La noticia había estallado sus teléfonos en felicitaciones Atlas y Ralph quienes decidieron que la mejor idea era apagar los celulares y concentrarse en disfrutar primero el uno del otro, y segundo, la celebración de cumpleaños de la princesa Sofía, sus amigas Alba, Cloe y Willow.
Ralph las conocía desde que tenían cuatro años y su hermana iba al kínder y trataba de no juzgarlas pro amar a Sofía como lo hacían, pero estaban locas, las cuatro. Eran parlanchinas e inseparables desde que las sentaron en la misma mesa y echaron a dos niños para poder cotorrear cómodas, además, eran coquetas como ellas solas y dulces cuando querían. También se habían unido por el día el novio de Alba, sus dos primos, el hermano de Willow y el “amigo especial” de Sofía, Hunter, sus padres también tomaron en cuenta a los padres de las chicas y los padrinos de la pequeña Sofía.
Las tres están obsesionadas con la idea del compromiso de Ralph y Tily, Cloe rodea con su brazo a Ralph y sonríe.
—¿Sabes que eres como un hermano mayor para mí? —pregunta la chica.
—Gracias a Dios estás iniciando así la conversación, Clo.
—Sí. Eres mi hermano, Ralphy.
—Ajá…
—¿Ralph, lo que ella quiere saber es si van a invitarnos a la boda? —pregunta Alba directamente. Ralph sonríe y se encoge de hombros.
—Ya no son adorables, son altas y grandes, mayores… Ya no nos sirven de chicas de las flores y hay que poner un plato más, son casi una mesa… no sé… no sé de qué me sirven.
—¿Qué estás diciendo?—pregunta Willow. —¿Nos has llamado “gordas”? Ralph, la gordofobia es real.
—¿Cuándo usé esa palabra?
—¿Por qué no mantienen a su amiga ocupada?—propone Ralph.—Eso me vendría muy bien.
—Está en modo conquista —comenta Cloe y le da un par de golpes en la mejilla. —Obvio, no vamos a interrumpir.
—Vayan a desmarcar —sugiere Ralph.
Las chicas rieron ante la idea de Ralph de interrumpir el amor que tanto su hermana había buscado, para ellas la respuesta es absolutamente no, y como si fuese poco les encanta la faceta de hermano celoso de Ralph, quien siempre era sobre protector, pero Hunter encendía todas sus alarmas.
Se veía como un niño rico, guapo y le había escuchado hacer reír a su hermana. Lo único que no le gustaba y no planeaba decir durante la fiesta de la niña era que no tenía claro sus intensiones. Ralph no quería que Sofía sufriera por desamor, la gente suele ser cruel cuando estás completamente sano y, pero cuando tienes una discapacidad física, puede ser mucho más hiriente.
¿Qué tal si Hunter no entendía que había limitaciones o si la hería por ello?
Ralph quiere todo para Sofi, excepto dolor y decepción.
—Ni por una invitación a tu muy íntima boda le arruinaremos esto a Sofía.
—No, definitivamente, no—Responde Alba.— Además, Atlas debe tener su propio número de invitados y ya nos ha dicho que sí vamos, pero, tenemos que hacer una coreografía.
—Yo llevo clases de twerking —anuncia Willow antes de empezar a mover el culo. —Ralph se cubre los ojos y se muere de risa antes de mandarlas a interrumpir a Sofía. Las tres le ven indignadas antes de dejarle solo con su asado e ir a acusarle con Atlas. La joven le ve desde la orilla del mar donde está sentada con Elise conversando, su amiga la rodea con el brazo y se ríe al escuchar las quejas de las amigas de Sofía.
Leonel se acerca a su primo y le da un golpe en el hombros, le acerca una cerveza y los dos toman asiento donde pueden ver a Sofía.
—Por las hermanas desobedientes—propone Leonel.
—Salud.
Ralph ve a Elise y a su prometida, sonriendo, caminando hacia ellas. Él sonríe y Atlas le acaricia la espalda a Ralph mientras observa a Sofía y Hunter conversando con sus amigos. Todos sugieren ir al agua y Ralph rueda los ojos cuando Hunter carga a su hermana, Elise no puede evitar reírse, porque es amiga de Tily desde el mismo año que empezaron su relación y sabe todas las cosas de las que Ralph y Alas son capaces.
—¿Tú no eres novio de una hermana? —pregunta Elise.
—Déjame estar cabreado.
—¿No eres mayor que ella?
—Y se colaba en mi habitación por la ventana—comenta Atlas, mientras se sienta a su lado. —El 89% de las noches.
—Randolph. —dice Leonel falsamente incrédulo y todos ríen.
Ralph besó el cuello de Atlas y pasó la mano por su cintura, la verdad, es que ella pasaba demasiado tiempo por su cuenta. Atlas solía llegar del colegio, hacía sus tareas escribía en su diario, comía y después veía una película para analizar las fallas en la escritura del guion y para acompañarse mientras cenaba.
