Marcela.
Adelante del ropero miro toda la ropa sin ver nada, como que me entró miedo, ¿de verdad dejo a mis hijas encargada con tal de ir a ver a un hombre? ¿de verdad las dejo solo por sexo?¿Y de verdad las dejo diciéndoles que voy a trabajar?, medio que desisto porque no quiero mañana sentirme una perra, una madre que piensa solo en ella, ya suficiente las dejo solas para ir a trabajar que encima para verme un hombre es imperdonable.
—¿Todavía no te cambias?.
—Mejor no voy.
—¿Por? Mira, si fue por lo de Héctor no...
—No Lu, nada que ver. —me siento en la cama mirando a la nada—. Es que no sé, siento que no debería ir,
—Ignacio dice que es el mejor hombre que conoce, si tienes miedo de él no vayas.
—No tengo miedo de él, solo... Que de nuevo salgo y todo por ir a cenar y...
—Aaaay ya. —comienza a revisar mi ropero hasta que me tira unas prendas—. Ponte eso, ve a bañarte y ponte este conjunto verde menta que dice, aca estoy, llegué y no me pienso ir.
—¿Y quién dice que me voy a acostar con él?.
—Por las dudas, a la guerra hay que ir preparadas.
—Estúpida que eres.
—Dale, cuando lleves a las nenas lleva comida porque no quiero cocinar.
—Si, gracias.
Cuando me comienzo a preparar pido una hamburguesa asi comen con Lu, las nenas queria helado pero comieron frito al mediodía, y ahora hamburguesa, es mucho para un solo dia, Lu a veces me dice que soy una pesada con eso, pero quiero que tengan buena salud, por eso me tomo el tiempo de hacer un plan de alimentación en el cual una o dos veces a la semana nos salimos de ahi, y hasta en la escuela llevo lo que pueden comer, encima que Viole es intolerante a la lactosa es aun mas cuidadoso todo, soy paranoica con eso, porque no quiero verla mal, entonces cada cosa controlo, y ellas no lo saben, pero la comida comprada es de una casa de comida que se dedica a hacer todo sin tacc, porque ellas creen que cualquier rotisería es la que compro, Lu me dice que les diga asi no crecen engañadas, tiene razón, solo que no planeo que tengan teléfono, no salen solas ni a la vereda, comen lo que les damos y ya, una información innecesaria a mi parecer. Me miro al espejo sintiendo una estúpida, la primera vez que quedo en ir a verme con un hombre y mas de esta manera, y encima la ropa que me eligió Lu me da pudor, es un jean un poco ancho, un top de hilos en el frente donde se me ven los pechos, unas zapatillas normales y camperita, yoooo, hiria por lo formar, un vestido, botas y saquito, pero creo que la pega mas ella que yo en esas cosas.
—MAMIIIII, GOLPEAN LAS MANOOOSSS.
—VOOOYYYY. —bajo con la cartera y el celular en las manos, están en la mesa jugando a las cartas y comiendo unas galletitas—. Guarden las cosas que es la comida y nos vamos donde la tia.
—Si. —salgo a pagar y ahi las llevo con Lu que me pone peor las caras que me hace—. Adiós mami, cuida mucho.
—Si, puia mami.
—Gracias, le hacen caso a la tia, se van a dormir temprano y lávense los dientes.
—Saemos toas esas cosas.
—Bueno Mora, te estoy hablando bien.
—Pelon. —les doy un beso a cada una y me voy, paso por una vinoteca y ahi voy a la dirección que me envió, no me preguntó ni me dijo nada, solo que me esperaba en su casa y ya, cuando llego es un complejo de departamentos de dos pisos, son todos iguales y tiene un patio personal cada uno, con una parrilla que la veo encendida y el controlando.
—Bien. —alza la mano pero me doy cuenta que no voy a poder entrar mi camioneta, asi que después de acomodarla bajo forzándome a sonreír—. Hola.
—Hola.
