Athina corría por el bosque, su pulso acelerado, estaba tan asustada hasta que se detuvo, pensando en lo que hacía, escapaba de Phoenix Masiss como algún día escapó de Brian Thompson.
Recuperó el aliento, pero sintió que no podía avanzar.
No tenía ningún rumbo al cual seguir.
Hasta que sintió esas grandes manos que la atraparon.
Lanzó un grito terrible que rompió la calma del bosque.
—¡Suéltame!
Cuando vio que era Phoenix se quedó perpleja.
—¿Qué haces?
Él la tomó de la cintura girándola, y estrechándola a él.
—¡¿De verdad creíste que escaparías de mí?!
Ella sintió que temblaba, miró sus ojos que brillaban como los de una fiera a punto de devorarla.
—¿Qué? Pues sí, dijiste que escapara, ¿Qué clase de loco eres?
Una sonrisa se dibujó en su cara.
—Uno muy perverso, nunca te dej
