Capitulo 4

3131 Words
Patricio. —¿Pato?. —abro los ojos viendo a Alejandra—. Perdón que te despierte, tenemos que salir. —Si, espérame que voy al baño, —cuando me paro me duele todo, me dormi en una silla con los brazos cruzados y la cabeza colgando, me duelen los codos y todo el cuerpo, no hay un lugar que no me duela, me lavo la cara con abundante agua fría a ver si puedo abrir un poco mas los ojos—. Oh mierda, que cansancio tengo. —Aca estas. —Ya voy, —salgo con Luisma atrás mío que me fue a buscar al baño—. ¿Qué pasa?. —Tenemos que ir a un operativo donde encontraron un camión con drogas. —Lo que me faltaba, aaajjjj que este cuello me mata. —¿Te lo quieres cambiar?. —Si se pudiera si, me lo cambio y a la mierda, pero unos masajes me vienen bien, o una buena follada. —Mira, eres apuesto. —comienzo a reir con las caras de Alejandra—. Pero me gustan las almejas no los rabanitos, sino le mandamos no mas, es para las ganas no para matrimonio. —Bueno, a mi me gustan las almejas que se parezcan almejas no con pinta a rabanito. —me rio cuando comienza a darme golpes—. Tu lo dijiste —Pero que lo diga yo es una cosa, que lo digas tu otra. —¡Ah bueno!. Parado intentando concentrarme miro todo el operativo, en como van haciendo todo el control más que nada, y me siento alejándome un poco, Ignacio no vino por eso quedo a cargo de la unidad, tiene sus tres dias de licencia en donde debe estar con su chica disfrutando en la cama y comiendo rico, una envidia me da, quisiera al menos llegar a mi casa y decir, después de dormir veo a mi chica, pero lo único que veo después de levantarme es el techo, nada mas. Patricio—. Hola, recién me levanto, me habia dormido un rato, ¿Qué haces?. —Jefe ya vamos. —Si, vamos. —llegamos al auto que usamos para hacer recorridos—. Maneja tu, me siento morir. —Te sentó malísimo esa siesta, no viste un pingo en lo que pasó. —Pásame la info porfa, no sé ni donde estaba. —El camionero que no sabe nada, pasó todos los papeles de donde cargó y donde descarga, la empresa, los trabajadores que hicieron la carga. —¿Dijo de dónde venia antes de cargar?. —Si. —Bueno, vamos a pegarnos unas vueltas a donde cargaba, y vamos a preguntar un par de cosas. —¿Después vamos a pasar a comprar algo de comer?. —Si, unos sánguches de milanesas o algo de eso. —Mi mujer me mandó mensaje que hizo ñoquis, que los nenes le pidieron y que celos me da. —lo miro alzando las cejas—. Le dije que me guarde media olla. —Que lindo llegar y tener comida. —Tu mamá te hace comida también. —Si, pero no es lo mismo amigo. —miro hacia afuera pensando—. No es para nada lo mismo. —Bueno, cuando tengas mujer vamos a salir en familia, porque yo si te tengo fe amigo, siento no sé, —lo vuelvo a mirar riendo porque hace gestos—. El señor me dice, si, me dice que pronto vas a tener mujer e hijos y vas a dejar de ser tan melancoloquico. —Dile que se apresure que me siento viejo de tener hijos ahora. —SEÑOR LO ESCUCHASTE, —se inclina mirando el cielo, su mujer va a la iglesia y él comenzó a hablar de Dios y lo escuchamos, trabajo de mierda tenemos—. APURATE WEI, NO TE TARDES. *** Llego a mi casa muerto, hace cinco dias mas o menos que no paro, que hago dobles turnos y dos no me fui directamente, era preferible dormir en la estación que ir a donde mi mamá que me queda mas cerca que mi casa, porque si, me alquile una casa bastante lejos de la estación solo para no salir de la casa y sentir que ando cerca de la estación, porque ya trabajo muchas horas, ya estoy como estaba Ignacio antes de conocer a Lucre, tomando todas las horas extras posibles y los turnos de mis compañeros cuando necesitan algo todo para tener algo que hacer, porque en mi casa lo único que hago es dormir, mirar tele e ir al gimnasio, y en el trabajo tengo esas cosas también, porque al tener tantas horas laborales tengo mis tiempos libres en donde en la sala de