—Traje unas cosas. —abro la puerta de atras bajando las bolsas—. No sé qué tomas, pero traje cerveza, vinos, gaseosa y jugos.
—Menos vino lo demás si.
—Yo menos cerveza lo demás si. —nos miramos fijo a los ojos hasta que baja la mirada a mis pechos, se chupa los labios para terminar morderselo.
—Lo llevo a la heladera asi se enfria, queda poco para comer.
—¿Te ayudo en algo?.
—Estaba por hacer una ensalada.
—Bueno, vamos a hacerla entonces. —entro atrás de él viendo la casa, a penas se entra hay un juego de sillones rojos oscuros, un tele grande con música puesta, una mesa con cuatro sillas, cocina pequeña pero con muebles lindos—. Que lindo lugar.
—Gracias, alquilo hace años aca.
—Yyy, hoy una vivienda propia es imposible. —saca de la heladera una bolsa con tomates, lechuga y limones—. Permiso, me saco la campera.
—Sácate todo lo que quieras.
—Ey hombre, cálmate un poco que recién llego. —me paro a su lado que baja de la alacena una copa y un vaso grande, me lavo las manos rozando su brazo, sonrio cuando carraspea—. Bien, necesito un bowl.
—Solo taper de plástico tengo.
—Si, sirve. —me pasa un taper gris oscuro, saco un cuchillo de la tabla de cuchillos hermosos que tiene en la mesada—. Bueno, yo pelo los tomates.
—¿Los pelas?.
—Si, a Morita le hace tremendo de mal, entonces me acostumbré a pelarlos, ¿quieres sin pelar?.
—No no, pelalos, no tengo drama, tengo cebolla, zanahoria, palta, no se si usas algo de eso.
—Todo eso.
—Buenísimo, compré pero no sabia si no te gustaba algo.
—Por el tema de las nenas hay muchas cosas que no como.
—Lo de la cascara lo entiendo, —va acomodando la mesa y debes en cuando rosándome—. ¿Son mañosas con la comida?.
—No, en realidad no son mañosas menos con las verduras y frutas, pero Violeta las mas grande. —lo digo porque es obvio que no sabe cual es cual, no nos conocemos, sonrío pelando los tomates sin parar porque hablar de ellas me emociona—. Ella es intolerante a la lactosa, y algunas harinas le hacen mal, es como celiaca también, pero no llega a celiaca del todo, me salió bastante delicada, tengo que ver todo, absolutamente todos los ingredientes de cada cosa que compro, y Morita le sigue, esta tan acostumbrada que si come otra cosa le hace re mal.
—¿Tu no?.
—No, es que Morita desde que comenzó su alimentación come lo mismo que Viole, nunca probó otra cosa, bueno, las veces que probó se me iba por el baño, no tienes idea de lo que me asusté. —me lavo las manos y comienzo a picar las demás verduras—. Al principio no entendíamos que le sucedía, pero después nos dimos cuenta.
—¿Nos dimos cuenta?.
—Si, con Lu. —me da risa porque se alivia—. No hay padre Patricio.
—Bien, no voy a preguntar nada, cuando te sientas confiada me cuentas.
—No, si no tengo problemas de decir que fui una tremenda idiota, encima dos veces, bien, ya casi tengo esto.
—Voy a ver la carne. —busco el aceite y la sal, tiene sal fina que no uso pero bueno, a usar no mas, y aceite de girasol cuando yo uso de oliva o coco—. Ya tengo todo, siéntate.
—Aca tambien, te revisé el estante.
—No escondo nada que me moleste que encuentres. —sonríe de lado cortando la carne—. Los consoladores los tengo en el baño.
—Aaaagggg. —me da un ataque de risa porque no le tiembla el pulso, paro de reir cuando me viene a la cabeza que puede ser que de verdad tenga.
—No te la creas eh, no seas asi nenaaaaa.
—Bueno, soy medica, eh visto muchas cosas.
