Salgo del hotel y subo a mi auto para ir a mi departamento y tomar un baño, pensando que, aunque me habría encantado tenerla en mi propia cama, no puedo hacerlo pues Emma estará ahí y lo último que quiero es que se entere sobre esto. Enciendo el motor y cuando esté ruge, aceleró para llegar lo más pronto posible, cómo si eso hiciera que las horas avancen más de prisa.
Tengo una sensación de sofoco, verla otra vez ha hecho que se remuevan muchas emociones que en algún momento creí haber sepultado, no era cierto, pasé dos años buscando en otras mujeres algo que me hiciera recordarla a ella, su cabello, sus ojos, su cuerpo y hasta su maldito aroma, sin embargo, nunca logré hacerlo, no importa que tan hermosas o experimentadas sean, ninguna me causa esta sensación de ardor en todo el cuerpo como en el momento breve que compartimos apenas hace unos instantes.
Recordar su mano recorriendo mi polla y llevándome a la puta gloria hace que quiera mandar todo al carajo, volvió y está vez quiero intentar que se quede.
Pensar en eso me hace preguntarme ¿por qué nadie sabe que se encuentra aquí, que es lo que está ocurriendo?
Llevo una mano a mi cabeza y recorro mi cabello pensando que ahora eso no importa, quiero verla, tenerla a solas y saber si esto que siento es solo causa del deseo frustrado por nuestro alejamiento repentino o en verdad después de tanto nuestros sentimientos no han cambiado, sé que soy un cabrón egoísta por arriesgarla a salir sin idear un plan con antelación, pero en este momento es más el deseo de verla, de sentirla cerca y de poseerla que he mandado mi cordura al carajo.
Llamo a Dante y le pido que vaya a verme, necesito contarle y que me ayude a que nada se interponga en nuestro encuentro.
Presiono una vez más el acelerador ocasionando que varios autos frenen contrariados, me burló de esa estúpida gente que ha comenzado a insultarme.
Llego a mi departamento y avanzó de prisa a la ducha, me doy un baño y me dispongo a esperar a que Dante llegue, necesito que se apure, mis malditos nervios me están traicionando y lo último que necesito es perder la puta calma.
—Entonces la viste— menciona serio y con una mirada reprobatoria, él sabe lo que este encuentro significa, sabe que puedo meterme en problemas y también a ella, cómo también sabe que hay una disputa entre la mafia italiana y la marroquí y si alguien llega a enterarse de nuestro encuentro comenzará una puta guerra.
—La vi, la besé y estuve a punto de...—
—Sin detalles— expone evitando que continúe.
—¿Qué es lo que esperas que yo haga? — cuestiona con ese gesto serio, desde que Dante perdió a sus padres no volvió a ser el mismo, evita expresar emociones, ambos somos muy parecidos en eso, yo también cambie mucho desde aquel día, el perder a un ser querido lo distorsiona todo completamente, Dante es un poco más amargado, aunque de igual forma es mucho más razonable.
—Necesito que te asegures de que acuda a nuestro encuentro— sentencio esperando que acepte, no confío en nadie más y es algo que no voy a posponer para después.
—¿Y sugiere que ataque al musulmán? no encuentro otra forma en que podría distraerlo— espeta después de analizar la situación.
Me siento en el sofá y paso ambas manos por mi cabeza, un ataque es demasiado y lejos de ayudar solo causará problemas.
—No, estoy seguro de que ella se las ingeniará para salir a verme— respondo seguro de que así será, es muy lista y jamás saldría sin estar segura de que nadie la verá.
—Solo necesito que estés atento a cuando lo haga y la lleves hasta la dirección que te voy a dar— Asiente, pero replica antes de terminar la conversación.
—¿Y crees que ella querrá verme? si no le ha dicho a nadie de su regreso debe ser por algo— Eso ya lo había pensado, aunque ella sabe que Dante se entera siempre de mis movimientos
—Ya debe saber que te lo conté, sabe que siempre te cuento todo— expreso frío, como dije, nada se interpondrá está vez.
—Bien, iré por ella— Sale del departamento y se dirige a buscarla acompañado de algunos hombres, falta solo media hora para que se cumpla el tiempo que le di, entonces tomo mis llaves y me dirijo al hotel a esperarla.
La dirección que le di es de un hotel exclusivo, aquí solo se hospeda gente española, por lo tanto, Alí no vendría a ningún asunto por acá, uno de mis contactos es el dueño y he hablado con él para que todo sea absolutamente discreto.
Entro al lugar el cual han arreglado como si fuera una puta luna de miel.
Sonrió por qué este ambiente me trae tantos recuerdos, camino por el lugar tratando de sosegar mis nervios, tenía mucho que no experimentaba una sensación similar a esta.
Camino hasta el ventanal de la habitación y observó el paisaje, todo parece estrictamente arreglado para nuestro encuentro, el cielo está por completo estrellado y la brisa que no es del todo helada golpea mi piel erizando mis vellos, aunque eso lo atribuyo más a la sensación de saber que volveré a tenerla.
Pasan solo algunos minutos y suena mi celular, es un mensaje de Dante avisando que está aquí y que él nos esperara afuera.
Mi corazón ha comenzado a palpitar desenfrenado, maldita sensación.
—No vuelvas a hacerlo— Escucho su voz con un toque altanero y acusatorio, se encuentra frente a mí, ha cerrado la puerta.
