Ayuda

1499 Words
Ralph no se sentía cercano a sus padres, sin embargo, sabía que cuando se acercaban a él en busca de ayuda, consuelo o atención era porque realmente lo necesitaban. Su padre parecía genuinamente asustado con respecto al tema de su salud. Los síntomas había sido tan inocuos que los había dejado pasar por años, sin embargo, durante los últimos meses había necesitado mucha asistencia para salir de casa, desde el uso de un chofer hasta sostenerse con un bastón. —¿Mamá sabe de esto? —No y no va a saberlo hasta qué me digan dónde está el problema—Ralph rodó los ojos. —¿Qué quieres que haga por ti? —Sé que tu mamá es difícil, pero necesitará un poco de ayuda durante el ajuste y tu hermana necesitará un poco de apoyo, no te tienes que ir a vivir con ellas, pero sí manejar los negocios y las cosas hasta que estén un poco más acostumbradas a estar solas. —No me gusta hablar de muertes sin diagnóstico, ve a tratarte y cuando estés seguro de lo que tienes hacemos un plan. —Tengo muchísimo miedo—Reconoció Rafael y su hijo el cual estaba a punto de gritar y salir corriendo de su cuerpo le tomo de la mano y le prometió que estaba bien, que iba a estarlo. —El lunes, temprano, iremos con los mejores equipos médicos y no saldremos de ahí hasta que teníamos un diagnóstico, cuando lo hagas, irás a decirle a tu mujer porque no planeo morir por mentirle —Rafael asintió y su hijo le dio un beso y un abrazo. Lo acompañado al auto en el cual el chofer le esperaba Ralph no se sentía de humor para nada más después de conversar con su padre. El joven les preguntó a sus secretarias si tenía alguna cita programada y ella negó por lo que tomó algunos documentos y le dijo que se tomaría la tarde libre. La joven asintió feliz por su jefe y él le dijo que en un par de horas, muy disimuladamente podía huir. Ralph de camino su casa llamó a Sofía. Su hermana respondió alegre y casi de inmediato. —Hola, Ralph, ¿estás molesto conmigo? —Sofía, ¿por qué debería estar molesto contigo? —No sé… no me has llamado. Ralph sabía que su hermana tenía unos dote de manipulación impresionantes, por eso no se tomaba tan en serio sus acusaciones. —Peque, he estado estresado; trabajando pero nunca, nunca, nunca, enojado contigo. —Ahh… ¿y con mamá? —Ya se nos pasará, ¿alguna novedad? —¿Quería saber si puedo invitar a algunos amigos a tu casa de playa? —Claro, ¿cuáles?, ¿cuántos? ¿y, cómo se llaman sus papás? —Sofía se ríe y Ralph también, La joven le comenta que son unos chicos que van a la piscina cerca de su turno y cuando su mamá no está viviendo logra hacer conversación y pensó que a ellos les gustará tanto como ella nadar en el mar. —Eso está maravilloso, quieres que te mande a hacer invitaciones. —No, les escribiré por **. —Vale. —Responde Ralph. —Dales mi número en lugar del de mamá para cuando llamen sus padres. —Gracias. Te extraño y muero por ver a Tily, ¿creces que quiera ir por un café conmigo? —Siempre. Ella te dora con la vida, le diré que quieres verla. —Pásale mi número, igual, le escribiré por insta. Oye, ¿qué tenía la otra hermana de Tily? No sabía que tuviese otra hermana, más que Drake y Gina. —Sí, Fio, falleció hace muchos años. —Jumm… pobre, Atlys. —Comenta la hermana pequeña de Ralph—Sí. Ustedes dos tiene mucho en común. —Sí, pero tu estás viva y eres una latazo así que no compares. —¿Puedo comprar unos vestidos de baño mandarlos a tu casa? —Tu mamá no me va a matar por tu culpa Sofía, cómpralo y que lleguen a tu casa donde mamá los confiscará—Los hermanos ríen y Ralph termina aparcando frente a la casa de Atlas. No era realmente su intensión ir a verla y muchos meno sin anunciar, pero desde temprano había dicho que no fue a la oficina y prefería asegurarse de que estuviese haciendo una lista de pros y contras con respecto a volver o no con él a que estuviese enferma y no le quisiera