—¿Cómo qué?.
—No debería contar.
—Me cuentas la acción no la persona.
—Bueno. —me siento frente a él agarrando el vino porque puso la copa de mi lado—. Si eres valiente te cuento.
—Soy el mas valiente de todos.
—Menos con las inyecciones.
—Que mala, no te tenia asi.
—No sé si sabes que vienen unos shampoo que son asi, como unos tubitos. —me sirve carne y un morrón a la mitad con huevo y provoleta.
—Si, los eh visto.
—Bueno, un hombre llegó con eso.
—NAAAAJJJJ. —duda mucho por lo que veo—. No te creo.
—Si, y el chiste fue que se habia caído justo arriba.
—¿Pero hay posibilidades que suceda?.
—¿Con un preservativo en el tubo?. —tira la cabeza hacia atras riendo—. Ese es unos de los casos que mas me pegó porque fue el primero de esa condición que recibí.
—Bueno, yo no me voy a caer sobre nada porque no tengo nada y mi culo no tiene hambre.
—Aaaagggg, —me sirvo vino disfrutándolo, es mi favorito y siempre tengo en casa, me tomo una copita los fines de semana nada mas, y que no trabaje al otro dia—. Mmmm, hace tiempo no tomaba.
—¿Tomas siempre?.
—No, solo en las noches especiales con mis hijas, y mientras no trabaje al otro dia, no me emborracho, solo tomo una copita, pero no quiero ni azúcar en mi cuerpo cuando trabajo, me abstengo de muchas cosas porque trabajo con personas.
*****
Patricio.
—Mmm, que rico. —tengo las piernas abiertas todo lo que me da el pantalón porque tengo una erección que puedo clavar un corral sin problema—. No digas nada, pero crei que Ignacio hacia los mejores asados hasta que pruebo esto, aunque bueno, mis asados son dignos de admirar, y si, me subo al poni alagándome sola.
—¿Haces asados?.
—Tuve que aprender, porque pedir asado comprado era pasarnos de hambre, lo que nos salía un asado para dos personas nos hacíamos un asado para todo el barrio, entonces un día le digo a Lu, ¿sabes Lu? Voy a comprar una parrilla y vamos a hacer un asado, a la mierda, somos mujeres que podemos con todo y una parrilla no nos va a destruir. —le sonrío a medida que habla y no dejo de comer—. Sin saber nada de parrillas le dije a un vecino que hace cosas de hierro si me hacia una parrilla familiar, en mi idea estaba algo asi. —muestra con las manos riendo—. Y cuando me la trajo era asi, tremenda cosa, quedé sorprendida, aunque nos re sirve porque nos animamos y hacemos diferentes cosas.
—¿Les salió bien el primer asado?.
—No sabes, envidia me tienes que tener. —la miro fijo divertido porque habla hasta por los codos, no sé si son los nervios, pero me gusta verla sonreír—. Hicimos una tira de asado, unos chorizos y pollo, nos sentamos ahi, cerca del fuego y mirábamos videos, nunca habíamos visto a nadie hacer asado, entonces teníamos miedo, pero quedó tremendo, ya nos animamos a las verduras, a la pizza.
—Me gusta el matambre a la pizza, me gustaría hacerles con las nenas.
—Uh, les va a encantar, aman las cosas a la parrilla. —se sirve mas carne que la dejé cortada—. Cuando les toca decidir que comer que por lo general pedimos, Morita que es la mas carnívora, quiere algo a la parrilla, no siempre les puedo hacer, si puedo les hago cualquier cosa que quieran sino pido a una parrilla que no es de mi agrado pero ellas felices, Viole es mas de las pastas, ella si come pastas rellenas es feliz, conozco un local que es muy salado, porque una plancha de ravioles me sale lo mismo que comprar cuatro planchas de los comunes, lo bueno que una plancha para las tres es mas que suficiente, hasta nos sobra.
—¿De verdad?.
