XV

1697 Words
Unos días después... Era la quinta vez que Choi se quedaba de aquella manera quieto con los ojos cerrados, el hombre estaba embelesado por aquella placentera melodía, aveces se quedaba por toda una hora escuchando en primera fila las habilidades de aquel príncipe quién en los últimos días lo único que ha hecho ha sido tocar su sanjo y cantar la misma canción una y otra vez. —"Quiero que vuelvas, quiero tenerte, quiero sujetarte entre mis brazos y decirte que todo estará bien... Por favor, vuelve a mí y no te vayas, prometo ser tu soporte... Quédate, por favor, quédate, que el amor que nos envuelve no se puede volver a marchitar...Sólo ven y ve cómo mis lágrimas brillan por tu ausencia, sólo ven y hazme sentir tu presencia, acaso no entiendes todo el dolor que me haz causado, por favor, vuelve que te amo."— Min Seok cantaba, a veces su voz se quebrada, sin embargo, era fácilmente disimulable, no es que ya esté bien pero, estar en un ambiente bullicioso evitaba que sus pensamientos se desordenaran, él encontró un refugio en aquel sonido y en su canción, aquella que la canta tantas veces cómo sus pensamientos en aquel hombre que alguna vez fué suyo llegan a su memoria. :::¥::: Era hora de irse cuándo Choi decidió que era sufiente por hoy, él se levantó de su improvisado asiento deshaciendo su postura de Buda con la que se encontraba sentado en el suelo. El alto hombre estaba por dar un paso para iniciar su andar cuándo escuchó cómo desde el otro extremo del pasillo, justo frente a dónde se encontraba, justo en la habitación del príncipe Baek fuertes sonidos de golpes resonaban colándose en sus oídos apresurando de aquella forma su andar, Choi pasó por delante de la habitación de Min Seok quién ni bien vió su silueta pasar, dejó de cantar, apagó su voz y tiró su sanjo sólo y únicamente para salir tras de aquel hombre quién lo atraía cómo un imán. —¡L—Lujan...!— gritó con fuerza, Choi continuaba corriendo cuándo aquella vocecita hizo eco en sus oídos. "Lujan..." él recordaba haber sido llamado de aquella manera hace unos días, pero lo que no comprendía era porqué aquel príncipe lo llamaba por el  nombre del fallecido príncipe de Goguryeo, él no entendía el motivo de aquello y no se permitiría aquella atribución, él no era Lujan, nunca llegaría a tener aquel título por su naturaleza, Choi nunca conoció al príncipe Lujan, sin embargo, sabe que es un traidor, uno que merecía morir. —¡Lujannn!— Choi paró su andar y se dió la vuelta para enfrentar a aquel príncipe insistente. Min Seok lo vió y de inmediato apresuró sus pies para llegar junto al alto hombre.— Lujan...— Min Seok alzó su mano para pasar sus dedos por encima de la máscara de Choi, pero el capitán de Goguryeo apartó su mano de un golpe antes de mirarlo fijamente a los ojos y negar con la cabeza, no es que Choi sea mudo pero es dificultoso para él hablar teniendo aquella máscara en el rostro. Choi volvió a mirar hacia su objetivo y continuó corriendo, Min Seok únicamente se quedó mirando su espalda, él respiró profundo y volvió hacia su habitación dónde sonrió ligeramente para luego convertir aquella sonrisa en una fuerte risa que luego siguió la línea de un oscuro llanto. :::¥::: —¡Te ordeno que salgas!— Chan gritaba por detrás de la habitación de Baek quién desde hace horas de había encerrado dentro del lugar, el rey no podía ingresar sin su consentimiento por lo que le frustraba no tener aquel control. —Rey Chan, es mejor que vuelva más tarde.— Jong Dae le aconsejó pero el rey hizo caso omiso a sus palabras. —¡He dicho que salgas! ¡¿Acaso no escuchas?!— Gritaba mientras daba resonantes golpes contra la madera. —Rey Chan...— Todo se quedó en silencio al escuchar un gritillo ahogado provenir desde el interior, Choi llegó justo a tiempo para deshacer la puerta de una patada, él no se andaría con rodeos y menos cuándo escuchó el grito del príncipe, él rompió la puerta de madera y papel tratado. —¡Aaaaaaaaaa!— Todo se salió de control cuándo vieron al príncipe colgado del techo y con una soga en su cuello, Baek había tomado la decisión de acabar con su vida, el príncipe pataleaba pero aún así no pedía ayuda, él estaba decidido, no quería seguir viviendo en este mundo en el que no es útil, en un mundo dónde todos sus seres queridos se han ido y lo han abandonado a su suerte, Chan tenía razón, por eso, piensa que es mejor si se fuera por siempre, tal vez, sólo tal vez, de esa forma pueda ver a su madre y hermano, está seguro que ellos se pondrán feliz de verlo dónde sea que estén, el destino fué cruel con ellos y Baek lo sabe muy bien. 