Tily y Ralphy

1334 Words
Ralph era el primero en saber que su relación tenía fallas y que muchas de ellas grababan alrededor de él. La gente normal entiende que las relaciones son de 50-50, ambas partes poniendo un poco de sus vidas y su tiempo en la relación, pero desde el inicio él, de manera inconsciente, había tomado un rol en el cual "ponía la vida de Atlas" en orden. Primero, todo el drama con Fiorella. Ralph se sentía muy culpable por eso, debido a que la misma vida había puesto el límite. Los doctores habían sido muy claros: Atlas podía donar un riñón a su hermana, pero Fiorella tenía ambos riñones dañados debido a la potencia de los medicamentos que utilizó desde pequeña. Donación o no, si no conseguían dos riñones, era imposible que sobreviviera, ya que todo su cuerpo además estaba deteriorado en otros niveles: su corazón mostraba signos de insuficiencia, sus pulmones tenían líquido que constantemente drenaban, su hígado presentaba quistes nuevamente y su bazo había sido extirpado unos años atrás. La emancipación médica le permitió a Atlas evadir las extracciones de sangre innecesarias. Todo lo demás que quiso donar o no fue su decisión. El problema, en cierta forma, es que Atlas no había madurado lo suficiente como para darse cuenta de que en su familia no la querían, al menos no se había sentido así en toda su vida, hasta que él llegó. Y no era solo por lo enamorados que estaban y por las muestras de afecto y respeto entre ellos, sino por la terapia a la que le animó a ir. Eso había destruido una parte de Atlas: sentirse usada, sentirse poco valorada, reflexionar sobre lo mucho que le habían quitado emocional y físicamente. Le borró por completo la sonrisa, y nadie a los dieciocho está listo para ser padre de su pareja o vivir con su pareja al 100%. Pero Atlas no tenía más familia: no se llevaba mucho con sus abuelos paternos, su hermano estaba viviendo en el extranjero, Gina estaba trabajando lejos y demasiado furiosa con su hermana como para siquiera pensar en vivir con ella. Por último, sus padres. El duelo puede ser increíblemente oscuro, y desde su punto de vista, durante los primeros tres meses, esos dos no se dieron cuenta de que su hija estaba fuera de casa. Cuando el dolor dejó de cegarles, intentaron por todos los medios recuperar a su bebé, pero Atlas podía mantenerse sola económicamente y otra lucha legal les parecía devastadora. Dejar a Atlas hacer lo que quería les daba la “oportunidad” de recuperarla en el futuro. Si bien no estaban listos para vivir juntos, Atlas siempre buscaba la manera de encontrar su espacio. Pasaba más tiempo en el internado que en la casa de Ralph. Era respetuosa de su orden y su desorden, pero como pareja les hizo madurar o entrar en cierta comodidad. —Ralph, estoy aplicando para universidades. —¿En serio? —Sí, y deberías aplicar conmigo. —Puedes viajar de Mainvillage a Seinvillage todos los días —propone en tono de burla. —Jaja... puedo viajar de California a Seinvillage todos los meses. —¿California, EE. UU.? —Sí. —¿Cuáles otras opciones hay en tu vida? —Nueva York. —¿Por qué? —Mi papá vino a la reunión con el asesor académico, me sugirieron varios lugares buenos para estudiar periodismo y crecer como escritora. Mi papá dijo que iba a pagar cualquier carrera que quisiera y mis gastos. Mainvillage se siente pequeño. —¿Sabes que estoy aquí para poder estar contigo? —pregunta Ralph. —Lo sé, mi amor, y estoy feliz y agradecida, pero quiero que llenes esto para que puedas estar conmigo —Atlas lo abraza y Ralph se ríe. —Eres muy manipuladora. Llena eso, tronca, mañana se lo damos a la secretaria de mi abuela. —¿Para qué? —¿Has escuchado del nepotismo? —Uh... sí, pero