Sentimientos absurdos

2808 Words
Alessia . El aroma de Aidan es tal como lo recuerdo, cada acción de él es algo que me remonta al pasado, su roce, sus besos, su forma única de tomarme con una rudeza y amabilidad al mismo tiempo hace que solo quiera estar unida a él, me hace desear aún más y cuando al fin mi orgasmo se libera, sol pienso en que podría hacer esto durante toda la noche y quizá si me es posible durante toda la vida... Aidan retira el látex de la pequeña envoltura y se lo coloca para comenzar con la tercera ronda, el interior de mis muslos está completamente enrojecido por las arduas dosis de placer que ambos estamos intercambiando; posicionándose entre mis piernas me sujeta para que me dé vuelta, cuando comprendo sus intenciones giro mi trasero en su dirección y me inclino completamente para que continúe con la faena; tira de mi cabello mientras me penetra con fuerza, me sujeto a la sábanas como si mi vida dependiera de ello, lo escucho gruñir cuando coloca una mano sobre la línea de mi columna y la arrastra hasta mi cadera, hinca sus dedos a mis costados afianzando aún más su agarre y se introduce con más fuerza, la sensación es increíble, mi ojos se han nublado por completo y mi respiración se escucha cada vez más agitada al igual que la suya, mis manos están completamente extendidas sobre mi cabeza tomando con fuerza las sábanas mientras mis pechos se pegan por completo a la tela de la cama, suelto un jadeo al tiempo que elevo más mi trasero para darle un mejor acceso, esto es aún mejor de lo que recordaba, sentirlo dentro de mi otra vez es la mejor experiencia de mi vida. Mi cuerpo ha comenzado a perlarse por el sudor, pequeñas gotas saladas comienzan a invadir todo mi cuerpo, los golpeteos de sus testículos en mis nalgas se hacen cada vez más poderosos cuando tira de mi cabello y me hala hacia él presionando desde mi espalda uno de mis senos, muerde mi garganta y recorre con sus labios hasta mi hombro. —así... Eso es— susurra cuando mi mano viaja hasta donde está la suya y comienzo a acariciar mis senos deliberadamente; libera su agarre y baja lentamente su mano hasta mi centro y comienza a acariciar mi clítoris sin dejar de penetrarme, lo masajea y siento como expande una sonrisa al notar mi centro completamente hinchado por la excitación, me encanta como lo hace, solo él podría tomarme de esa manera; me dejó caer nuevamente hacia adelante, apoyándome sobre mis codos y presiono la tela de las sábanas con más fuerza cuando siento esta ola de espasmos brotar desde mi centro y expandirse en todo mi cuerpo cuando otro orgasmo se libera de mi interior y hace temblar cada fibra de mi ser, Aidan acelera sus embestidas y escucho guturales sonidos liberarse de su garganta cuando se corre dentro del látex que rodea su m*****o que aún continua endurecido, para posteriormente depositar un beso sobre mi hombro y vencerse a mi lado... —Jamás logré olvidarte— susurra en mi oído abrazando mi cuerpo desnudo desde mi espalda, no respondo, simplemente disfruto de este breve momento por qué sé que en algunas horas ambos volveremos a la realidad, a una realidad donde no nos encontramos en la vida del otro. Acaricio su brazo mientras ladeó una sonrisa, dentro de la intensa sensación de unir una vez más nuestros cuerpos, quedo un momento pensando en nosotros, en nuestras vidas y en esta maldita forma de encontrarnos. Entonces recuerdo cómo es que llegamos a esto ¿porque jamás le dije a mi padre que estaba enamorada del hijo de su hermano adoptivo? ¿porque él y su hermano siendo tan poderosos dentro de la mafia permitieron que la única hija del "diablo" desposara a un maldito musulmán? Pues todo eso fue a causa de nuestros propios errores y se remota bastante tiempo atrás. . . 4 años antes . A pesar de que mi padre me ama, siempre ha tenido claro que yo debo de aprender su negocio y siempre ha deseado que sea una mujer fuerte, alguien que pueda ponerse de pie frente a su organización cuando él se retire; mi nombre es Alessia Cassano, hija de Stephano Cassano el líder del cartel Greco y así mismo, soy sobrina de Rocco Cassano "el lobo de la mafia" y líder de la organización Cassano, ambos hombres son de los capos más pesados en Italia, se han dedicado durante muchos años al tráfico de armas. A temprana edad comenzaron a instruirme en el manejo de armas, tenía que aprender a defenderme, pasé horas de entrenamiento aprendiendo a utilizar cuchillos, navajas, en fin, todo tipo de arma blanca, también aprendí a disparar y a defenderme. Cuando eres hija única de un mafioso, no hay mucho que puedas elegir, o te conviertes en la futura cabeza de la organización, o te casas con un capo igual o más pesado que tu padre para que se forme una gran alianza. Luego de varios intentos de secuestro y asesinato a causa de enemigos de mi padre y de mi tío; mi madre, mi tía, mi prima y yo, comenzamos a vivir en Francia desde que tenía 16 años, en ese país estábamos a salvó, nadie sabía de nuestro paradero, hasta que hace poco nos encontraron... Invadieron nuestra casa, se escuchaban disparos por todas partes, de inmediato mi mamá llamó por teléfono a mi padre, la gente de un cartel enemigo estaba tratando de deshacerse de nosotras, un topo les había dado la información de nuestro paradero y fue entonces que tuvimos que salir del país. Mi mamá, mi tía Anya y mi prima Emma fueron llevadas de regreso a Italia, sin embargo, había otros