—¿El que? — cuestiono dejando de observar por la enorme ventana y me dirijo a ella
—Amenazarme— Inquiere elevando una ceja, es tan jodidamente bella
—No llegaste aquí por mi amenaza— expongo aún más cerca
—Lo hiciste por qué deseas esto tanto como yo— expreso con un gesto altivo
—mejor dime, cuánto tiempo tenemos— Inquiero colocando una mano detrás de su nuca y acercando su rostro hasta mis labios.
Esta sensación es excitante, sentir como su cuerpo que es mucho más pequeño que el mío comienza a temblar por el mismo deseo contenido que yo tengo es una maldita dicha.
Deshago el nudo de la gabardina que lleva puesta, veo la delgada tela del vestido holgado que lleva debajo de esta.
—Dos horas o tal vez un poco más— Responde a mi pregunta. No cuestionaré que es lo que hizo para venir hasta aquí sola, solo quiero aprovechar el tiempo que tenemos y desde ya ha comenzado a correr.
Sujeto su cintura por debajo de la gabardina y coloco mis labios sobre los suyos, los rozo cerrando los ojos y comienzo a sentir estás ondas eléctricas recorriendo cada centímetro de mi cuerpo, jugueteo un poco en su boca sabiendo que tiene tanta urgencia como yo por qué comience a devorar sus labios.
Me mira a los ojos y comienzo a sentir el calor que emana de su cuerpo al notar ese brillo que hay en sus ojos azules debajo de sus espesas pestañas negras, luego del intercambio comienzo a probar sus labios, me abro paso al interior de su boca e introduzco mi lengua ansioso por encontrarme con la suya.
De verdad quiero hundirme en su precioso coño, sin embargo, quiero disfrutar de cada paso y justo ahora tengo un deseo en mente, me separo de sus labios y uno mi frente a la suya
—Desde hace 2 años sueño con verte danzando— confieso con la respiración acelerada, la única vez que la vi hacerlo fue dos días antes de su boda, ella danzó para mí y tome su cuerpo antes de que entregara su vida a ese imbécil
—Sabía que lo pedirías— menciona mientras se separa de mi cuerpo y comienza a retirarse su gabardina, viéndome a los ojos deshace el amarre de las cintas que atan su vestido a su cintura y deja caer su ropa.
Llevo mi mano a las comisuras de mi boca al ver la sensual ropa que se ocultaba debajo de ese vestido, un conjunto que pareciera ser de lencería color rojo adornado con diamantes y tiras con pedrería, en la parte baja una falda roja que se ajusta a la perfección a su cuerpo, llega casi hasta el suelo, esta es entreabierta, me deja ver por completo uno de sus muslos.
—Siéntate— ordena después de colocar una mano sobre mi pecho y empujarme sutilmente hasta el borde de la cama.
Reproduce una melodía árabe desde su celular, se retira los zapatos y entonces con lentitud comienza a mover su cuerpo.
Se coloca de espaldas a mí y con movimientos precisos comienza a menear sus caderas de un lado a otro en armonía con sus manos, luego su cuerpo se posiciona de perfil con una mano en la cabeza y la otra en posición recta al frente, eleva ligeramente una pierna y sacude sus caderas danzando de forma erótica obsequiándome miradas lascivas, se aproxima aún más y se inclina hacia al frente y su melena azabache se mueve en conjunto con su pecho en un movimiento de hombros que me hace enloquecer. Con una mano entre sus cabellos y la otra elegantemente más al frente mueve su cadera en círculos, marcando con pequeños movimientos a los lados, atrás y al frente.
Su cadera se mueve en armonía en conjunto con su vientre y pecho, es una puta diosa. Se acerca con sutileza a colocando una rodilla entre mis piernas y me besa con desespero.
Sujeto con fuerza sus muslos y en un solo movimiento la tumbó sobre la cama y me coloco sobre ella.
Acaricio su pierna desnuda yendo desde su tobillo hasta la cara externa de su muslo, mientras nuestros rostros se aproximan y comparten un mismo aire.
—Pídeme que te folle como hice hace años— ordeno con una voz que se vuelve aún más gruesa por la excitación
—Tómame Aidan, te quiero grabado en mi piel— espeta sujetando mi brazo con fuerza
—Marcaré tu piel con mis caricias y aunque el bastardo de Alí te presuma cómo suya ambos sabremos que tú siempre has sido mía— Me apodero de sus labios cuando ella comienza a desabrochar mi camisa, el toque de sus manos eriza por completo cada zona que recorre, sus pupilas comienzan a dilatarse y un rubor comienza a formarse sobre sus blancas mejillas, cuando presiono con fuerza uno de sus pechos suelta un leve jadeo que la hace separar sus labios hinchados y ligeramente más enrojecidos, eso da paso a qué mi lengua explore el interior de su boca ansiosa por enredarse con la suya.
No sé qué carajos estamos haciendo, pero si así se siente el maldito cielo, es ella la única capaz de llevarme hasta él.
—Jamás he podido sacarte de mi mente, mi pequeña diablilla— susurro en sus labios, antes de comenzar con aquello que tanto hemos anhelado, me siento un maldito bastardo por disfrutar una vez más del sentimiento que arde y que a su vez tanto me recuerda a la muerte de mi hermano, sin embargo, ya no puedo seguir fingiendo que no la he extrañado.
—Te metiste en lo más profundo de mi maldito ser y ya no sé cómo carajos sacarte de ahí Alessia— Susurro más para mí mismo, antes de comenzar con esta danza erótica entre ambos cuerpos.