Ralph y Atlas regresan. La casa unas horas más tarde, los ayudan un poco más él con las luces y ella a preparar los últimos detalles para las canastas de regalo de los donadores. Atlas mira a Kamille quien está mirándola como cuando uno va a hacer algo malo y los dos sonríen.
—¿Tily, me harías las uñas?
—Kamille…
—Traje todo.
—Kamille…
—Por fis… Kamille y Elise querían asegurarse de quela manicura de Atlas fuese perfecta, más que la de ellas mismas. Sabían que Ralph le daría un anillo y no se podía permitir no tenerla cubierta en todo los sentidos, si a Atlas le sacaba una foto con el anillo de la familia y las uñas con una semana de crecimiento, lo cual es mínimo ella lloraría durante un mes.
La conocían.
—No tenemos quince años.
—Por eso no van a ser neón.—comenta Kamille. —Tú primero.
—Sí, yo te limo—Altas ve a Elise algo sorprendida porque es un poco grosera con la lima, pero la deja hacer y ve que Kamille lleva acrílico.
—Llevas acrílico.
—No me faltes al respeto es mi uña natural con gel.
Sofía se une al plan con las uñas y las cuatro conversan sobre lo que se van a usar en la noche el maquillaje y peinado. Sofía está demasiado emocionada.
—¿Viene alguien importante?
—Siempre hay gente de mi edad, últimamente.
—¿Y hay alguien guapo en el grupo?
—Los Caine traen a sus dos hijos casi siempre, creo que los dos tienen novias, son muy divertidos. No estoy interesada. Ahh… su hermana es la bomba de divertida. Creo que no le caigo bien.
—Olimpia, es lo más dulce.
—Bueno… no le caigo bien.
—Seguro no le has hablado.
—Los suegros de Elise a veces trae a alguno de sus hijos pequeños, pero son familia de Elise—todas asienten. —Nadie en especial, solo, hay gente.
—¿Qué han dicho tus papás?
—Mi papá dice que el próximo lunes me dejan tirada en alguno, así tenga que ir el presidente —La pequeña sonríe y las demás se ríen porque es imposible emocionarse tanto por ir al colegio.
—Tiene que haber un hombre Sofía, te conocemos. —responde Kamille en tono siniestro.
—Hay alguien que me gusta y no es un hombre.
—¿En serio?
—Me refería a que no es un hombre, sino un hombre de mi edad.
—Ahh, vale—responde Elise. —Cuenta, cuenta.
—Vale, su nombre es Hunter. Es muy guapo sus papás son diplomáticos, casi no están en el país. Él es muy inteligente, y nada dos veces al día en la misma piscina que yo y siempre me habla —Las mujeres se ríen ante el último dato.
—¿De qué hablan?
—Cosas como la gente en la piscina, el clima, su día y lo que vamos a cenar y me ha invitado dos veces a comer en el club.
—¿Qué comieron?
—Una vez hamburguesas y otra bistec.
—Demasiada carne roja—se queja Kamille. —Si quieres evaluar a un hombre hazlo comer o cocinar pasta. Ves como estira los labios, si se lame la grasa o la limpia, si suena la comida o si le quedan crudos o muy hechos.
—¿Qué tienen que ver la pastas y qué significa todo eso?
—Es un invento de Kamille —explica Tily. —Pero las pastas son. Una comida de confort y en un buen día. Vas a estar con alguien que no sabe cocinaras y hace. Que sepan feas o alguien que las cocina poco que tienes que morderlas, lo peor es cuando las cocinan buen y hacen ese sondo vulgar con la boca y se manchan todos y no se limpian.
—Lamerse es sexy.
—Sí, pero se les puede enseñar Yo le enseñó a Frankie a comer pastas como debería.
—pensé que ustedes serán más interesantes y que eta una metáfora s****l.
—Cuando tengas la edad y sexo te cuento la analogía s****l —Responde Kamille y su hermana y Atlas asienten. —Por ahora la parte estética y de compañía.
—Sí.
—¿Quiero invitarlo a ir mañana, no sé si deba...?
—Obvio sí,
—Tú has invitado algún hombre en tu vida.
—Yo no, paso de eso—responde Atlas.
—Yo invité a Frank a comer tres veces—los dos se ríen. —Y ella hizo cosas peores con mmi inocente y muy frágil, hormonal y s****l hermano —Acusa Elise. Kamille.
—Siempre hay una forma de ganar.
—¿Mi hermano y tú?
—Cualquier hombre que me quiera me invitará. A veces uno tiene que poner de su parte. Por ejemplo, a tu hermano, le gusta que de vez en cuando uno tenga la iniciativa, así que le invito a hacer algo que no hacemos todos los días o ir. Algún lugar al que quiere ir.
—Tily estás muy ocupada.
—Están masacrándome las uñas. Alguien le dio a Elise una lima —se queja la joven. —Cuando termines puedes barbearme—pregunta Ralph.
—Sí.
—Y le puedes pasar una tijera a Leonel.
—Sí
—Gracias.
Los primos se van a tender uso asuntos y Atlas se queda con los chicos, media hora más tarde le arregla el pelo a Leonel, el cual le da las gracias y le recuerda que es solo las puntas. Atlas rueda los ojos mientras Ralph les conserva divertidos.
—El mismo corte o uno que diga: “Soy un señor sexy y voy a follármelas”—propone Atlas.
—¿Existe ese corte?
—Obvio sí.
—Dámelo.
Atlas comienza a cortar y lo deja fenomenal, Ralph la observa mientras le corta un poco las cejas y le pasa la cuchilla en el rostro para dejarlo sin nada de pelos o culpa, le coloca una mascarilla y le sonríe, antes de llamar a su siguiente víctima a la silla. Ralph estira los labios y ella rueda los ojos divertid, le da un beso y él sonríe complacido.
—¿Cómo vas a ir peinada?
—Lo sé, traje dos vestidos y pienso que un blower con uno se verá bien y el otro con un moño.
—Decídete porque quiero que nos veamos combinados de los pies a la cabeza. Leonel se ríe de las locuras de Ralph y ella decide peinarle. La mujer reconoce que el curso de estilismo y barbería es lo mejor que ha sacado en la vida, porque siempre le es útil. La joven corta el pelo de Ralph, le peina. Después, le quita por completo la barba que está intentando salir, saca las cejas y le deja igual que a su primo con una mascarilla, le da permiso a Leonel de arrancársela y los dos ven las cochinadas que llevaba estancadas en los poros.
—Necesitamos un facial, Tily, con máquinas y exfoliantes caros y todo. —comenta Leonel indignado y Altas sonríe.
—De verdad, Tily, vamos un día.
—Te haces.
—Sí, aunque Ralph diga que soy gay,
—No eres gay eres metrosexual y eso es sexy, ahora.
— Voy a alistarme.
—Te acompaño. —dice Ralph. —Bye, sexy.