco. —Bueno, déjame al menos cambiar el llavín. —Está bien, cambiemos el llavín loco —Atly toma asiento y le mira a los ojos.—¿Qué haces aquí a esta hora? —pregunta la joven. —Quería verte y programar unas salidas, invitarte a desayunar, ¿cocino o salimos? —Me visto y nos vamos, me encanta caminar por la mañana por el parque de los patos —comenta y él sonríe. Mientras Tily se va a alistar, él inspecciona la casa, no hay fotos ni cuadros, es como si no estuviese viendo ahí en realidad, pero mostraba mucho de la personalidad de Tily. —Atlas—Grita Drake mientras entra a la casa.— Atlas Zollinger—Repite y Ralph sale de la cocina y ve a su excuñado, los dos se queda en silencio mirándose. Atlas sale de su habitación ante el silencio porque los gritos de su hermano solo son una forma de estimulación para ambos, pero el silencio de Drake es mucho más peligroso. —¿Qué hace Ralph aquí? —Estamos a punto de salir a… desayunar. —No me parece —comenta Drake mirando al ex de su hermana. —Bueno, tú que volviste con tu ex y te casaste y adoptaste a sus hijos. Sabrás que a veces, cuando hay amor, hay amor —Responde Ralph. —Okay, otro día se mean encima—la joven le da un beso a su hermano en la mejilla, pero evita a toda costa mirarle a los ojos. —Si no llego tarde Drakey, qué tal si vienes a la oficina y almorzamos juntos. —No, Atlas, explícame por qué haces esto a mamá. —No le hice nada, solo intenté decirle que no y ella insistió y perdí la cabeza. —¿Qué le apetece a la señora Zollinger? ¿Cuál es el requisito para ser parte de la familia? ¿Qué tienes que donar hoy Atlas, un pedazo; hígado, riñón, tu páncreas al completo? —La enfermedad de nuestra hermana no es un chiste, Ralph. —No, lo que es una falta de respeto es tener otro hijo para darle cada pieza corporal y cuando diga que no olvidarse que existe. Eso es lo que está mal, Drake. —Yo entiendo que estabas muy pequeña… —¡Ya! De verdad, no puedo hacer esto antes de ir a trabajar Drake. Sé que para mamá es difícil, pero si alguien me amó aunque fuese solo por agradecimiento fue mi hermana, no puedo ir todos los años y rezarle y no sé… no puedo…—responde mientras llora. Drake se acerca a sus hermanas y le abraza, se disculpa porque todos siempre entienden que su mamá vive en un constante dolor, la forma de dolor más destructiva; perder a un hijo puede resultar inexplicablemente desgastante y doloroso. Nadie pensó lo que sería para Tily perder a su hermana. Todos había encontrado al culpable perfecto, a la pequeña que dijo que no. No era culpa de dios ni del cáncer, ni siquiera se les ocurrió culpar a la ciencia sino a la hermana donadora. —Atlas, tú nos regalaste diez años de vida más para Fiorella, eso es… algo por lo que todos estaremos agradecidos siempre y por eso es que mamá llamó a invitarte. —Bueno, yo no quiero ir y Ralph tiene razón, cuando más los necesité, estuve sola y solo Ralph estaba, así que esa es mi vida ahora. Gracias, Drake, cierra cuando te vayas. Ralph la rodeo con su brazo y la dirigió a la salida. Frente al auto el joven abrazó a Atalas e intentó consolarla, ella vio a uno de los paparazzi y no se soltó del abrazo. Drake salió detrás y regresó corriendo por donde venía. Ralph le dio un beso en la frente, uno que sabía a casa, a familia y confort, la joven le miró a los ojos y sintió un escalofrío recorrerle el pecho. Él sonríe y ella le imitó, antes de señalar el auto. —Yo te llevo hoy al trabajo y te recojo, iremos luego al cine. —Hoy tengo programa nocturno. —¿Sí? —¿De verdad? —Sí —responde la joven—. Es sobre los ex que siempre quieren volver —Los dos ríen. Ralph y Tily van a desayunar a un restaurante cerca del parque de los