Merly
Estoy toda transpirada y muerta de calor, abro un poco los ojos, Taylor está a mi lado con su brazo alrededor de mi cintura, mi cara está cerca de su pecho todo trabajado, mis dedos vuelven a recorrer su piel caliente y él suelta un suspiro, levanto la vista para asegurarme que no se ha despertado, todo esto es muy raro, después de años de amistad terminamos dándonos un pico en una posición lo suficientemente hot como para que pasara algo más, pero no, volvió a aparecer Tamara.
Mis ojos analizan todo su rostro, desde los pequeños cabellos rubios que descansan en su cara hasta la larga fila de pestaña en sus ojos, muerdo mi labio cuando me centro en los suyos, son gruesos y carnosos, mi cuerpo siente el impulso de volver a tocarlos, pero me contengo, no puedo olvidarme de los mensajes y las llamas que recibió hace unos instantes
¿Qué demonios me pasa? Susurro mientras me doy vuelta para buscar mi teléfono y ver la hora, son exactamente las cinco de la mañana, vuelvo mi vista al techo y dejo el aparato en la mesita de noche, me acomodó nuevamente cerca de él y vuelvo a cerrar los ojos. Cuando amanezca hablaremos de lo paso y podre aclarar mis pensamientos de una vez por todas.
- ¿Enserio vas a ir con eso? – Taylor me mira de arriba abajo.
- ¿Qué tiene? - me observo otra vez en el espejo, hoy tenemos actividad física asique guarde el conjunto deportivo en mi bolso y llevo la falda del colegio con la camisa blanca y un pequeño pantalón corto debajo de esta. - ¡Es el uniforme!
- ¡Ya sé que es el uniforme! pero la camisa... - vuelve a mirarme - Ponte una musculosa abajo o ¡te van a violar en los pasillos! – no puedo evitar reírme literalmente actúa como un hermano celoso ¿o novio tal vez?
- Está bien… - pongo los ojos en blanco, busco una musculosa y me cambio – Listo ya está, vamos por tus cosas o llegaremos tarde.
- Vos te diste cuenta que te cambiantes enfrente mío ¿no?
- ¿Qué pasa Tay? ¿Nunca viste una teta? – termino de recoger las cosas y salimos de mi cuarto – Uh, perdón... me olvide que eres virgen y todavía no sabes lo que son un par de senos.
- Eres… - aprieta la mandíbula y se vuelve hacia mí, quedando a centímetros de mi rostro – Yo que vos tengo cuidado con lo que digo, no vaya a ser que un día te demuestre lo virgen que soy. – su voz es una mezcla de juego y seducción.
Abro los ojos y me quedo en silencio, estoy esperando que haga algo, pero el solo da media vuelta y se dirige a la puerta. Salimos de casa en completo silencio, carraspeo mi garganta y comienzo a charlar del estudio de Andrea. A Taylor le encanta la idea de que vuelva a cantar, según él logro transmitir un montón de cosas al hacerlo y es algo a lo que le tengo que sacar provecho. Llegamos a casa de Clara, la castaña tiene la falda del colegio y su chomba puesta, sus ojos miel nos analizan, pero no emite ningún comentario. Ambos saludamos y seguimos nuestro camino, Clara se prende a nuestra charla rápidamente una vez que le hago el resumen correspondiente.
- Yo opino lo mismo, eres muy buena cantando Mer – su rostro es serio – Y si a eso le sumas un piano, eres dinamita.
Llegamos a casa de Taylor, nos ofrece pasar, pero como estoy segura que mi pequeña amiga me avasallara de preguntas prefiero quedarme afuera, porque si Tay escucha algo de la conversación puede llegar a ser el principio del fin y no quiero eso. Mi amigo entra a su casa y nos quedamos en silencio, repaso las materias del día para tener mi cabeza ocupada y evitar la mirada acusadora de Clari.
- Hoy tenemos música, matemáticas, educación física y además practica con el equipo de vóley – le consulto - ¿Algo más?
- Enserio – se cruza los brazos – No vas a zafar de esta tan fácil de esto Merly Méndez – parece enojada.
- Ahora que lo pienso bien, mi nombre y apellido no pegan – pongo cara de pensativa.
- ¡Merly! – grita – Dime ya mismo que coño pasa entre ustedes.
- Nada, solo se quedó en casa porque no me sentía muy bien – encojo los hombros.
- A mí no me vengas con que solo se quedó a dormir... – Clara cruza los brazos y levanta una ceja. – Para mí algo pasa entre ustedes y no dicen nada.
- Te digo que no – resoplo fingiendo que estoy ofuscada, si le digo lo de la noche antes de aclararlo con Tay, puede ser un problema – Tengo unos días medios malos, y como desde que somos niños, él está para mí, como yo estoy para él.
- Son tan idiotas que no se dan cuentan que están enamorados uno del otro. – levanta las manos al cielo. – Ustedes van a terminar juntos, yo sé lo que te digo.
- Estas igual que mi mamá, le fascina la idea de que salga con él. – masajeo mi frente. – Ya entiendan, solo somos amigos. – o eso creo
La puerta se abre y cambiamos de tema rápidamente, Taylor aparece con la guitarra al hombro, lleva el pantalón de vestir y una camisa blanca. Seguimos nuestro camino un poco más rápido de lo normal ya que hemos tardado más de lo absolutamente necesario entre tantas casas. Las puertas de la institución se hacen presentes a los pocos minutos, una gran multitud de estudiantes caminan hacia la entrada, la bocina de un coche nos sobre salta.