decir a nadie. Atlas había elegido quedarse en casa tras un incidente que vivió en la noche y en horas de la madrugada, ella se ha limitado a estar escondida en su hogar escribiendo algún artículo que tampoco le sale, ve otro auto parqueado en frente y se asusta hasta que Ralph baja la ventana. La joven suspira aliviada y sale corriendo hacia el auto. Ralph se disculpa con su hermana y abre la puerta del auto. —¿Qué pasa Atlas...? —Creo que alguien está acosándome. —¿Desde hace cuánto? —No sé, desde que me pusiste paranoica. —La joven llora entre los brazos de Ralph mientras le reclama:—Me conoces y me dices cosas. Atlas se había despedido de Ralph en el parqueo de su trabajo. El joven le dio un beso en la mejilla y le pidió nuevamente que pensara las cosas por el bien de los dos y el bien de su carrera. Ella subió al auto y condujo directo a casa. De camino se detuvo para cargar el auto de gasolina mientras conversaba con Drake, su hermano. —¿Atlas... me estás prestando atención? —Sí, claro —responde la joven. —Te estaba diciendo que si vienes el viernes. —No sé, tengo mucho en el plato; Ralph, tú, mii trabajo… Y había dicho que sí antes de que tu hermana arremetiera contra mí. —Atlas, yo pienso que a ti y a Gina les hace bien hablar en lugar de tomar un rincón del ring. —Ay, Drake, dejémoslo ahí. —Gina está recién parida y es un mar de hormonas y depresión. Por favor, esta vez no se lo tomes en cuenta. —Me amenazó y no la denuncié, no se lo tomo tan en cuenta pero muy loca ir a su casa. —Todas ustedes me ponen en medio. Mamá, que tú no la quieres ni ver, Gina que tú la agrediste por mensaje o la ignoraste y tú que Gina te amenazó, y entonces, yo tengo que estar en medio. ¿Piensas que es cómodo elegir días para comer con personas de mi familia? Mily siempre tiene gente y yo tengo que elegir entre mi mamá, mis hermanas y mi papá. No es normal, no está bien y Fiorella estaría dolidísima sabiendo que odias a toda la familia. —What? ¿Y yo salgo culpable de todo de nuevo? —Pregunta la mujer y observa un auto n***o parqueado en la esquina de la gasolinera. Atlas termina de pagar y regresa al auto con la preocupación recorriéndole todo el cuerpo, porque no era la primera vez que veía ese auto. Pensaba que se trataba de un paparazzi así que condujo en su dirección y el hombre encendió rápidamente el auto y se alejó de la escena. Atlas condujo hacia su casa y colgó la llamada de su hermano. Drake llamó un par de veces y ella contestó cuando terminó de parquear. —Voy a entrar a mi casa. —No eres la culpable, no tienes culpa de nada. Yo sé eso. Papá lo entiende y lo que los dos queremos es que encuentres tu camino hacia tu familia, tú eres importante para mí, y para nosotros Tily. —¿Drake, estás usando drogas? Mira, soy “importante” para ti. Eres mi hermano y tú eres importantísimo para mí, pero Gina, mamá y yo, ya no estamos para eso. Han sido diez años de mierda y la verdad no deseo seguir participando. La joven se despidió de su hermano y fue prepararse un té antes de dormir, aseguró todas las puertas de la casa y fue a tomar una ducha rápida antes de meterse en la cama. Atlas se había dormido y estaba tranquila cuando escuchó algo y en silencio salió de su habitación, vio a alguien en patio y llamó a la policía, para el momento en el que llegaron no había rastros de nadie, ni siquiera los paparazzi que la estaban siguiente últimamente debido a la noticia de su regreso con Ralph. La joven había decidido no salir de casa y había llamado para ausentarse del trabajo por el día, no sabía realmente qué hacer, pero estaba muerta del miedo. —¿Atlas, por qué no me llamaste? —Es que me estoy volviendo loca, seguro no había nadie y estoy montando un grama—comenta la joven y su novio la abraza. —Toma tus cosas, te vienes conmigo a casa.
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