—Si, Viole no come mucho, ella es bien delgadita, se come seis ravioles y se llena, Morita no, ella come a la par mia, el chiste ahi es que Mori es mas robustita, no puedo aprovechar la ropa que deja Viole porque no le queda para nada. —mastica mirándome—. Bueno, estoy hablando un montón, cuéntame algo de ti.
—No sé que podría contarte.
—No sé, tu edad, si tienes familia.
—Tengo treinta y dos.
—La verdad que te daba eso.
—¿Qué edad tienes?.
—Treinta y dos tambien.
—La pegamos ahi. —abro otra lata de cerveza poniéndola en mi vaso—. Soy el mayor de seis hermanos.
—Wou, son varios.
—Si, somos cinco hombres y una mujer, mi papá trabaja en la construcción y mi mamá es ama de casa, me fui a la policía porque mi papá me dijo que me metía ahí o al ejercito, no queria estudiar y me estaba descarrilando, no le creí hasta que llegó la carta de admisión y que debía ir a hacer la prueba física y psicológica, y cuando comencé a entrenar me enamoré, me metí tanto en todo el tema del estudio, del trabajo físico que me comencé a especializar, cuando llegué a los especiales fue que conocí a Ignacio, nos metimos de enemigos enseguida, los dos queríamos resaltar lo mas posible y despues de un entrenamiento que nos hacen pelear cuerpo a cuerpo con un compañero nos sacamos las ganas, nos dimos las manos y nos hicimos amigos. —se rie tapándose la boca—. ¿Cómo llegaste a medica?.
—Bueno, mi mamá murió por una mala praxis, se fue a hacer la manga sin necesitarla, el medico con tal de agarrar unos pesos la autorizó, la tuvieron mucho abierta que se le pegó una bacteria y nunca salió de esa operación, estuvo internada tres dias y murió, yo me dije en ese momento que nunca iba a tratar a las personas así, que iba a hacer un cambio, dar una buena atención, dar contension, yo estaba estudiando licenciatura en lengua y me cambié enseguida.
—¿Tienes papá?.
—Si, pero ellos estaban separados, estuvo hasta el entierro y se fue, nos ayudaba económicamente porque las dos estudiábamos, a los veinticuatro me quedé embarazada, me sacó la ayuda a mi pero le seguía pasando a Lu y con eso vivimos por un tiempo, hasta que me recibí y cuando comencé a trabajar Lu le dijo que no le pase mas plata y asi vivimos un tiempo, apretadas enormemente pero lo logramos, las dos. —toma mas vino como dudando—. Hace tiempo no tengo nada.
—Yo también. —se para viniendo hacia mi, me hago hacia atrás en la silla queriéndome parar pero no me deja, lo que si sonrío feliz porque pone una pierna a cada lado de mi subiéndose encima con mis manos en sus nalgas—. Hace tiempo no tengo nada con nadie, por temas del trabajo me hago chequeos regulares de todo, no tengo nada, siempre me cuidé en las relaciones sexuales, tengo un control mensual con el dentista, con el clínico, no tomo medicamentos, llevo una dieta balanceada y no fumo menos drogas. —se rie mirándome a los ojos—. Lo tienes que saber.
—Bueno, entonces tu también, solo con el idiota ese no me cuidé, no tengo nada tampoco, siempre me cuidé y me cuido lo mas que puedo, tomo la pastilla creo que mas por costumbre porque no tengo nada con nadie, voy al dentista, tengo todas mis vacunas, no tomo medicina, y me cuido lo mas que puedo. —acaricio su cara sintiendo el calor en mi cuerpo, calor que no tengo hace mucho tiempo, me acerco mas sin dejar de verlo a los ojos y lo beso, abre la boca al mismo tiempo que me presiona a su cuerpo—. Aaagggg.
—Te necesito en mi cama, urgente. —me alejo un poco para poder respirar—. Si o no, lo que decidas lo acepto y respeto.
—Si, quiero lo mismo.
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