》》》—¿Puedes ver todas aquellas luces en aquel oscuro manto?— Lujan señaló hacia el enorme firmamento.
Min Seok asintió con la vista puesta hacia dónde le señalaba su esposo.— Son muchas...
—Sí, lo son, pero... unas brillan más que otras.— ambos se encontraban sentados en la orilla del lago que estaba cerca del palacio.— Mi madre solía decir que cada hombre corresponde a una estrella en el cielo, cada uno tiene una estrella que cuida nuestros pasos por la noche.— el más bajo desvió la mirada hacia su esposo quién también lo miró.—¿Sucede algo?
—¿Cuál es tu estrella?— preguntó curioso, Lujan le sonrió antes de señalar una casi alejada del resto, por el norte y hacia la izquierda, era una estrella no tan luminosa pero sí grande, tal y cómo se sentía.
—Aquella...— se la mostró.— Y la que está a su lado, esa eres tú.— sonrió.— Las estrellas cambian, mi estrella antes era solitaria pero desde que llegaste a mi vida, ha encontrado compañía.— se aseguró de ver la expresión de su pequeño esposo por el rabillo del ojo.
—Entonces, ¿Si alguno de los dos muere, la estrella del otro se quedará solitaria? ¿Sola en aquel manto, sola por siempre?— sus ojos se alarmaron, Lujan lo miró con preocupación, sin embargo, aquel momento se empañó por el llanto de Minhyung.》》》
—Solo por siempre, por siempre, siempre solo...— Min Seok miraba hacia el cielo oscuro, él recordaba, recordaba a Lujan, recordaba sus palabras y le dolía, su amado hoy no vino, su Lujan hoy no vino a hacerle compañía, tal vez, sólo tal vez, ya se aburrió de él.— Doy lástima, ¿No es así?— sujetó sus prendas.— ¡Ya no me amas! ¡¿No es así?!— él empezó a aruñarse los brazos y rostro.—¡Dijiste que volverías! ¡Dijiste que nunca me dejarías!¡Te odio, Lujan! ¡Me dejaste!¡Nos dejaste!¡Nos...— recuerdos de su bebé en brazos mientras lo arrullaba llegaron a su memoria.— Mi bebé, ¡¿Dónde está mi bebé?!— buscó por todas partes, sus brazos rojos por la furia de sus arañazos no eran impedimento para que empezara a buscar a su bebé, a su pequeño.— ¡Mi bebé!¡Quiero a mi bebé!— gritaba tan alto que su garganta empezó a dolerle.
Él caminó de regreso al balcón, él escuchaba el llanto de su bebé venir de allí por lo que lo siguió.— Mi bebé...— caminó hasta que...— ¡Noooooooo!
—¡Príncipe Min Seok!— un soldado logró sujetarlo de la cintura evitando que se arrojara hacia el vacío.
—¡Suéltame, mi bebé acaba de caer! ¡Suéltame, es una orden!— él lloraba a mares mientras su cuerpo temblaba, él debía rescatar a su pequeño, debía hacerlo.— ¡Mi bebé!— golpeó el pecho de aquel soldado.—¡Diles que lo salven!
Aquel soldado no sabía si era lo correcto, él realmente no sabía si sería decapitado por hacerlo, sin embargo, tuvo la osadía de abrazar al príncipe y susurrarle palabras tranquilizadoras antes de acariciar su cabello buscando su calma.
A los ojos de aquel soldado, el príncipe Min Seok necesita protección y comprensión, él piensa que el príncipe tan sólo necesita ser escuchado y no juzgado, piensa que si le dieran una oportunidad, la cual sabe que nunca llegará, él sería capaz de darle aquella tranquilidad a aquel príncipe de bellos ojos y sonrisa triste.
:::¥:::
—¡Aaaaaaaaaaaaa, qué es esooooooooo, sácalo de mi brazoooooo!— Baek gritó escandalosamente al ver al animal más horrible de todos en su delicado brazo.— ¡Voy a morirrrrrrr!— apretó con fuerza los ojos.
Chan lo miró y tras chasquear la lengua se acercó.—No te muevas.— él sujetó al "despreciable" animal y lo dejó en el suelo.
—¡Mátalo!— Baek se lo ordenó.
—¿Por qué lo haría? No me ha hecho nada.— se encogió los hombros aumentando la furia de Baek.
—¡Es un animal horrendo y...y.. a sí, y molestoso!
—También eres molestoso y no te he matado por lo que no mataré a aquella araña que por cierto no es venenosa.— rodó los ojos mientras seguía en su camino, con ésta, ya era la quinta vez que el príncipe Baek los hacía parar por alguna queja o descontento.
—¡Chanlllllll!
—Rey, soy el Rey Chan y debes dirigirte a mí por lo que soy, niño...— Chan repitió sus mismas palabras antes de empujar la frente de Baek con sus dedos para que guardara la cabeza dentro de la carroza, aunque, lo que realmente quería hacer fuera evitar un berrinche de aquel príncipe, quién logra ponerlo de mal humor.
:::¥:::
Las mujeres corrían por todo el palacio anunciando la llegaba del Rey Chan, todos salieron a recibirlo, sin embargo, el Rey no estaba de buen humor, él en definitiva no lo estaba, Baek no había parado de llorar y reír a todo pulmón en las últimas dos horas por lo que el Rey traía los pelos de punta, él bajó de su caballo y bruscamente e ignorando las atenciones de las mujeres presentes abrió la puerta de aquella carroza y sujetó con fuerza el brazo de Baek haciendo que éste tropezara cayendo ligeramente al suelo, Chan lo levantó y prácticamente lo arrastró hacia dentro del palacio.— Rey Chayeol, ¿Qué sucedió?— el comandante Jong Dae lo miró con el ceño fruncido y más al ver la forma en cómo traía al príncipe de Goguryeo.
—Llévatelo.— le entregó a Baek cómo si de un objeto se tratara.— Dale un lugar dónde dormir a la próxima "reina" de Bakje.
—¿Perdón?— el comandante no podía creer lo que escuchaba.
—Así es, hemos sido obligados a establecer una alianza con Goguryeo.— estaba furioso, por lo que no dudó en darle un puñetazo a un jarrón de porcelana que estaba cerca.
—Rey, ésto...
—Haz lo que te ordené y si puedes, ponle algo en la boca para que se calle.— dicho aquello, no sólo logró callar a un escandaloso Baek, sino que se dirigió a su lugar de descanso no sin antes indicarle a Choi que siguiera también a Jong Dae.
:::¥:::
—¿Qué le sucedió en los brazos y en el rostro?— Chan pidió explicaciones al ver aquellas heridas en el cuerpo de su hermano.—¡Hablen!— gritó tan fuerte logrando que Min Seok despertara.—Hyung...
—¿Él vino contigo?— Min Seok se sentó y sonrió dejando desconcertado al más alto.