Drake finalizó la llamada y miró a sus padres; su mamá estaba llorando en silencio, entre avergonzada y preocupada por la situación que vive su hija. Su hermana estaba seria, demasiado callada, y su padre insistió en escribirle un mensaje a su hija ofreciéndole su apoyo.
—¿Estará bien Atlas económicamente…? Escuchen este correo: Estimada, Atlas. Me han informado de tu situación de inseguridad. Hija, me gustaría ayudarte a encontrar un nuevo hogar, más seguro y mucho más privado que en el que vives, contáctame o a mi agente de bienes raíces, me haré cargo de los gastos al completo, tu salud y tu seguridad son siempre prioridad para mí. Papá.
—Solo firmas tu nombre.
—¿Quieres que te incluya?—pregunta a su mujer.
Drake quería no explotar contra nadie, pero odiaba pensar las cosas que su hermana pequeña pasaba y en su cabeza estaba que solo ella podía ayudarse. Necesita un poco más que un edificio seguro, necesitaba gente, amor, comprensión, validación de sus sentimientos. Su hermano escuchó a sus padres discutir como si su hermana se tratara de alguien ajeno a sus vidas, Gina veía a su teléfono mientras se preguntaba si era mejor llamar a Atlas o escribirle un mensaje, las cosas que su hermana había mencionado de ellas le parecían muy duras pero no injustificadas. Ella había sido más dura de lo necesario con Tily por demasiado tiempo y Drake tenía razón, era hora de resolverlo. Si algo le había enseñado la maternidad era que el amor y la necesidad de contacto con las personas que te rodean es indispensable.
—Lo siento, pero ustedes dos son los peores papás del universo, y Gina, tú, eres una mierda de persona. Fuera los tres de mi casa.
—¿Acaso le hice algo a Atlas?—pregunta Gina.
—Vi los mensajes en tu celular, no puedo creer que tuvieras los huevos de amenazarla.
—Me sentí agobiada.
—¿Cómo putas piensan que se siente Atlas todos los días? La sacaron dos meses antes de su vientre de alquiler para salvar a Fiorela, es su donadora desde el primer segundo de su vida, le ha dado plaquetas, glóbulos rojos, piel, una parte de su hígado y médula ósea. Ese procedimiento es brutal —les recuerda Drake. — Se dona sin usar ANESTESIA a una niña de cuatro años y como Fio se complicó la única persona que estuvo en su habitación fui yo y porque literal me olvidaron. Ninguno de ustedes tres ha estado ahí para Tily, y ya es muy tarde, pero no quiero volver a escuchar que la amenaza Gina porque voy por ti. Y no quiero saber que te apareces en su trabajo para fastidiarle la cabeza mamá, después de años de culparla por no donar. Yo tampoco le daría el riñón a nadie, es un riñón. ¿Saben cuántas veces le donó Atlas a Fiorela?
—Drake estás siendo cruel con mamá—le advierte su hermana.
—283 donaciones desde el día de su nacimiento hasta el día de la muerte de su hermana. Atlas fue la encargada de darle de todo a su hermana. Atlas le donó células, tejido y órganos durante años y nadie veló por ella. Todos estábamos ocupados en Fio y me da mucho dolor, todos los días y sé que Fio es una pieza fundamental de esta familia, el centro de todos sus universos, pero no voy a permitir que la sigan culpando, maltratando y molestado porque un día decidió liberar a su hermana del dolor que sentía y se eligió a sí misma. Decir “hasta aquí” no es un pecado.
—“El hasta aquí” de tu hermana le costó la vida a mi hija —Le recuerda su madre. —Atlas tuvo la oportunidad de salvarla y dijo que no porque Ralph pensaba que un riñón era demasiado y le contrató un jodido abogado. Él y su familia mataron a mi hija.
—Mamá, Ralph tenía razón. Las enfermedades y medicamentos de Fio le comieron los riñones, falla renal grado cinco. Aunque Atlas le diera su riñón era probable que no sobreviviera. Atlas tenía una infección por la que no podía donar explicó el médico. No todo es su culpa —le recuerda Drake. ¿Sabías qué pasó una semana internada por la infección que tenía? ¿Te diste cuenta de que no fue al funeral ni a la vela ni nada?
—Creo que la conversación se está saliendo de nuestras manos—insiste Gina.
—No se está saliendo de las manos de nadie. —Insiste su hermano. —Tú no llevaste a Atlas en tu vientre y no la cargaste durante semanas y no la cuidaste cuando la necesitaba, y tú, papá le permitiste a mi mamá hacer lo que quisiera. Siempre estás en otro mundo aterriza de una vez y déjate de correos. No le mandes esa mamada de “estimada, Atlas” no es tu secretaria, es tu hija por Dios. ¿Cómo no se han dado cuenta de que existe? Se murió Fiorela, pero tratan a Atlas como si nunca hubiese nacido.
—Drake, mis papás tenía una hija enferma hicieron todo lo que pudieron para salvarla. Sí, atlas ha pasado por mucho dolor, angustia y sufrimiento, pero siempre ha estado sana y se le ha dado todo como a nosotros.
—Ellos dos tenían tres hijos más, Gina. Atlas, tú y yo somos igualmente sus hijos y tú estabas criándome a mí mientras ellos le quitaban la vida a Atlas para dársela a Fio.
—Drake, siempre los hemos apoyado a los tres, no seas injusto.
—Quiero que no molesten a Atlas, no se le acerquen y sobre todo no me hablen porque por donde lo vea, son los villanos de la película en la vida de mi hermana. Por más que crezco, menos puedo perdonárselo.
—Drake estás exagerando.
—Si mañana tuviese que elegir por la vida de alguno de mis hijos, lo daría todo, todo de mí, pero jamás les lastimaría.
—Nunca fue nuestra intención lastimar a Fiorela —asegura su madre.
—Drake están hablando de Atlas, Geo, no de Fio. —replica Christopher y toma la mano de su esposa.
—Fuera.
—Drake…—le intenta pedir paciencia Gina en medio de las lágrimas.
—Fuera—Mily abraza a su marido e interviene.
Drake abandona la habitación y su esposa quien ha estado observándoles se acercara a su suegra, le da un abrazo y reconoce que era una situación imposible. A nadie le gusta perder, pero si el precio a pagar es tu hijo, nunca vas a perdonarte hacerlo
—Creo que es mejor que retomen la conversación después. Por el bien de todos, hay que darles tiempo a Drake y Atlas—interviene Mily y busca dirigir a sus suegros hacia la salida, al igual que a su cuñada.