—¿Qué fué eso?— Baek mantenía la cabeza asomada a través de la puerta de papel, la mujer junto a él agachó la cabeza.— ¿Quién es él?— por alguna razón, aquel hombre le parecía conocido pero tan sólo eran vagos rastros nublados de recuerdos que más parecían sueños lúgubres.
—Él es el príncipe Min Seok, el hermano mayor del rey.— Baek hizo una enorme "O" con la boca, ahora que lo pensaba, aquel Rey idiota también le parecía familiar, sin embargo, negó con la cabeza ya que lo más probable es que lo esté confundiendo con algún elefante de grandes orejas.— Príncipe, creo que es mejor que empecemos con sus lecciones.— aquella mujer mencionó, le parecía muy indiscreto estar de esa manera espiando al Rey.
—¿Eh?— Baek la miró sorprendido.— ¿Bromeas? ésto está bueno.—mencionó un tanto emocionado al ver cómo Chan echaba humo y cómo Choi únicamente permanecía allí parado.— Quiero saber qué sucede.— dijo, la curiosidad le mataba por lo que...— Ups.— miró de reojo hacia la mujer quién tenía la cabeza agachada.— creo que olvidé algo en el salón, ya vuelvo...— mencionó listo para salir, pero las cosas no serían tan fáciles, ya que justo cuándo dió dos pasos su mirada se cruzó con la furiosa mirada de Chan quién parecía querer asesinarlo, por lo que así, más rápido que inmediato ya se encontraba dentro de su habitación sentado en el suelo frente a una pequeña mesa listo para empezar con su primera lección aquel mismo día.—jeje, ¿Empezamos?— sonrió nervioso pero con la imagen de un Chan enojado abarcando toda su mente.
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—Estás aquí.— Min Seok mencionó una vez más con los ojos brillosos por las lágrimas que continuaban bajando por sus mejillas.— Haz vuelto.— sujetó el brazo de Choi.— ¡Chan, mira, él está aquí!— gritó tan fuerte que todo a su alrededor se quedó en silencio.
Chan lo miró y ¡Maldición! No dejaría que su hermano siguiera poniéndose en ridículo por lo que en un arrebato caminó hacia él e hizo que lo mirara.— ¡Hyung, él no es Lujan! ¡Lujan no ha vuelto, él no está aquí! ¡Maldición, debes entender que él no volverá nun...— ardía, su mejilla le ardía por tremenda bofetada que recibió por parte de su hermano, Min Seok lo había golpeado, su mano temblaba, todo su cuerpo temblaba, él tenía la respiración agitada.
—Luh...— no llegó a completar el nombre de su amado ya que su cuerpo no resistió más por lo que cayó en la oscuridad.
—¡Hyung!— Chan corrió hacia su hermano y lo levantó entre sus brazos.— ¡Lo siento mucho, hyung!— el rey gritó antes de dirigirse hacia la habitación de su hermano para que los curanderos lo revisaran, Jongin también corrió junto a él, en realidad, todos los sirvientes corrieron preocupados junto al Rey, excepto Choi, él únicamente seguía parado mirando hacia la dirección dónde anteriormente se encontraba Min Seok, él levantó la mirada y así, paso a paso se fué alejando hacia el lado opuesto por dónde se había ido todo el mundo.
Choi no entendía lo que sucedió, él no comprendía nada y no es cómo si le interesara, a él únicamente le encantaría estar en el campo de batalla en este momento y no estar cuidando de un príncipe rebelde, sin embargo, son órdenes de su rey, él debe obedecer, como el prisionero que se convirtió en capitán que es.
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—Su cuerpo está débil, él necesita descansar.— aquel curandero terminó de colocar unas hierbas sobre la frente de Min Seok antes de pararse.— ésto lo ayudará a descansar, no se preocupe mucho Rey, sabíamos que ésto sucedería tras la muerte de su compañero, no debemos olvidarnos que él es un elegido cuyo vínculo con el príncipe Lujan era eterno.
—¿Él algún día se recuperará?— Chan se acercó para acariciar el cabello de su hermano.
—Hay una baja probabilidad que eso suceda, aunque a diferencia de otros casos, él no está tan mal, únicamente tenemos que esperar.— el viejo curandero guardó sus hierbas y le sonrió al Rey.
—Tu padre estaría orgulloso de ti al ver cómo proteges a tu hermano y sobrino.— aquel hombre palmeó el hombro del rey.— Debe ser difícil para ti, a tu corta edad tener que dirigir todo el Reino.
—Hice una promesa, no sólo con mi hermano y sobrino sino también con mi pueblo, todos me necesitan.—tenía una mirada dura en los ojos pero sólo era una fachada, su interior dolía, le dolía ser testigo de la degradación de su hermano, le dolía ser testigo de todo pero debía ser fuerte por el bienestar de todos.
—Tú también te necesitas.— Chan miró al hombre.— Escuché que se festejará una unión pronto, tal vez, tener un bastón junto a ti para que te sostenga no sea tan mala idea.— el anciano sonrió descaradamente antes de abandonar la habitación, no era necesario para él ser muy educado con el rey, al fin y al cabo, él fué el primero quién lo tuvo en sus brazos al nacer.
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Todos se encontraban reunidos fuera del palacio observando, mirando la sentencia de aquellas mujeres que mencionaron que el príncipe estaba loco recibieron, ellas se encontraban con la espalda descubierta y con las manos sujetadas en una posición sumisa, Chan lo había ordenado, él ordenó que aquellas fuesen castigadas, no permitiría tremenda insolencia dentro de su palacio por lo que las condenó a veinte latigazos cada una.