descanso hay televisor y equipos de gimnasio. Cuando entro la camioneta a mi patio privado del complejo escucho que suena mi celular, pero es mas grande la urgencia de entrar que de ver quién es, aunque cuando entro a mi casa recuerdo a Marcela, por eso me fijo enseguida. Marcela—. Hola, estoy trabajando, justo ahora tengo un momento libre antes de terminar al fin mi turno. Marcela—. ¿Tu qué haces?. Patricio—. Hola, deduje que dormías o trabajabas por eso no volví a insistir. Patricio—. Recién salgo de trabajar, me estoy metiendo a bañar. —voy al baño mirándome al espejo y decido ser atrevido. Patricio—. ¿Quieres ver?. Marcela—. ¿Ver qué cosa?. Patricio—. Solo digo, soy mente abierta en ciertas cosas. Marcela—. ¿Cómo enviar fotos?. Patricio—. Si, me encantaría que me envíes unas cuantas. Marcela—. Me interesa saber como esta la mercadería, mándame las que quieras. Patricio—. ¿Tus hijas revisan tu celular?. Marcela—. No, lo tienen prohibido. Marcela—. Vamos, manda la oferta. —me rio con ganas porque nunca hice esto, pero bueno, para todo hay una primera vez, me han mandado pero yo nunca envié, me saco una sin remera y el pantalón bien abajo sin mostrar nada aun, se la envío con nervios. Marcela—. ¿Mas abajo no se puede?. Patricio—. Laaaa, sin recibir algo antes no. Marcela—. Ahora estoy en el trabajo y no tengo puesto algo atractivo, solo el ambo. Patricio—. Y yo salí de trabajar y estoy todo fofo. Marcela—. ¿Fofo? estas buenísimo nene, ¿de qué hablas? Fofa mi panza después de tener dos niñas. Patricio—. Desde ya te digo que a mi el cuerpo que tengas no me interesa, si quiero un cuerpo de modelo mejor me voy al psicólogo, asi como estas me pareces preciosa. Como no contesta me meto a bañar sonriendo por los mensajes, quiero que me mande alguna foto de ella y después la quiero a ella, tocarla, besarla, acariciarla, hace meses que no tengo sexo, hace tiempo no tengo una mujer para mi, y Marcela es una mujer muy bella, no sé siquiera si vamos a acostarnos, no sé si después de acostarnos vamos a tener algo, no me enamoró ni encandiló, pero preciosa es, tiene una energía que me gusta, es una mujer trabajadora que sacó y saca su casa adelante con dos niñas acuestas, sola, ella y las nenas, eso es algo que admiro de ella, porque según recuerdo en unos comentarios de Ignacio tipo, no salgo, mi mujer queda con las sobrinas porque la hermana trabaja, vamos a llevar a las sobrinas de mi mujer al cine, vamos a hacer el cumple de las sobrinas de mi mujer, pero nunca en ningún relato hay hombre, padre, compañero, nada, ella y sus hijas, y sé que es una mujer difícil, que si la cagaron en una relación con hijas en medio generó una defensa que debe ser firme, una sobreprotección tremenda y carácter del diablo, y tiene la convicción que todo lo puede, que no necesita de nadie menos de un hombre, y uufff, esas cosas me encantan, porque no soy masoquista, sino que sé que necesita cariño y lo anhela, pero no sabe como abrirse. Marcela—. Bueno, ahí te va. —me tiro en la cama sonriendo, me mandó una imagen donde esta en el baño, con la chaqueta arriba mostrándome los pechos abultados envueltos en un corpiño blanco simple que deja ver la piel de lo generosos que son y se tapa la cara con la chaqueta. Patricio—. Eeeehhh no se vale, no se te ve la cara. Marcela—. Pero te la mandé. Patricio—. ¿Y si sacaste la imagen de otro lado? ¿O una compañera tuya la envió?. Patricio—. Yo mostré mi cara. Marcela—. Uf, ahi va otra. —sonrío cuando manda, era ella definitivamente, roja como un tomate con una cola en el pelo bien alta, anteojos que no sabia que usaba y el pantalón del ambo al ombligo. Patricio—. No podes, eres ilegal, ya voy a hacer un arresto. Marcela—. JAJAJAJA, estas loco. Patricio—. Mira que soy hábil con las esposas, un bracito por aca, una manito por allá y te tengo toda indefensa para poder hacer lo que quiera y como