Gabriel
Estoy camino a casa de Merly mientras pienso en la amenaza de Taylor hoy. “te juro Gabriel, como me enteré que le haces algo, te muelo a palos, vos y yo sabemos que Mer no es como las demás chicas de acá”. Pareciera que no se sabe defender sola, ósea, hablamos de la misma Mer, si es la misma, sé muy bien que si me paso es capaz de arrancarme las pelotas y servirlas en la cena. Aunque tengo que admitir que mis intenciones no son buenas y todo por la insoportable de Melisa.
Estoy nervioso, hace mucho no paso tiempo con ella, ¿Cuándo fue la última vez que pasamos una tarde juntos?, hace 4 años tal vez, en ese entonces no estaba como está ahora. Simplemente es otra persona, y tengo que admitir que cuando la vi en bikini en el verano, no pude más que hacerme el tonto. Me comporto como un idiota a diario, la molesto a diario y sé que me odia por eso, pero siempre la quise, aunque ella no lo supiera si era importante para mí, solo supuse que Taylor haría algo y estaría con ella, era mi mejor amigo y estaba enamorado de ella y yo no podía traicionarlo y ahora acá estoy en contra de todos mis principios para saldar una puta deuda con la loca de mi ex.
Llego al edificio y una señora me deja pasar, antes de cerrar la puerta. No me costó mucho, solo tuve que decir que era amigo de Merly y ella sola ato todos los cabos, es como si esta muchacha recibiera muchas visitas. Subo al segundo piso, recuerdo el camino, aunque le dije a Merly que no, se dónde queda su casa, contando además de que cada vez que terminaba ebria las traía a ella y Clara aquí, pero ella no recuerda eso, creo que lo único que recuerda es lo idiota que soy y listo. Suspiro negando, no importa lo que haga Mer no es tonta, no caerá fácil en la trampa y aunque ellos no quieran admitirlo están enamorados. Golpeo la puerta.
- Hola señora Méndez. – La madre de Merly me sonríe.
- Gabriel ¡Cuánto tiempo!, pasa, pasa – se hace a un lado - Ya te he dicho que me llames Carla – Carla corre de un lado a otro buscando cosas. – Merly está en la pieza, creo que se quedó dormida, te la despertaría, pero llego tarde al hospital. – me da un beso en la mejilla y sale corriendo.
Este lugar está igual que antes, es un departamento mediano y tiene los muebles justos, un sillón blanco de almohadones amarillo claro está frente a una mesa ratonera con un televisor colgado en la pared. Las puertas corredizas del balcón abiertas, hacen que todo se vea iluminado. Camino a su habitación y la puerta está entre abierta, Merly está totalmente dormida, parte de su pelo cae en su rostro, tiene una musculosa negra y un pantalón corto de jean, a diferencia de más temprano no lleva nada de maquillaje, me quedo un rato en el marco admirando la imagen que me brinda.
Se ve tan tranquila, su pecho baja y subí tan sutilmente que tranquilamente podría parecer que no respira, su musculosa se ha subido un poco dejando ver la punta de lo que parece un tatuaje, sus piernas perfectamente formadas dan un pequeño deleite a los ojos de cualquiera. Si tan solo fuera consciente de lo que genera en los hombres y como la miran, es que… desde hace años la miran, pero siempre es tan mala onda que ninguno se atreve a arriesgarse, además que todo pensaban que salía con Taylor y el jamás digo que no fuera cierto.
- Merly... despierta – me siento en la cama y muevo suavemente su hombro, se ve tan linda. – ¡Merly! Dale, abrí los ojos o te beso. – esta chica sí que duerme profundo. La sacudo un poco más y abre los ojos.
- Pensé que me ibas a besar. – suelta una carcajada y se sienta. – Bueno Oliver Queen, vamos a estudiar.
- ¿Oliver qué? – me está comparando con algún personaje, voy a tener que averiguar quién es, porque dudo que me lo diga y por ese tono debe ser algo malo.
- Tendrás que googlear… - se levanta de la cama y vuelve al comedor - ¿Estudiamos acá o en el balcón? – se ve más relaja que en la escuela, hasta me sonríe más.
- En el balcón – la verdad es un buen día y la vista que hay desde aquí es hermosa - ¿Qué saco?
- La cerveza... esta en la heladera, los vasos arriba, el que contesta mal se saca una prenda y se toma un vaso entero. Quien te dice y nos divertimos después – estoy seguro que ahora tengo la boca abierta hasta el suelo – Jajajaj los apuntes Gabriel, que vas a sacar, enserio eres muy tonto, a qué se supone que vienes.
- Estas muy chistosa Mer, ¿desde cuando eres así? – definitivamente esta es otra versión de ella.
- ¿Así como? Soy la misma persona de siempre, no recuerdo como era cuando nos juntamos – le resta importancia y recoge su bolso.
- Ya veo, bueno empecemos – es lo único que logra salir de mi boca en este momento.
Salimos al balcón, mi vista se queda fija en el océano, giro mi rostro para observar unos pequeños cojines alrededor de una mesa ratonera a solo un metro de la puerta, en la otra esquina hay un pallet que ocupaba el ancho con un colchón blanco encima y almohadones, tranquilamente te podrías acostar a dormir la siesta sin problemas. Me siento en unos de los almohadones frente a Merly que trajo una limonada y dos vasos, comienza a indagar sobre mis conocimientos previos y resopla cuando ve lo poco que me acuerdo y se.
Comienza a explicarme con dibujos, mientras traza líneas e indica como se relaciona cada cosa, termina de explicar todo y me propone que hagamos lo planteado en la clase y la tarea que hay que llevar para el miércoles. Pongo manos a la obra, pero me distraigo cada dos por tres, Mer tiene el lápiz en la boca apretado con los dientes, se hizo un rodete con una lapicera y cada vez que se agacha, mis ojos viajan a sus perfectos pechos, ya localicé un tatuaje en su cuello y vi otro en su espalda esta mañana, cuando ayudo a la profesora en clases y por último el de su vientre.
- ¿Esta linda la vista? – arquea una ceja y pone media sonrisa y yo agacho la cabeza.
- Yo… lo siento – me rasco la nuca – No fue a propósito, pasa que iba a preguntarte algo y bueno me quede tildado… no es mi culpa que lo tengas grandes – arquea la ceja – Digo que sea enormes, ¡mierda! Que tenga escote… ya la cague verdad – termino resignado.
- Si – tuerce la boca y sube una ceja – Pero bueno, sé que soy irresistible y tú no puedes negar lo que sientes por mí.
- ¿Cómo? – abro la boca como bobo – Mer yo no siento nada por ti.
- Bueno, mejor… - se levanta de su sitio – Por ciento… - se levanta y se acerca – Mientes pésimo.