El capitán Jong Dae estaba dirigiendo todo, él esperó la señal del rey para dar la orden de empezar, Chan alzó la mano entonces y los latigazos a los pocos segundos empezaron a resonar, todo el mundo hacía bulla, todos gritaban e insultaban a aquellas mujeres quienes suplicaban por perdón pero muy a su pesar no eran escuchadas.
Baek salió de su habitación, él sobó sus ojos ya que acababa de despertar, su sirvienta lo seguía desde atrás.— ¿Qué hace toda esa gente allí?— preguntó mientras se acercaba, no sabía que había alguna fiesta hoy y mucho menos tan temprano por la mañana, sin embargo, mientras más se acercaba, sus pensamientos cambiaron, él vió con horror la escena de aquellas cuatro sirvientas siendo sometidas a latigazos—¡Paren! ¡BASTAAAAA! ¡No sigan!— corrió para ponerse frente a ellas.— ¡NO LO HAGAN, ES UNA ORDEN! ¡PAREN MALDITOS! ¡AAAAAA!— él gritó cómo si le hubieran arrancado el alma, un latigazo chocó contra su espalda dejando a todos sorprendidos excepto a Chan quién le indicó a Jong Dae que siguieran e iban a hacerlo si Baek no hubiera sujetado un látigo para atacar al Rey.
Él lo golpeó dejando a todos en un profundo silencio por la sorpresa, aquel pequeño se había osado a golpear al Rey, aquello no se veía para nada bien y lo confirmaron cuando Chan arrojó a Baek al suelo con una dura y oscura mirada en los ojos.
—Nunca te vuelvas a meter en mis asuntos, aquí no eres nadie.— su gruesa voz hizo eco en todos los rincones pero muy contrario a lo que se esperaban, Baek se paró y empezó a reír desquiciadamente maldiciendo mentalmente a Choi por no estar allí, sin embargo, él no lo necesitaba porque se podía defender solo.
—Soy la "futura reina", y un elegido, recuerda, soy tu única salvación por lo que no te conviene hablarme de esa manera.
—¿Hablas enserio? A ver, si más no recuerdo, Jin te envío aquí porque quería deshacerse de ti, no eras importante ni porque fueras un elegido en tu Reino y mucho menos lo serás aquí, a nadie le importas.— le habló duramente.— Estás solo.— Chan continuaba diciendo aquellas hirientes palabras que hicieron llorar al corazón de Baek porque el maldito gigante tenía razón, el más bajo no dijo nada, no lo hizo porque era cierto, no tenía a nadie en su vida, su madre y hermano fueron asesinados frente suyo por lo que lo único que deseaba en estos momentos era el morir también.
》》》—¡Hyung, volviste!— Baek no podía creer que su hyung estuviera frente a él.
Lujan lo abrazó con mucha fuerza.— ¡Mírate, haz crecido mucho!— una vez más lo abrazó.— Sin duda alguna, te haz convertido en una bella flor de loto.— acarició su mejilla.
—Acaso, ¿No saludarás a tu madre?— la mujer habló y a Lujan su respiración se le paralizó, él corrió cómo cuándo era un niño hacia los brazos de su madre.— Mi pequeño.— ella lo acobijó entre sus brazos.
—Madre...— sus ojos le brillaban de felicidad, hace más de cinco años que no veía a la mujer, ha sido un largo tiempo el que ha pasado para poder llegar a este momento.— Te ves hermosa.— fué lo primero que se le vino a la mente.
—Una vieja cómo yo no puede serlo.— sonrió antes de tomar asiento, sus piernas le dolían.— ¿Dónde haz estado en todo este tiempo?— ella miró a su hijo y vió un brillo especial en sus ojos.— Lo encontraste, ¿No es así?— mencionó tranquila sin saber que esa sería la última vez que vería a su hijo, Jin le había dado esos últimos minutos al lado de la mujer antes de su ejecución.
—Lo encontré, él es el amor de mi vida, mi más grande amor y poder.— sonrió mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas, Lujan nunca lloraba por lo que aquello sorprendió a su madre.— Tenemos un hijo, se llama Minhyun, debes conocerlo, es grande y fuerte, mi mayor tesoro.— Lo mujer lo escuchaba pero no podía estar feliz ya que sabía que su hijo le estaba ocultando algo y lo comprobó cuándo vió a unos hombres de Jin dirigirse hacia Lujan y llevárselo.— Te amo madre, te amo Baek.— Lujan les sonrió antes de caminar hacia su sentencia final.》》》
Choi caminó recorriendo el palacio, debía conocer cada rincón de aquel reino por su propio bien, él caminaba tranquilamente muy ajeno a lo que sucedía en la parte delantera del palacio, dobló la esquina y de inmediato sus pies pararon su andar, una suave y dulce melodía se escuchaba, una canción resonaba por todo el lugar, el sol brillaba por lo que no dudó en acercarse sigiloso hacia el lugar del que provenía aquella hermosa melodía, él llegó y se quedó hacia un lado mientras disfrutaba de la música, respiró profundo antes de cerrar los ojos, su máscara no dejaba ver su rostro pero sin duda su expresión denotaba tranquilidad.
Por otro lado, dentro de aquella habitación se encontraba Min Seok tocando su sanjo mientras cantaba.