Más tarde, se enrolaba el cabello y finalmente se iba a ejercitar, mientras bailaba y cantaba al ritmo de Britney Spears o lo que se le ocurriera. Atlas se duchaba y se iba a acostar, hablaba por teléfono con Ralph o con Elise y solía irse a dormir.
La primera noche que Ralph subió por su ventana gritó horrorizada pensando que era un ladrón y tampoco se sentía cómoda con la idea de que sus papás la encontraran desnuda, la mortificaba, así que podían hacer cualquier cosa que involucrar amanecer sus prendas puestas. A Ralph, simplemente le gustaba estar acostado a su lado, algunas noches hacía la tarea con Atlas al lado, dormida y otras intentaba convencerle de quitarle la ropa, muy pocas veces ganaba en ese juego.
El papá de Atlas solía llegar a las dos de la mañana y convencerle tomaba su rato.
Con lo que no contaban era con que Drake, él estaría jugando contra la universidad de Seinvillage y adicionaría para el equipo nacional, y llegaría a su casa un día antes para estar cerca de su familia, sorprender a sus hermanas y había convencido a Gina de hacer lo mismo. La primera, se había sentado en la cocina después de asegurarse de que su hermana no estaba siendo atacada por un ladrón, pero no pudo contener a Drake, el joven dejó sus cosas cerca de la puerta y fue a saludarle, ella intentó alejarle del segundo piso, pero el sonido de la cama, llamó su atención. Él vio incrédulo a Gina mientras le abrazaba.
—¿Qué está pasando en esta casa?
—Tily ha descubierto el sexo.
Gina se queda en silencio viéndola cara de horror de Drake, mientras la cama sigue sonando. Ella se siente
—¿El porno?—pregunta Drake, a quién le parece más aceptable.
—Hay un… hombre en su habitación.
—¿Llamaste a papá? —pregunta Drake histérico.
—No.
—Hay que hacer algo—responde Drake y corre hacia la habitación de su hermana, Gina, va detrás, le jala de la camisa y le advierte que además de vergonzoso puede resultar traumático.
—¿Me ves cara de que me importa su trauma? ¿El mío qué? No voy a dejarle hacer eso con mi hermana.
—Esperemos, seguro es el novio de Tily.
—Si Tily tuviese un novio me hubiese dicho.
Gina no quería decirle todo lo que ella no le decía, y lo que Fio jamás le diría, porque ese es el chiste, vivir en paz y dejar a Drake soñar. Los dos notaron el silencio y se miraron angustiados. Gina vio a Drake bajar un escalón, pero eso no le detuvo.
—¡Atlas, he llegado a casa!—grita Drake desde la escalera. — Vístanse y bajen. —Atlas mira a Ralph horrorizada, se pone la ropa corriendo y apura a su novio quien está acostado riéndose.
—Muévete, Ralphy. Muévete.
—Atlas, ¿cuál es la diferencia?
—Mi hermano es alto y grande y juega hockey, noquear gente es su pasión. —Responde. —Y esto es por lo que te digo que para esto es el internado.
Ralph se viste y se sienta sobre la cama, Atlas le ve nerviosa y enfurecida.
—Tu hermano de seguro tuvo nuestra edad.
—Omite que tienes casi la suya—Ralph rueda los ojos y baja detrás de Tily.
Ella mira a Gina y Drakey, el mayor se pone en modo hermano y saluda a Ralph con un apretón fuerte en el hombro. El joven le mira con desagrado, no dice nada, porque considera que en su situación le daría un puñetazo y otro hasta matarle. En cambio, el hermano de Atlas lo veía con ganas de darle el beneficio de la duda.
—Atlas, quién es tu amigo—pregunta Gina.
—Ralph, ya se va. Gracias por venir. —Dice y le empuja hacia la puerta.
—¿Estos son tus hermanos?
—Sí, Gina y Drake.—los señala y vuelve a tomarle del brazo. —Bye.
—¿Quieren que pida la cena?—propone Ralph y Atlas le mira incrédula.
—Ralph, es momento de hermanos. Tienes que irte.
—Nunca estamos déjanos conocer a Ralph—sugiere Gina —¿Eres su amigo o su novio?
—Su novio—responde Ralph y Atlas gruñe.
—¿Cuántos años le llevas?
—Cuatro.
—Okay —Responde Drake y le suelta un puñetazo.
Se gira hacia Atlas y espera a que su hermana pequeña diga algo, una explicación. Atlas se cubre los labios y ve a Ralph con cara de “te lo dije” mientras la nariz se le llena de sangre. Atlas quiere gritarles a todos, pero contiene la respiración en su lugar. Gina quien no es fan de la tención toma el teléfono y pregunta:
—¿c***o, japonés o italiano?