La pareja va al interior de su habitación Atlas se sorprende al ver rosas en las mesitas de noche, además cierta decoración impresionante. La joven ve un vestido rosado sobre la cama y los tacones al pie de la misma, una caja y sonríe antes de acercarse emocionada.
—¿Qué son estos?
—Regalos. Pensé en echarte a perder un poco.
—Oh… por Dios —Dice mientras ve el collar y los aretes. —¿Ralph? ¿Compraste esto?
—Te mereces eso y más.
—Vale, estoy agradecida con Dios y contigo. —Responde y le llena de besos.
Ralph sonríe y le dice lo fácil que es de complacer, Atlas le acaricia la espalda y le vuelve a besar. —Esto no es fácil, esto es un gesto impresionante. Gracias, todo es precioso.
La joven anuncia que va a abañarse, su abuela le envía unas fotos a Ralph, este sonríe y le agradece por todo el esfuerzo que ha puesto para hacer. Atlas se hace un moño, con la división al mismo lado que la de Ralph. Se toma el tiempo con su maquillaje, para dar ese aspecto suave, delicado, dulce usa una combinación de rosados en los párpados y una raya plateada. La mujer se ve al espejo y sonríe antes de salir en busca de Ralph, se ve guapísimo, perfectos, el uno para el otro. Toman un selfie se fue el cual Atlas comparte de inmediato en sus historias. La pareja baja media hora más tarde, el fotógrafo de su abuela está en posición para tomarles fotos a todos mientras bajaban.
Luego caminaron juntos hacia la recepción en donde se encontraban algunos invitados, Ralph y Atlas saludaron a tantos como les fue posible hasta legar a su asiento. Unos minutos después, Pia da inicio a la gala benéfica y les recuerda a sus amigos cercanos y familia lo importante que es devolverle a la naturaleza, a la madre tierra, reforestar y pedir perdón por todo lo que ensuciamos y dañamos.
Pia les convence a todos continuar ayudando a preservar el planeta que tenemos. Ayudar un poco al planeta, de empezar a sanar. Mainvillage de todo lo que construimos y destruimos al mismo tiempo.
Todos irán con admiración a la mujer mientras ven todo lo que ha reforestado con este proyecto, todo lo que ha devuelto; la madre tierra. La gente aplaude impresión al leerlas cifras y la forma en la que esto impacta en los cambios climáticos.
—Qué inteligente es mi abuela—comenta Kamille mientras aplaude.
—Yo votaría por ella para presidente—asegura Atlas.
—¿En serio?
—Claro. Los primos inician su propio debate y el sonido de la banda con la música adorable y el ambiente feliz en todos, los contagia Ralph toma la mano de Atlas y le da un beso en la mejilla antes de llevarle a la pista, la pareja baila, ríe y disfrutan. Se divierten mientras están juntos y se irán con amor y deseo. Los padres de Ralph deciden acercarse para hacer un cabio de pareja, sus hijos o sonría al tomar la mano de su madre.
—Estás muy guapa, los carbohidratos te hacen lucir viva.
—¿Sabes que corro seis kilómetros diarios?
—Sí.
—Ahora son nueve y nado solo por si acaso —Ralph se ríe. —Me da mucho miedo envejecer.
—Bueno, a Sofía se le ha ocurrido que vas a tener otro bebé.
—Sí, los nietos y los sobrinos nietos ocuparán mis brazos, mmi útero ya nada. Tu padre se hizo la vasectomía después de que nació ella. Me tendría que matar.
—Tener un bebé no es malo.
—A tu edad, príncipe, cuando uno está joven, enamorado y recién casado.
—Uhh, tú has estado chismeando.
—Sí. ¿Tienes todo? ¿Estás seguro de lo que vas a decir?
—Crees que diga que no. —la mujer ríe y besa la mejilla de su hijo. Los dos ven de reojo a Atlas quien ríe de un comentario de su suegro. El señor Westborn le cuenta cómo detesta andar ese vestido y sospecha que le aprieta, pero asegura que no ha engordado un solo gramo en treinta años desde que lo compra, los dos ríen.
—Atlas como lo mismo casi todos los días. —Vale, se ve muy parecido a cuando le conocí, casi el mismo peso, pero lo bueno es que se ejercita.
—Soy oficialmente un viejo, gordo fit, por eso me quiere dejar mi mujer. —Ella vuelve a reír.
—Su mujer le ama, ella le admira y le respeta. Ha sido su coprotagonista toda la vida, pero de alguna forma, todos piensan que es un personaje secundario y la villanizan que es exagerada, intensa y exigente, lo es, porque no se siente escuchada, amada o atendida. Lo que dijo hoy fue espectacular, asegurarse de cumplírsela.
La música finaliza y Ralph le da un beso a su madre, ve a su abuela hacérsela para que se vayan y asiente, su madre le ajusta el corbatín y le desea todo el amor del mundo y la felicidad para siempre.
—Te la devuelvo—asegura su padre. —Es terrible.
—Yo no le he insultado —insiste Atlas y los dos sonríen.
—Ven, quiero mostrarte algo.
—Ralph toma una copa de champa para ambos y Atlas sonríe antes de seguirle al exterior. Los dos se ríen cuando Atlas lucha con sus tacones sobre el césped. Ralph bebe el contenido de su copa y tira el vaso para cargar a Atlas. Ella le mira embobada mientras le da las ella le da las gracias por rescatarla y los dos divertidos continúan su viaje, el joven está unos quince minutos más tarde en la pequeña casa en la cual por primera vez se atrevieron a soñar.
—La arreglan.
—Sí—Atlas sonríe. —Es preciosa.
—Recuerdas lo que me dijiste aquí.
—Te dije por primera vez que te amaba aquí. Sabía que estabas molesto porque no lo decía de vuelta… y vinimos aquí y me preguntaste si quería terminar contigo.
—Entonces me dijiste que me amabas, querías dos hijos, un perro y un gato y ser mi esposa. Querías llegar cansada, absolutamente agotada y meterte en la cama, rodearme con tus brazos y piernas y despertar hasta el día siguiente. Tú me dijiste que no ibas a cansarte de pelear por mí y me lo has demostrado con acciones Atlas. Entonces, lo tuve claro, y ahora también. Eres y serás siempre el amor de mi vida. De todo corazón, Atlas, quiero que seas mi esposa. —Ralph abre la puerta de la casa y la invita a pasar. —Cásate conmigo, Tily, de nuevo y esta vez para siempre.
La joven le ve sorprendida el interior de la casa, está espectacular, lleno de luces y las velas se encienden de forma automática, ve sus iniciales las de Ralph pintadas en una pared. Cuando vuelve a girarse hacia él le ve en una rodilla con el anillo de su abuela en la mano.
—¿Te han dado el anillo?
—Sí.
—Ralph, wow, por Dios… esto es… demasiado.
—Atlas, mi abuela tener esto lleno de fotógrafos y cámaras, no me dejará levantarme hasta que desuna respuesta.
—Obvio, sí, —responde pone sus manos en las mejillas del joven. —Ralph, si he tenido a alguien en la vida es a ti.
El joven le puso los anillos en el dedo y le besó los nudillos. Atlas se inclinó y le besó, lentamente mientras se pone en pie, Ralph le rodeó la cintura y la espalda con los brazos mientras le besaba y el cielo se llenó de pétalos de rosas que cayeron sobre ellos.