patos. Los dos observan como el otro no ha cambiado. Ralph tiene un plato lleno de repostería y café, ella está preparando su jugo de naranja con café y su plato lleno de proteína. —El viernes hay una actividad, mi abuela organza y quiere saber todo el chisme y estamos en su mesa. —Me encanta tu abuela. —El próximo fin de semana cumple mi hermana y su mayor deseo es ir al mar y se lo voy a cumplir, compré una casa y quiero levarla. —Eres muy dulce. —Y tú tienes que venir y ganarte a mi madre. —La mujer que me odia. —Comenta con una sonrisa falsa que les hace reír.—De fijo hoy me preguntarán cuál es nuestro status. —Di la verdad—Responde. Los dos se ríen. —¿Sabes, Ralph? Nunca te he dado las gracias por apoyarme incondicionalmente. —Sí, nunca —Ella rueda los ojos. —Estoy muy agradecida de tenerte en mi vida. Eres mi mejor amigo y si puedo ayudarte a cumplir uno de tus sueños voy a hacer mi mejor esfuerzo, así que el viernes seré la señora que necesites que sea. Hay algún código de vestimenta y comportamiento. —Yo te mandaré el look, pero prefiero que vayas con poco maquillaje—Ella rodó los ojos y él rió. Ralph se puso en pie pagar la cuenta y pidió un chocolate y pastelillos para Atlas, le entrego el chocolate caliente y la tomó de la cintura para ir a caminar. Luego la llevó a la oficina y se despidieron. Ralph llegó a su lugar de trabajo y ya había fotos en redes en las que le etiquetaban como la pareja del año, el primer amor, Tily y Ralphy, la pareja de la que se sabe poco. El joven sonrió complacido y esperó la llamada de su madre toda la mañana. La mujer siempre había dejado claro que no le gustaba su relación con Tily y como estaba ignorando a su papá, sabía que Melissa no tendría reparo en hacerle saber todo o que estaba haciendo mal en la vida. Él había tenido una mañana tranquila, eso hasta que salió para ir a almorzar y la encontró sentada en la sala de espera. —Tenemos que hablar. —Hola, mamá. —Saluda a Melissa Westborn, su madre. La mujer se pone en pie y le da un beso en la mejilla. —¿no te trajiste a Sofía? —Tu hermana no es una mascota, es un ser humano. No me gusta que la alborotes con ir a la playa y no me gusta lo que estás haciendo con Atlas. —¿Qué estoy haciendo con ella, según tú, mamá? —No sé cuál es el plan Randolph, sé que no está bien. —Mamá, Tily es legalmente mi esposa y los dos estamos de acuerdo en internarlo antes de ir a divorciarnos porque mi mamá y la suya creen que no somos suficiente el uno para el otro. —Ralph, Atlas, no tiene lo necesario para ser tu esposa. Si vinieras mañana casado con su hermana sería muy diferente. Gina por lo menos… —Mamá, hazme el FAVOR de no volverlas a comparar en la vida y todo lo que sientas por Atlas y sea negativo te lo reservas. Haznos el favor de o meterte, no tengo quince ni veinte años y ella es lo que quiero punto. —¿Sabe Atlas que estás perdidamente enamorado como cuando tenías dieciséis? Es que ese es el problema, te comportas como un idiota cuando estás a su lado. —Mamá, la única idiota aquí eres tú. El hombre se la mete a todo el pueblo, tú le dejas, sonríes de su brazo como la esposa perfecta y renuncias a todo por él. Si quieres hablar de cosas que no están bien, sentémonos y discutamos tu matrimonio—Melissa nunca le había pegado a su hijo, pero después de todo lo que Ralph tenía que opinar sobre ella, la mujer no tardó en abofetearle. —Soy tu madre y te gusten mis decisiones o no me debes respeto Ralph, a mí y a tu padre. Y tú, a diferencia de ella, eres responsable de un pr de apellidos importantes, no puedes hacer lo que quieras porque le debes cumplir a la familia.
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