XVIII

1247 Words
—¿Seguro que sabe montar a caballo? Si le llegase a pasar algo, el Rey... —El rey estaría feliz.— Baek rodó los ojos, luego de aquel intercambio de palabras con aquella mujer, se dió cuenta que la vida para él no había terminado y que era mejor que se dejara de tonterías. —Pues, a mi opinión pienso que lo harás bien.— Chan llegó junto a Jong Dae, él se cruzó de brazos y  observó.— Adelante...— hizo un gesto con la mano, el Rey sonrió provocando el sonrojo de las jóvenes plebeyas que estaban presentes. Baek se encogió de hombros y se subió al caballo para empezar a cabalgar.— ¿Lo ves? Soy bueno en ésto.— tenía un impulso de sacarle la lengua pero se contuvo, aquellas actitudes en un príncipe estaban mal vistas. —Por supuesto que lo veo, algún día podrías enseñarme. — Lo siento pero no tengo tiempo.— le sonrió fingidamente y bajó del caballo cómo todo un experto. —Lujan te ha enseñado bien.— Chan mencionó. —Él no me enseñó, aprendí por mí mismo.— Estaba por retirarse pero tal parece, aquel Rey quería retenerlo por un poco más de tiempo. —Kazuma y él parecían estar conectados, ¿Qué sucedió con el caballo?— Baek se quedó quieto y respiró profundo. —No lo sé, desapareció el día en que Lujan murió, ahora, me iré a... —¿Te gustaría acompañarme a tomar el té de la tarde? —No, gracias.— Baek se negó ya que aquel Rey aún no se ha disculpado y tal parece, no piensa hacerlo. :::¥::: —Finalmente terminamos.— Woomin llegó hasta el capitán Jong Dae.— No encontramos nada sospechoso, todos tenían básicamente sus uniformes y armas, nada fuera de lo común, también comprobé que todos los soldados en las listas pertenezcan a Bakje, no hay nada sospechoso Capitán, todos somos soldados leales. —De acuerdo.— Jong Dae tenía una mirada seria, estaba pensando, piensa que tal vez hay un intruso dentro de la casa Real, tal vez aquellas amenazas vienen desde allí dentro pero aquello lo averiguaría él mismo.— Retírate. —¡Capitán Jong Dae!— Minhyun llegó corriendo y saltando dentro de la oficina del capitán.— ¡Es hora de mi lección!— gritó emocionado.—¡Hoy te ganaré!— sonreía tanto que sus ojitos desaparecían. —Muy bien, entonces, comencemos. :::¥::: Choi observó a Min Seok mientras dormía, él bien pudo haberlo dejado en su habitación e irse antes de que alguien lo viera pero no, él se quedó a hacerle compañía al príncipe, estaba sentado de cuclillas al lado del futón mientras observaba con atención, sus labios le dolían ¿El motivo? Pues, porque habló, no lo había hecho desde hace mucho, y sus labios chocaron contra su máscara haciendo fricción, situación parecida ocurría cuándo comía. Min Seok dormía o al menos así era cómo se veía, con los ojos cerrados dejando a la vista sus largas pestañas, además de su cuello descubierto mostrando aquella marca de nacimiento, aquella marca que lo hace especial y diferente, es un elegido, una joya preciosa, una bella flor en medio de un campo de espinas. Choi miró con atención aquella marca, era extraña pero tenía un atractivo único. —Soy Min Seok.— El príncipe habló aún con los ojos cerrados.— Príncipe de Bakje.— él tanteó con las yemas de sus dedos el suelo hasta que pudo sujetar y hallar la mano de Choi.— Tu mano es callosa.— Choi miró la unión de sus manos.— Él solía usar la espada aunque prometió no seguir peleando, sé que era algo imposible pedírselo ya que por sus venas recorría aquella pasión por las guerras, era un guerrero pero...— el príncipe continuaba con los ojos cerrados y sujetando la mano de Choi.— Para mí siempre será mi amado forastero. :::¥::: 》》》— En la vida hay dos clases de guerreros.— Lujan dibujó en el suelo dos siluetas.— Unos luchan por sincera lealtad al reino y otros simplemente lo hacen por el poder y riqueza. —Pero...— Chan con su propia espada trazó una línea entre aquellas dos siluetas.— debe haber un equilibrio. —Exacto, debe haberlo y ese es el rol del Rey, un Rey debe cumplir con ciertas cualidades que lo hace único y sabio, casi como un Dios aunque bien se sabe que nunca será uno, por ello, un Rey también debe ser humilde y bondadoso, recuerda que, un día puedes estar en la cima y al siguiente en el fango.— Chan asintió y Lujan palmeó su hombro.》》》 :::¥::: —Tal vez las flores tienen aquellos tonos tan coloridos porque has decidido dar un paseo.— Chan mencionó tras encontrarse por segunda vez en aquel día con el príncipe Baek. —Tal vez las nubes grises están apareciendo porque tus grandes orejas las están llamando.— atacó con sutileza. —Vaya boca tan grosera que tienes.— manifestó con una sonrisa. —Vaya descaro de tu parte para venir a hablar conmigo.— él arregló su cabello.— por cierto, ¿Cuándo será nuestra boda? —Sabía que era atractivo, pero no pensé que te gustaba.— el Rey se acercó un tanto. —Las ancianas solían decir que era favorable ponerle buena cara al mal tiempo y no quiero alargar más aquella tortura.— dolió, Oh, claro que lo hizo, el orgullo de Chan se vió atacado. — En ese caso.— se enderezó altivo.— Despreocúpate porque no habrá boda. —Si así lo dispone el Rey, no soy nadie para contradecirlo.— Baek hizo una pequeña reverencia y con indiferencia ante la situación se marchó a paso firme, Chan lo siguió con la mirada hasta que desapareció y sintió un ligero cosquilleo en el pecho. :::¥::: 》》》En medio de todo el caos, desorden y confusión dos personas se reencontraron, ellos, ambos condenados a muerte se miraron, uno de ello salvó la vida del otro, uno de ellos se convirtió en prácticamente un prisionero, uno de ellos guardó un secreto,  uno de ellos se quedó mientras que el otro huyó.》》》 :::¥::: —Las memorias fluyen pero a veces es necesario dejarlas ir.— un alto hombre de ojos saltones limpiaba su espada bajo un árbol. —¿Cómo sus recuerdos? —Exactamente, cómo sus recuerdos, unos que lo condenaban.— mencionó y observó su reflejo envejecido y un tanto desfigurado a causa de quemaduras pasadas en aquella espada.— Así cómo mis recuerdos. :::¥::: —¡Capitán Choi!— Minhyun lo llamó desde lejos antes de acercarse.— ¡Le reto a una batalla!— el pequeño sacó su espada de madera con la que practicaba y desafió a aquel capitán quién asintió. Ambos se posicionaron para empezar, Minhyun atacó pero rápidamente fué desarmado por Choi quién le indicó que debía cuidar tanto su izquierda cómo su derecha. Ambos más que pelear empezaron a jugar, aquello era observado por la mayoría de las plebeyas pero también por el príncipe Min Seok quién sonrió. —El príncipe Minhyun es todo un pequeño hombrecito.— Jongin mencionó desde un costado. —Lo es, y más porque su padre era alguien tan valiente como Lujan.— habló con tranquilidad cómo si nunca hubiera sufrido de aquellos ataques inestables.          
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