30 días

Noche de películas

Merly

Definitivamente Gabriel nunca va a cambiar, sigue siendo el mismo mujeriego de hace años, con la única diferencia que ahora está más bueno que años anteriores, pero para su desgracia yo ya no siento lo mismo. Hace mucho puedo jurar que estaba locamente enamorada de él y no era por su físico, ya que en ese entonces al igual que la mayoría de los adolescentes y me incluyo, tenía una gran cantidad de espinillas, usaba aparatos y lentes. No era lo que se conoce como el chico popular, solamente entraba en la categoría de Nerd, y yo lo amaba. ¿Por qué lo hacía? pues porque Gabriel era un chico tierno, romántico y amable, siempre lo miraba en secreto, por eso día tras día vi como aquel muchacho de ojos verdes iba mejorando su cuerpo, pelo y actitud, hasta que no quedo nada de aquel chico que me enamoro, ya no era mi Gabriel.

Luego de eso empezó a salir con Melisa, obviamente la rubia plástica, empezó a fijarse en él, ya no tenía pinta de nerd, ahora usaba lentes de contactos o gafas más modernas que lo hacían parecer una persona totalmente apetecible a la vista, pero totalmente indiferente para mí. Pero eso era antes, ahora volviendo al presente lo tengo haciendo un esfuerzo por no mirar mis tetas y fracasando cochinamente.

Gabriel había cambiado un poco, pero yo, yo era un caso totalmente nuevo, vieron la película diario de una princesa donde actúa la hermosa Anne Hathaway, bueno yo era Mia, una chica con pelo insulso, cejas desarregladas, poco delicada y con un sentido de la moda o al menos de la vestimenta, hasta que un día comencé a desarrollarme, Clara insistió con ir a Spas, depilación y fui aceptando, arreglando cada una de esas cosas tan poco cuidadas que tenía en mi vida.

Porque si hay algo que nunca fui, fue ser perfecta y tampoco me lo consideraba ahora, estaba totalmente alejada de esa pequeña realidad, nada en mi vida era lo que un día fue, había cambiado, había dejado atrás a la dulce y tierna Merly para convertirme en una más osada, enojada y terca. Seguía siendo tierna, de una manera más distante y solo con algunas personas, pero ya no era la misma y todo se lo debía al pequeño pero gran hijo de su santa madre Lucas, un rubio de ojos verdes, que me juro amor hasta que me desvirgo y me dejo a la semana, alegando que yo iba muy rápido y había confundido las cosas en nuestra relación. Creo que año y medio juntos me dio una mala perspectiva de la realidad.

Debe ser eso, tengo la mente tan retorcida que después de salir con un tipo por un año, compartiendo cenas, almuerzos con mi familia y su familia, flashee amor y él solo estaba saliendo conmigo. Lo más gracioso de todo esto, es que el tipo me dijo durante meses que me amaba ¿pueden creerlo? Porque yo no. Mi celular suena sacándome de mi extenso viaje mental.

" Taylor: ¿Quieren ver unas películas está noche? estoy sumamente aburrido. "

Miro la hora, son las 7 de la tarde, llevamos 3 horas y ya terminamos todo lo que vimos hoy.

"Carla: imposible vienen mí tía a cenar y mi madre me tiene de mucama y por supuesto Marcos se fue."

"Merly: Gabriel sigue en casa, supongo que en breve se va, por mí no hay problema, otra vez estoy sola."

Gabriel carraspea la garganta, como si supiera que estábamos hablando de él.

- Creo que yo me voy yendo. Muchas gracias por la ayuda – se coloca la mochila en el hombro.

- No fue nada, además... hoy no fuiste tan desagradable. – admito mientras me muerdo la lengua

- Estas admitiendo que te agrado – sube ambas cejas repetidas veces.

- Solo dije que no actuaste como un idiota. – pongo los ojos en blanco.

- Si, lo siento – se rasca la nuca - No recuerdo en qué momento todo cambio tanto entre nosotros.

- Simple, cuando te volviste un imbécil – me río a carcajadas.

- Lo digo enserio, no sé qué pasó... tú y Melissa se empezaron a odiar... – lo interrumpo

- Corrección Melissa me empezó a odiar a mí, porque salía contigo y tenía celos de nuestra amistad, así que tú te alejaste. - encogí los hombros - Ella estaba segura que entre los dos pasaba algo. - Gabriel solo se quedó callado.

- Supongo que sí fue culpa mía - porque siento que hay algo más. - ¿El viernes vas a la fiesta? – cambia de tema rotundamente.

- Si ¿y tú?

- También. Bueno supongo que tendré que traerte a tú casa a la vuelta. - comenzó a reír

- ¿De qué hablas? ¿Cuándo me has traído después de una fiesta a casa?

- De las 25 fiestas a las que has ido. – pone su mano en la barbilla y se hace el que piensa. – 15 te he traído ebria a tu casa con Clara. Todas las veces me trataste de idiota, excepto una.

- ¿Tienes contadas las fiestas? ¿excepto una? – ¿de qué está hablando?, ¡porque no me acuerdo!, debería dejar de tomar.

- Hagamos una cosa, si el viernes terminas borracha y te tengo que traer, el sábado vengo y te cuento. ¿Trato? – estira la mano para que la tome.

- ¡Trato! – nos saludamos y se marcha.