Estoy a punto de insultarlos hasta que veo quien es, golpeo a Clara en su brazo cuando Marcos baja de su auto con una billetera rosada en la mano.
- No sabía que te iba el rosa – pone los ojos en blanco mientras se sienta en el capo.
- Hola Mer – me acerco – Ahora si me saludas.
- En mi defensa venia totalmente distraída.
Le entrega la billetera a mi amiga y se cruza de brazos, mis ojos bajan a su piel bronceada, lleva puesta una remera negra mangas corta que deja los músculos del brazo perfectamente expuesto.
- Lo note… - sus ojos me recorren – No soy fácil de ignorar – pongo los ojos en blanco.
- ¡Mierda! – Clara maldice y ambos la miramos – No agarraste la plata que estaba al lado ahora no poder comer.
- Agradece que pase antes de ir a la facultad – saca de su bolsillo su billetera y le entrega unos billetes – Bueno, nos vemos lindas – me guiña un ojo y le sonrió como boba.
Giro sobre mis talones y me encuentro con la mirada de Taylor, el nunca habla con Marcos, creo que hasta se llevan mal pero nunca nos explicó por qué. Nos adentramos en la “jungla” justo cuando la campana suena, digo jungla porque aquí hay puros animales casando desde las Plastic que caminan con aires de superioridad hasta los jugadores de futbol que van por los pasillos tratando de adquirir un nuevo entretenimiento. Yo solo entro en la categoría de las Plastic, para ellas soy el mejor entretenimiento de la semana, asique si no me están empujando, solo se dedican a tirar comentarios molestos.
Entramos en el curso, la profesora de literatura todavía no llega, camino hasta mi banco con Clara al lado quien pone una cara de desagrado en su rostro. Levanto mi mirada para ver qué es lo que molesta y ahí está ella, Melisa, su pelo rubio está recogido en una coleta alta, su minúscula falda y la camisa del colegio tan ajustada que le comprime las siliconas que se dejan ver a la distancia.
- Permiso – dejo mis libros en la mesa y la miro – Tu lugar es aquel – señalo el fondo del salón.
- Ella se sienta dónde quiere – Tamara responde mientras nos rebaja con la mirada.
Mis ojos se ven a la morena de ojos chocolates, la detesto, pero tengo que admitir que es toda una belleza, casi hasta siento envidia y digo casi, porque lo que tiene de linda también lo tiene de desagradable.
- No…
- Buenos días alumnos – la profesora entra en la sala – Tamara, Melisa vayan a sus lugares por favor.
La rubia siliconada baja de mi pupitre y revolea su pelo para darme justo en la cara, cierro los puños y estoy a punto de decirle algo, pero Clara me para con su mano, suspiro tres veces y me siento. La profesora González, una mujer bajita, rellenita de lentes y pelo oscuro, comienza a explicarnos lo que veremos el resto del año en su clase, además se encarga de pasarnos la lista con los libros que tendremos que leer cada quince días y el análisis que espera que hagamos de cada uno de ellos, el primero en la lista es Orgullo y Perjuicio, casi chillo de la felicidad o señor Darcy tendremos un encuentro durante estos días.
- Quiero saber si alguien si alguien de aquí la leyó – cuando veo que varios levantan la mano, hago lo mismo. – Perfecto, los demás quiero que la lean bien, tomare una lección oral y un escrito para evaluar que lo hayan hecho y no, no servirá un resumen de internet. – la puerta suena y aparece la secretaria
- Perdone profesora que la interrumpa. Chicos el profesor Ortubia no dará clases el día de hoy, asique tienen esa asignatura libre – se escucharon algunos festejos y el timbre sonó.
Recogemos nuestras cosas y Taylor se acerca a nosotras, le sonrío y él hace lo mismo, Clara no para de hablar de que haremos la hora y media libre, no ha parado de insistir en que cantemos algo entre los dos y luego le cante un tema para ella.
- Esto es genial, vamos por comida y luego nos sentamos en el pasto. – Clara nos dirige a través de la multitud de la cafetería.
- ¿Podemos acompañar? – Gabriel nos pregunta mientras, Tamara, Melissa, Charles y otro chico que no se quienes se acerca.
- Ese es Carlos – susurra clara a mi oído - Por supuesto, Taylor y Merly van a cantar y tocar algo. – la fulmino con la mirada y ella pone cara de perro mojado.
- Te voy a matar – le susurro al oído.
- Es la única forma de estar con Carlos – responde igual de bajo.
- ¿La ñoña canta? – la voz chillona de Melissa resuena. – Entonces invitemos a más personas, seguro que les encantara escuchar esto. – Tamara asiente y comienza a mandar mensaje.
- Te sorprenderías, veras… - callo a Clara.
- La verdad no sé, nunca canto delante de nadie, creo que mejor no. – Taylor me mira curioso y Clara también. Capaz debería decirle que canto desde los 6 años, pero que chiste tendría eso.
- Ahora cantaras ñoña
Giro para comprar mientras sonrió maliciosamente, disfrutare cada momento de este día.