no sabía que cruzaba fronteras. —Ahora lo sabes. Ralph recordaba que era complicado, pero también lo hermoso. Si tuviera que elegir con alguien vivir un desastre, sería con Atlas. Eso hasta que las clases y la locura de estar viviendo en otro ambiente, otra cultura, les volviera locos. Atlas había estado trabajando duro para conseguir una asistencia con uno de sus profesores y él había encontrado un trabajo en un bufete. Sus universidades estaban a tres horas y media de distancia, se veían poco y siempre estaban cansados, pero encontraban la forma. Ralph le había pagado un hotel a la compañera de cuarto de su novia para que pasara todo el fin de semana en la universidad de Nueva York. Decoró la habitación, preparó una compra básica para dos y luego fue a buscarla al final de la clase. Atlas estaba con unas amigas y un compañero, también estaba su profesor, con la mano en la cadera de su novia mientras le explicaba algo. Atlas se apartó todo lo que le era posible y el hombre le acarició la mejilla. Su novia le quitó la mano y su amigo intervino. Ralph no dijo nada, se quedó afuera, esperó a su novia y cuando ella salió, todos parecían sorprendidos, sobre todo Atlas. —¿Qué haces aquí? —grita mientras se lanza a sus brazos. —¿Ralphy... cuándo llegaste? —Acabo de llegar, mi amor —Atlas estaba ocupada llenando de besos a su novio. Sus amigas entendieron que no iría de fiesta con ellas, todos se despidieron, pero les hicieron prometer comer con ellos al día siguiente. Atlas se sentía tan feliz de verte, Ralph estaba guapísimo, entre más crecían, más le gustaba su novio, y eso le parecía bueno. —¿Quieres casarte conmigo? —¿Cómo hoy? —pregunta entre risas. —¿Me estás pidiendo casarme contigo? —No, pero... tenemos tiempo juntos y nunca has dicho que quieras ser mi esposo. Tenemos cinco años juntos, Ralph. —Mi amor, claro que quiero casarme contigo, cuando tenga un trabajo y un salario fijo, y pueda pagarte las uñas cada semana y el pelo y lo que necesites. Quiero ser tu esposo y el papá de tus hijos. —Acepto —Ralph ríe. —Desde ya para el futuro. —¿Quieres un anillo en específico? —Yo quiero un anillo clásico, no sé, precioso, me gustan todos, pero redondo significa infinito. —Sí. —Y ya que estoy siendo paciente, mi amor, por favor, un rubí, nada de esas mierdas que se ven con lupa pero no grande y vulgar. —¿Cómo un diamante es vulgar? —Uhmm, diamante. —Los dos rieron y Atlas abrió la puerta de su dormitorio, se encontró con todo decorado para una cita romántica y definitivamente no esperó. Un par de años más tarde, Atlas tenía el trabajo de sus sueños, pero todos murmuraban a espaldas de su jefe o acosador que era. Ralph solo estaba preocupado y le refrescó la memoria sobre ese momento en el que él llegó, la sorprendió y su profesor estaba manoseándola. —¿Te volviste loco? —Tenías la mano a dos centímetros de tu culo y tu amigo tuvo que acercarse y quitártelo de encima. Atlas, creo que has sufrido tanto abuso que no sabes cuándo estás siendo abusada. —Esto me suena absurdo, Ralph, decirme estúpida porque conseguí el trabajo de mis sueños y da la casualidad de que mi jefe ha sido acusado de no ser la persona más fácil del universo. No puedo quejarme de algo que no me ha pasado. Sé poner límites y los podré si es necesario. —Vas a cagarte en tus sueños. Por supuesto que habían terminado porque Atlas estaba paranoica y su jefe sí era un acosador, pero un día le pidieron quedarse tarde para asistir y ella le atacó cuando el señor intentó darle un café. Más les vale comentar... que me he estado esperando llegar a estos capítulos desde hace un par de semanas.
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