》》》—¡Nooooo, madreeeeeeeee!— Baek era sujetado por dos grandes hombres, él estaba allí pero se sentía impotente por no poder impedirlo, por no poder impedir el castigo de su madre quién tenía el rostro tapado cómo un delincuente. El pequeño príncipe miró hacia su padre quién tenía una expresión abstracta.— ¡Padre piedad! ¡Te lo ruegooooo! ¡Padre te lo suplico, piedaddddd!— lloraba a mares suplicando pero el hombre únicamente le dió un vistazo antes de asentir para que se de incio a la sentencia de la mujer. —Por haber cometido adulterio, se le condena a ser despojada de sus títulos y a la horca.— aquel capitán leyó el gran pergamino, era una injusticia, una injusticia basada en las infamias de la madre de Jin quién sonreía triunfante al lado del padre de Baek. —¡No puede ser, esa es una injusticia, padre, todo es mentira!— el pequeño príncipe lloraba y se desesperaba por la impotencia que sentía al no poder salvar a su madre quién en estos momentos ya tenía aquella soga en su cuello.— ¡Madreeeeee, te amoooooooo! ¡Mamáaaaaaa, nooooooooooo! ¡Madreeeee!— lloraba y gritaba a más no poder al ver cómo su madre era sacrificada frente a todos, cómo su madre moría poco a poco de aquella manera tan cruel, de aquella manera tan inhumana y por culpa de la primera esposa de su padre, aquella mujer era el demonio hecho persona, Baek no dejaba de llorar y gritar, le dolía, era un dolor insoportable que acababa de empezar ya que el siguiente era su hermano quién al igual que su madre tenía el rostro tapado.— Lu...》》》 :::¥::: —Es culpa tuya.— Jong Dae mencionó en dirección al Rey quién desvió la mirada, nunca se imaginó que algo cómo lo que acababa de pasar sucedería. —Lo sé y asumo mi responsabilidad.— alzó la frente en alto. —¿Qué crees que hubiera pasado si el príncipe de Goguryeo moría?— el más alto negó.— Le hubieras dado la excusa perfecta a Jin para atacar. —Él de todas maneras lo hará en un futuro, únicamente hubiera adelantado lo inevitable.— frunció el ceño. —Tu padre estaría decepcionado, empiezas a pensar cómo un tirano, por lo visto no te interesa el bienestar del príncipe Baek quién será tu esposo. —Eso está por verse.— Chan mencionó antes de retirarse. :::¥::: Min Seok miraba hacia el jardín, específicamente hacia un punto, el sol estaba oculto y el cómo siempre, se encontraba acompañado por dos plebeyas, el príncipe permanecía en silencio y con sus pensamientos en blanco, no pensaba en nada, las flores del jardín estaban hermosas, esta primavera fué considerada con ellas. Jongin le sonrió al pasar por el jardín pero Min Seok no se dió cuenta de aquello, él únicamente podía tener su mirada en aquel punto dentro del jardín, un punto que lleva por nombre el de Choi quién practicaba con su espada. Min Seok lo miraba cómo si sólo existiera él, el hombre tenía ágiles movimientos en la muñeca, era rápido y preciso,  se veía el perfecto dominio que tenía. Min Seok suspiró, recuerdos llegaban a su memoria cómo fotografías instantáneas, él creía estar en medio de un sueño, en un dejavú, piensa que ésto ya sucedió antes, que ya lo vivió. 《《《— Mi amor, forastero fanfarrón, hora de la comida.— Min Seok sonrió al llegar junto a su amado.— La comida se enfriará.— anunció mientras se cruzaba de brazos al ver a Lujan tan concentrado con su espada, el más alto tenía una mirada penetrante y concentrada.— Lu, te estoy hablando, más tarde puedes seguir. —Ya mismo termino,  hace mucho que no la usaba de esta forma.— él continuaba moviendo la espada de un lado para el otro. —Oh, espero que no la vuelvas a usar.— se encogió de hombros aunque hablaba en serio.— es peligroso. —¿Lo crees?— mencionó antes de terminar con su entrenamiento. —Por supuesto.— Lujan se acercó a él y lo abrazó por la espalda. —Estás equivocado dulzura, la espada es mi mejor amigo en el campo de batalla.— besó su cuello con amor. —Puede ser, pero es más que claro que cuándo cambia su lealtad puede convertirse en tu mayor enemigo.— Lujan ladeó un tanto la cabeza. —Buena observación, ¿Acaso te la he dicho alguna vez? —No lo sé, puede que sí.— ambos sonrieron.— cuándo hacemos el amor, tu boca se vuelve incluso más parlanchina.— Lujan dejó a un lado su espada y abrazó con mucha fuerza a su esposo antes de alzarlo en brazos para llevarlo dentro.— ¿Sabes? Tengo muchas ganas de usar mi lengua parlanchina.—Min Seok palmeó su pecho antes de reír.》》》 —Estás tan presente en mis recuerdos que siento que te puedo ver...— miró a Choi quién seguía practicando con su espada.              
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