Capítulo 3 Rubia

2022 Words
Denisse. Observé el descampado, el sol golpeaba la tierra, los agente estaban dispersos y una chica miraba una computadora, Ron me había traído después de presentarme a todos, pero no había dicho nada más, solo que iríamos a rescatar a mi compañero, nadie decía su nombre, todos parecían guardar una especie de voto de silencio y eso me estaba matando la curiosidad. — Denis, el jefe dice que entres - el chico me sonrió. — Gracias. Me guiño un ojo y siguió camino, quisiera decir que su coqueteo me pone feliz pero no lo hace, ahora coquetea conmigo, pero cuando vea lo perra que puedo ser dejara de hacerlo, no me llevo bien con los imbéciles y él parece tener un enorme cartel en su frente. — Ya no estás es colorado Denis. Camine hasta llegar a la casa donde los gritos se escuchaban, junte mis cejas, mi compañero no estaba feliz de tenerme en su camino, lo que haría está nueva etapa algo más complicada. Era joven, rubia y de buena figura, siempre recibí comentarios despectivos por eso, no porque fuera fea, al contrario, pero la gente ponía en duda mis capacidades solo por ser linda, sin embargo, me había graduado antes de la escuela, hice con honores los estudios en la fuerza y era una de las mejores tiradoras. Gracias mamá por eso. Era inteligente, observadora, pero tenía un carácter fuerte, no fue fácil para mis padres, pero me supieron guiar, me acompañaron y sacaron de todos los problema que ocasione por mi carácter. Hay que asumir que no es bueno, tengo la lengua muy ligera y filosa lo que no me deja con muchos amigos, por no decir que son nulos, va tengo unos cinco que cuido, ellos tienen mi versión de esfuerzo. Con respecto a mi vida amorosa podemos decir, ¿qué es eso? ¿Amor? ¿Eso existe? Bueno si existe lo vi en mis padres, Julieta y Ethan, en esto no entra Abby, es más Abby es la razón de que haya querido ser agente, fue la razón por la que aprendí todo esto, quería ser quien salvará a quiénes lo necesitan, acabar con todas las Abby que hubiese. — Y una mierda - subo una ceja - No trabajo con nadie, lo sabes - tomé aire y entre. Mi ojos se quedaron fijos en el hombre que estaba frente a mí, porque ya no era un niño, no, era un hombre, estaba más alto y marcado, llevaba rastro de barba y la misma mirada, aunque su cabello estaba más oscuro. El sujeto frente a mí en alguna oportunidad fue mi héroe, ahora me parecía un idiota. — Bueno, no es necesario que los presente - Ron habló con un toque de burla en su voz - Pero por las dudas - miró de nuevo al chico - Aarón, Denisse, Denisse, Aarón - nos señaló a ambos. - Ahora pueden matarse - salió. — Esto debe ser una puta broma - murmuré. — ¿Qué haces aquí? - dijo Aarón y lo mire. — Lo mismo que tú, trabajar - observé el lugar. — No me digas, pensé que el uniforme era un disfraz - cruce los brazos. — ¿Qué pasa? Mamá te castigo y estás enojado - hice un mohín mientras cambiaba el tono de mi voz. — La que parece salida del jardín de infantes eres tú - me miró - Sí, tenemos que llamar a Sony y decirle que se le escapó uno de los pitufo - bufé. — Hablo el doble barato de Eduard Collen - gire para salir. — Soy más lindo - camino hasta uno de los espejo - Mucho más lindo, mejor aspecto, cuerpo - giro. — Oh, esperas que afirme eso - lo miro - No, no lo eres, no importa que Molly te diga que sí - salí. — ¿Te acuerdas el nombre de mi mamá? - lo mire por sobre mi hombro. - ¿Dónde están todos? Levanté la vista mirando el gran descampado, sí se habían ido, sí nos habían dejado, sí… Ron quería que nos matáramos antes de llegar a la agencia, quizás así se cobraría todo lo que hemos hecho, o se libraría de nosotros. Me inclinaba más por la primera opción. — Se fueron - gruñó. - Es obvio, ¿no lo crees? - ladeó su rostro. — No me has contestado lo de mi madre - siguió caminando. — Claro que la recuerdo, me cuido varios días - rebusque en mis bolsillos. — Mira Deni, habla con tu tío, dile que no quieres trabajar conmigo, así toda sobrina consentida - apreté mis dientes. — No diré nada, porque no mezclo mi parentesco con lo profesional, nos vamos a tener que soportar. - saque las llaves. — No voy a hacer de niñera contigo - me gire. - No voy a cuidarte. — ¿Niñera? ¿Cuidarme? - me reí sin ganas - Mira, no necesito que me cuide un imbécil - subió sus cejas - Puedo cuidarme sola, ahora déjate de comportar como un niño y sube al auto - lo destrabe. — Bien, te toleraré, yo conduzco - negué. — No, yo conduzco, es mí auto, no tuyo - su mano tomó la mía en un arrebato, pero la soltó segundos después. — No pondré mi vida en peligro por tu culpa - arquee una ceja y me tomo mi muñeca. - No creo en tus capacidades de conducción. —me solté — ¿Es en serio? - cruce mis brazos. — No lo tomes a mal, pero ¿sabes manejar? - listo, lo asesino. Di dos pasos y se alejó dos más, estaba a punto de patear su trasero, pero me contuve, tome aire dos veces y levante la manos. — Bien - arqueo una ceja - Pues aquí te quedas, es mi auto, mis reglas - moví la mano en saludo - Disfruta el camino, son muchos kilómetros de tierra y sol, para tu lindo cuerpo - hablé llena de sarcasmo. — No hablas en serio- sonreí. — Nos vemos en la agencia Aarón. - me subí al auto. — No lo harás - me