Observo mi casa un momento, lo que acaba de pasar es raro. Repaso la conversación una y otra vez en mi mente, Gabriel trayéndome a mi casa ¿Y Tay? ¿Por qué no nos traía Taylor si iba con nosotras? Resoplo y comienzo a limpiar mi casa, la verdad no está sucia, nunca lo está, pero aprovecho para trapear, repasar muebles, y ordenar un poco. Observo mi teléfono para comprobar que no tengo ningún nuevo mensaje en el grupo no han vuelto a hablar, así que supongo que pasare otra noche sola viendo alguna serie o película en Netflix, tal vez y hasta podría cantar algo.

Llevo semanas pensado en volver a la academia, camino por mi casa en busca de mi piano eléctrico, busco una silla y comienzo a calentar los dedos. Creo que hace una semana que no toco ni canto, hago unos pequeños ejercicios de calentamiento y escucho el timbre de casa.

- Hola – suelto el botón esperando que me contesten.

- Traigo Mc – la voz de Taylor suena del otro lado y le abro.

- ¿Sabías que te amo? – Taylor ríe y sacude la cabeza.

- Tú amas a cualquiera que te traiga comida.

- Eso es cierto – le guiño un ojo. – ¿Qué peli vemos?

- Terror, suspenso. – me corro para que entre. – ¿Estabas tocando? – me mira curioso.

- Estaba a punto – admito restándole importancia.

- Bueno comamos, cantas algo y luego vemos una película te parece, pero no romance, por favor.

- Yo que pensaba poner 365 DNI, pero bueno… - encojo mis hombros. – Han puesto una que se llama la vieja guardia o algo así.

- Y bueno, veamos esa… si no, alguna otra que aparezca, ya no nos queda opciones, hemos visto casi todas.

Comemos la hamburguesa mientras me charlamos de las clases y como me fue con Gabriel hoy en casa. Le cuento todo omitiendo la parte en la que me miro las tetas, se cómo es Taylor y lo cuida que puede llegar a ser conmigo asique solo me refiero a lo estrictamente necesario. Una vez que ya no queda nada de comida limpio la mesa y me dirijo al piano nuevamente.

- Sabes… - me mira – Pensaba en volver a las clases, creo que lo necesito.

- Me parece buena idea – me analiza – Pasa algo – no respondo, solo comienzo a tocar los acordes de “No me enseñaste de Thalía”

Llama, no importa la hora, que yo estoy aquí

Entre las cuatro paredes de mi habitación

Y es importante al menos decirte

Que esto de tu ausencia duele

Y no sabes cuánto

Ven, aparece, tan solo comunícate

Que cada hora es un golpe de desolación

Termino de cantar con un nudo en la garganta, Taylor no emite ningún comentario, algo que le agradezco mucho, tampoco se bien porque elegí ese tema, supongo que es porque traté de hablar con mi madre de mi padre hace solo unas semanas y obtuve la misma respuesta de siempre. Suspiro ofuscada y me dirijo al sillón, mi amigo hace lo mismo y nos ponemos a ver la película, la verdad no esta mala, pero no logro concentrarme, asique solo observo a Taylor. Ha cambiado mucho en este tiempo. En las vacaciones se fue a Argentina a visitar a su familia, no lo vi por dos semanas, si bien hablábamos a diario por teléfono, parecía que ese tiempo había marcado un antes y un después en aquel rubio.

- ¿Me vas a seguir mirando o vas a ver la película? – pone en pausa la reproducción.

- ¿Recuerdas cuando éramos niños? – mi voz suena rara.

- ¿Has vuelto a tener pesadillas? – se pone mirándome fijamente - ¿Qué te preocupa?

- No, no las he tenido. – juego con mis dedos – Pasa que veo a mi mamá tan cansada, que me preocupa.

- Es solo eso, ¿Por qué me preguntas por nuestra infancia?

- Es solo que ya no recuerdo algunas cosas, tengo recuerdos con vos, con tú familia. Recuerdo cuando tú papá se fue… - hace una mueca de dolor – Pero no recuerdo que paso con mi papá, que puede haber sido tan malo, para que ni siquiera le interese saber de mi existencia o ver si estoy bien, ninguna ayuda… solo vacío. – mis ojos se llenan de lágrimas, y toma mis manos.

- Trate de hablar con mi mamá, en las vacaciones. Lo único que me dijo fue lo que ya sabemos, ellas fueron juntas a la universidad y conocieron a un grupo de chicos de los cuales se hicieron todos amigos, ellas se enamoraron, quedaron embrazadas. Ella siguió con mi papá, pero Carla y tú papá se separaron y no volvieron a saber de él. Mi papá tampoco sabe de él. Pero coincidieron que los detalles te los tiene que dar tú mamá cuando lo crea necesario. – acaricia mis manos.

- Eso nunca va a pasar, ella literalmente me esquiva, además estoy segura que les ha dicho que no me digan nada, trabajan juntas, nos criaron juntas y no quieren que sepamos que paso, después de tanto tiempo, perdí todo tipo de esperanza. – ahora estoy prácticamente llorando y Taylor me abraza.

- No hay persona en este mundo que merezca tus lágrimas, y si alguien en realidad las merece nunca te va a hacer llorar – se aleja y me hace mirarlo – Osita, con papá o sin papá te has convertido en una persona hermosa, con un corazón enorme. No importa que pase, vos sabes que cada uno de nosotros vamos a estar para ti, ya sea tu mamá, mi mamá, mi papá o yo. Todos te amamos y solo queremos que seas feliz. – me lanzo sobre él abrazándolo.

- Quédate conmigo hoy, por fa – lo observo dudar por un momento y hago pucheros. – Le aviso a mamá, sabes que no va a haber problema. Avísale a tía Roxana.

- Está de guardia con tu mamá – responde después de un rato.

- ¿Eso es un sí? – asiente con la cabeza.