quiera. Marcela—. Mmmm, no soy muy fácil de atrapar. Patricio—. Me entrené para ser policía y me sigo formando, puedo hacerlo fácil, muy fácil para mi, las manos atras, la cola en alto y Dios manda. Marcela—. Creo que hablas mucho Patricio. Patricio—. ¿Tu dices?. Marcela—. No quiero llevarme un chiasco contigo. Patricio—. Y si terminas diciendo, este si hace lo que dice. Marcela—. Me encantaría que eso pase, no que me dejen con mas ganas de las que voy. Patricio—. ¿Cuándo sales de trabajar?. Marcela—. Ahora a las diez. Patricio—. Podemos adelantar la cita para cuando salgas y vemos que pasa. Marcela—. No puedo, mi hermana puede recién cuidarme a las nenas mañana, si le pido antes se me va a enojar. Patricio—. Puedes traerlas, donde vivo hay dos habitaciones con cama grande, no tengo ni un drama, entiendo que eres madre primeramente. Marcela—. Por eso mismo, no quiero llevarlas a un lugar todo por tener sexo, no me lo perdonaría jamás. Marcela—. Bueno, te dejo asi descansas, tengo que firmar unas cosas y ya me voy a descansar. Patricio—. Cuando puedas seguimos hablando, escríbeme y te respondo. ***** Marcela. Me giro en la cama estirando la mano asi apago la alarma del celular, miro la hora y son las once de la mañana, anoche cuando llegue comi, y me acosté sin siquiera acostar a mis hijas que del cansancio que tenia las veía tan activas que no podia, la verdad que le debo la vida a Lu que se encarga sin quejas, y de ahi que estoy durmiendo y aun asi siento que no dormí nada, y creo que tengo tanto cansancio encima que por mas que duerma diez dias seguidos voy a seguir cansada, y seguiría durmiendo pero tengo responsabilidades, dos en especifico, que comen a diario, hay que vestirlas y darles educación y salud, y ellas son las que me hacen levantarme día a día a seguir. Desganada espero afuera del colegio a que salgan, hoy les tocaba jornada extendida pero la directora avisó que se iban a hacer unos eventos con los del secundario y los del primario y jardín no pueden asistir, si hubiera sido asi, a esta hora estaría en coma de lo dormida y de nuevo molestaría a Lu para que haga algo que lo hace con amor pero que no le corresponde, que sería que las vaya a buscar cuando salgan del colegio porque justo ella sale de trabajar, pero ya mucho la moleste desde que decidí ser madre, porque me las mandé y después decidí si dar esa vida o no, y ella ahora que tiene pareja no la quiero seguir molestando, que disfrute lo que al fin se merece. —Mamiiiii. —la alzo a Viole riendo, me envuelve por el cuello y la cintura con sus piernas—. Al fin viniste por nosotras. —Siiii, al fin. —le doy un beso en la cabeza sin que ella sepa que esas palabras me duelen—. Vamos a ir a almorzar, ¿Qué dices? Las tres. —Si, quiero ir a comer pescadito, ¿podemos comer pescadito?. —Si, vamos a ese lugar donde venden langostinos rebosados. —Mi favorito. —Ahi viene Morita. —MAMIIIIII. —la bajo a Viole que igual se me cuelga y como puedo la alzo a Mori con mi brazo libre—. Viniste mami. —Siii, y vamos a ir a comer pescadito. —¿No podemos comer taquitos?. —La ultima vez fuimos a comer donde querías, ahora vamos donde Viole quiere, era el trato, ¿Cuál era el trato que hicimos las tres y que firmamos en un contrato?. —Un lubal cala una. —Bueno, es el turno de Viole. —vamos a la camioneta las tres de las manos—. Creo que vamos a tener que hacer otro contrato de acuerdos. —Si, porque tenemos que hablar con Mori, pero las dos solitas, asi acordamos las cosas, porque sino peleamos siempre. —La verdad que parecen dos locas cuando pelean. —abro la puerta donde se suben las dos en sus sillas y yo las aseguro. —Es que nos gustan cosas diferentes mami. —Esta bien hija, porque con la tia no nos gusta lo mismo, hay cosas que si y otras que no. —cierro la puerta con la traba asi rodeo para ajustar a Viole que va atras mío. —A ti te gusta el susi y a la