acomode. - ¡Denisse! Arranque el auto y me aleje levantando tierra, solté una gran carcajada mientras me alejaba unos metros, lo observé quejarse y soltar una palabrota mientras trataba de tapar su rostro. Me frené un momento después e hice reversa hasta quedar a su lado, me estiré un poco y abrí la puerta. Me fulminó con la mirada, sacudió su ropa llena de tierra y luego su cara, contuve la carcajada que quería salir, para solo mirarlo con cara de inocente. — Ups, lo siento - sonreí - Ahora sube, tenemos que llegar a la agencia. — Me las voy a cobrar - gruñó. — Yo creo que no deberías, pero puedes probar a ver qué pasa. - subí mis hombros. Aarón prendió el estéreo y la música llenó el ambiente, era una banda de rock, al parecer lo sorprendió porque arqueo la ceja y me observó. No le devolví la mirada solo me concentre en el camino mientras tomaba la ruta a la ciudad, se quedó callado mirando el lugar, viendo como las calles pasaban hasta que entramos en la ciudad, lo habían llevado a Oregón, ahora entrando a Washington la tarde estaba cayendo, el cielo se había teñido de un naranja hipnotizante, no llegaríamos temprano, estábamos lejos, pero tenía que dejarlo en la agencia, luego él vería lo que haría, no era mi problema, suficiente con tener que trabajar con él de ahora en adelante. — Bueno, al menos sabes manejar - rodé los ojos. — Eres insoportable - volví a girar. — Que coincidencia, opino lo mismo de ti - hice la última vuelta y llegué a nuestro destino. — Creo que será mejor que te bañes, tienes un poco de tierra en el cuerpo - volví a sonreír mientras estacionaba. — Muy graciosa, ja, ja, ja. Subimos juntos en el ascensor cuando las puertas se abrieron Ron y Holmes estaban parados esperando, mi tío sonrió y negó, los demás solo observaban a Aarón mientras este pasaba molesto a los baños. — Paga - dijo mi tío y Holmes bufó. — Es la única que es capaz de hacerle eso - suspiro - Bien ganado - dejo unos billetes. — Debe ser una broma - negó - ¿Por qué él? — Veamos, ambos son insoportables, se conocen y pueden dialogar al menos una hora sin matarse, es más que lo que cualquiera de acá puede - subió sus hombros - Tómalo como un regalo, estar con Aaron te hará aprender mucho. — O me enfermara la cabeza - suspire - Iré a entrenar - pase por su lado. — Bien, porque mañana tienen un caso, los dos - levante la mano. Entre en los vestidores, tome mi pantalón deportivo, una remera blanca y comencé a cambiarme, había hablado poco con lo que estaban acá, pero sabía que eran buenos, sin embargo, no tenía intenciones de hacer tantas sociales, trabajaríamos juntos, quizás llegáramos a ser amigos, pero luego mi actitud los alejaría y quedaría sola, así qué, ¿para qué esforzarme? Salí directo a la sala de prácticas, no había nadie así que eso fue un alivio, coloqué mis auriculares y comencé a golpear la bolsa, mi puño daba contra el saco mientras mis músculos se tensaba, solo tenía una remera de tiras, nada más que eso, un chico de cabello desarreglado y sonrisa bobalicona entro. — Hola, tú debes ser Denis - se acercó - Soy Dylan - estiro la mano. — Mucho gusto - sonreí. — Quieres practicar un poco - lo mire de arriba abajo. — No quiero romperte un hueso - hice una mueca. - Mejor me quedo con esto - seguí golpeando. — Vamos, no creo que tengas tanta fuerza - bien otro idiota que porque me ve rubia y bien formada piensa que no puedo. — Bien, si así lo quieres. Caminamos hasta el centro de las colchonetas y la puerta se volvió a abrir, Ron apareció junto con Holmes, Aarón y otro chico. Aarón y Ron arquearon la ceja mirando al centro, me concentre en el idiota frente a mis ojos y luego mire a mi tío. — Si le rompo un hueso ¿Pasa algo? - negó. — Sí te toca algo que no puede, puedes romperle el brazo - sonreí. — Hecho. Lo llame con la mano, su cuerpo se abalanzó sobre el mío y me corrí para luego dar con mi codo la espalda, su cuerpo se fue hacia delante y más gente llego, cuando volvió a levantarse intento golpearme, pero me agache y barrí el suelo haciéndolo caer de nuevo. Su mano tomo mi tobillo tirándome al suelo, jadee por el golpe y se abalanzó encima de mí, su cuerpo quedo arriba del mío, tomo mis manos mientras me dejaba abajo y escuche a alguien murmurar algo y luego a Ron. — No debió hacer eso. Mi rodilla se estrelló en su espalda, cuando cayó hacia delante gire mis caderas para terminar encima de él, flexione mi codo y di con mi puño dos veces en su rostro, mi tío rio por lo bajo mientras me levantaba. — La próxima me asegurare que se rompa - lo mire. — Al menos te tuve arriba mío - me guiño un ojo. Arquee una ceja y me acerque un poco a su altura. — ¿Me quieres arriba tuyo? - mi voz salió más ronca - Solo tenías que decirlo. — Denis - Ron gruño. Pero yo no iba a explicar nada, solo levanté mi pie y le di de lleno en el estómago, jadeo adolorido mientras yo sonreía con malicia. Me volví a incorporar y camine a la salida, no mire a nadie mientras me iba. — Espero que lo hayas disfrutado - abrí la puerta - Idiota. Salí sin frenarme, solo pase los pasillos hasta llegar a la ducha, me respetarían o los golpearía uno por uno, no iba a ser la rubia linda, no.
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