tia no. —¿Vieron? No van a estar siempre de acuerdo, pero tienen que respetar lo que a la otra no le gusta, porque yo sé que a la tia no le gusta el sushi entonces cuando compramos le pedimos otra cosa a la tia asi come tranquila, hay que ser buena con la otra. —Si mami. —manejo al lugar donde Viole quiere ir a comer sonriendo por las charlas que tienen. —Peloname Viole, a semple a queo hacel lo que yo quelo y no plegunto. —Si, te perdono, pero tienes que hacer otras cosas tambien. —Si, ahola voy a hacel. —en el local donde vinimos después de pedir la comida me friego la cara con fuerza porque me duelen los ojos. —¿Mami, cuando vuelves a trabajar?. —busco en mi cartera los anteojos que tengo ahi por si me olvido los de la casa. —Hoy a la noche trabajo y ya mañana salgo de licencia doce dias, vamos a poder hacer un montón de cosas en esos dias. —Siii, que lindo. —Si, cuando descanse un poco vamos a ir de shoppin asi compramos cosas nuevas. —Yo quiero unas carteritas mas lindas. —Yo covachas, quelo mas covachas. —Eso lo primero, todas nos vamos a comprar bombachas nuevas. —Ay mami, que rara te vez con los lentes. —¿Me veo muy fea?. —Nooo, estas pleciosa. —Ahi viene la comida mami. —la chica acomoda los platos y las bandejas sonriendo—. Wou, muchas gracias. —Eles muy amable. —Gracias, si necesitan algo me lo hacen saber. —Gracias. —cada una se sirve lo que quiera de la bandeja mixta que pedimos, pero también pedí unos aros de pulpo, cangrejo y salmón. —¿Mami, me das un poco del losa?. —Si, —miro el teléfono cuando me suena, no me gusta usarlo en la mesa pero veo el nombre de Patricio. Patricio—. No sé si te levantaste pero yo me levanté asi de lo ansioso que estoy. —Ppuuuffff. —comienzo a toser apretando el teléfono en mi pecho mirándolas que me miran—. Me trapique. —Toma jugo mami. —Si. —me tomo el vaso completo viendo a todos lados porque siento que vieron lo mismo que yo. —¿Pasó mami?. —Si, ya pasó, gracias. —media avergonzada vuelvo a ver la foto del pene de Patricio erecto y frente al espejo, oh por los dioses, eso no me va a entrar ni de chiste. Patricio—. ¿Fui muy lejos con la foto? Patricio—. ¿Te gustó al menos?. Marcela—. Eres un desgraciado, ¿Cómo sigo hasta la noche?. Patricio—. Si guardamos las ganas sale mejor. Marcela—. Si, en mi casa me guardo las ganas comoda, ahora estoy almorzando con mis hijas y casi me muero. Patricio—. Ja ja ja, discúlpame, tenia que enviártela porque soñé que ya te tenia abajo mio. —me tapo la boca mirando a mis hijas comer y hablarse y reir. Patricio—. Si vienes sin depilar no me importa. Marcela—. Tengo la definitiva, no hay nada. Patricio—. Se me hace agua la boca. Patricio—. No te das una idea de la cogida que te voy a dar. Marcela—. Vuelvo a decirlo, espero no seas mucha boca y nada de acción. Patricio—. Eso que dices es una ofensa para mí, y vas a saber, con mi polla dura dentro de ti ahogandote que no hay que ofender a las personas. —me tapo la boca porque me pone nerviosa y cachonda, me siento una sucia por sentir eso en un restorán y con mis hijas cerca, pero me da mucha risa también. Patricio—. Voy a nalguearte duro, meterme tan dentro tuyo que no vas a saber ni dónde estás. Marcela—. Por favor ya para. Marcela—. Me estoy prendiendo fuego lo juro. Patricio—. Bien, voy a hacer las compras, quiero cocinarte algo, ahi te mando la dirección. Marcela—. A las nueve estoy ahi. Patricio—. ¿Te gusta la carne?. Marcela—. Si, no tengo problema con la comida. Patricio—. Bien, entonces ya salgo asi voy preparando todo. Patricio—. Y ven preparada porque te voy a dar con todas mis ganas. Patricio—. Y no tengas miedo, si me dices que paro lo hago enseguida. . . Holis, volvimos con esta nueva historia, por ahora no voy a dar reto de maratón, pero si en unos días para la próxima semana. Leo sus comentarios, besitos.
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