planes para mí; fui enviada a España abordando un vuelo como lo hace cualquier persona común para no levantar sospechas, el plan es llegar a la casa que ahora habitan mis primos Aidan y Renzo, que a su vez son hermanos mayores de Emma, hijos de Rocco Cassano. Mi vuelo a España no ha sido de lo más agradable, a pesar de contar con aviones privados me encuentro abordando uno en segunda clase, me acomodo en mi lugar asignado y escucho a la azafata dar las indicaciones durante el vuelo y luego cuando este despega la veo pasar con cada uno de los pasajeros entregando pequeñas botellas de agua, trato de acomodarme en el asiento, sin embargo el sonoro llanto de un menor comienza a exasperarme, me coloco mis audífonos tratando de anular el sonido y recargada en el respaldo de mi asiento cierro los ojos esperando descender pronto... Después de un horrible vuelo con algunas turbulencias, llego por fin a mi destino, se supone que mis primos deben estar al tanto de mi llegada, no obstante, antes de dirigirme a la dirección de su domicilio hago una parada en un bar. El lugar no es muy grande, no son ni las 5pm por lo cual no está concurrido, decido beber algo antes de acudir a la dirección que me dio mi padre. Sostengo mi cuchillo clavado en la mano de un tipo que quiso tocarme cuando veo un rostro conocido; es Dante, quien quedó al cuidado de mi tío Rocco luego de que su madre falleciera hace algunos años, es muy guapo, sus ojos son verdes, su mirada denota tranquilidad, sus labios gruesos están rodeados por una barba que no es larga pero si espesa y cubre gran parte de su rostro, su cabello es castaño y está peinado hacia atrás; él no solo es de los hombres de confianza de mi tío Rocco, es parte de la familia y el mejor amigo de Aidan. Esbozo una sonrisa cuando este se acerca a mí en el bar, pensando que estaba teniendo problemas; contemplo su rostro de asombro cuando se percata de que en realidad no necesito que ningún hombre venga a mi rescate, él es solo 7 años mayor que yo, así que debe rondar en los 26 años. Luego de saludarlo él me mira confundido sin poder reconocerme, así que le digo mi nombre: Alessia Cassano, la hija del "diablo" (cómo conocen a mi padre). Dante es un hombre muy guapo, me agrada su gesto frío y a la vez despreocupado, sujeta mi maleta y subo con él a su auto para que me lleve a dónde se encuentran mi primos. Tenía mucho tiempo que no los veía; a pesar de que mi papá y mi tío nos visitaban con mucha frecuencia, por algunas situaciones no llegué a coincidir con mis primos. —Es aquí— me informa Dante cuando detiene el auto en una residencia, ellos han estado viniendo a España por largas temporadas, mi papá y mi tío tienen negocios aquí y Dante y Aidan se encargan de ellos mientras Renzo comienza a aprender el negocio. Amplío una sonrisa cuando salimos del auto y nos colocamos frente al portón n***o. El lugar es hermoso, la casa no es muy llamativa, aunque está en una buena zona y se ve muy hermosa, hay árboles alrededor permitiendo que la brisa se instale en mi cuerpo y mesa mis cabellos. Dante avanza sonando sus llaves eligiendo de entre el aro metálico la que abre la puerta y una vez que la encuentra la coloca en la chapa para abrirla. Ingresamos al interior y pronto se escuchan unos ladridos de un pequeño perro que corre efusivamente hacia nosotros debe tener algunos meses de edad; Observo a un hombre acercarse hasta el umbral de la puerta y de inmediato pienso que ese debe ser Aidan. Antes de acercarme a saludar detallo su aspecto, mucho más varonil que en el pasado, su cuerpo ha ganado masa muscular, tiene una mandíbula bien marcada y un poco de barba perfectamente delineada alrededor de sus labios, su gesto es serio, me impresiona el parecido con su padre, aunque sus ojos son tan azules como los míos. lleva un pantalón de mezclilla n***o que se ajusta perfectamente a su cuerpo dándole una apariencia sexy, en la parte superior lleva un suéter rojo con blanco arremangado hasta el inicio de los codos, enmarcando con gentileza sus fuertes brazos; se acerca a mí con las manos dentro de sus bolsillos como si me estuviese acechando, ambos nos observamos fijamente a los ojos y ocurre algo que no me habría imaginado, mi corazón comienza a acelerarse a causa suya, haciéndome comprender de inmediato que este hombre me gusta y mucho. —Princesita— Exclama con una voz grave y eleva las comisuras de sus labios dejando ver una sonrisa que hace estremecer todo mi cuerpo, mientras me recorre con su mirada; me atrevería a decir que le gusta lo que está viendo, pues siento sus ojos posarse en cada parte de mi cuerpo mientras hago exactamente lo mismo en parte impresionada porque tenía años sin verlo y el cambio en sus facciones es impresionante. Me acerco a él mordiendo mi labio inferior y una vez que estamos frente a frente, con mis manos rodeo su cuello luego de alzarme de puntillas, claro que lo hago con toda la intención de sentirlo aún más cerca, una onda eléctrica recorre mi cuerpo y es que no esperaba tener esta sensación, mucho menos por uno de mis primos. Me abraza por la cintura y su mano frota un poco mi espalda baja mientras depósito un beso en su mejilla, Inhalo profundo sintiendo el aroma de su colonia y cierro los ojos por la delicia de esta. —¿Para mí no hay un abrazo? — cuestiona una voz masculina que me vuelve a la realidad y de inmediato me aparto de su cuerpo. Quien interrumpió es un hombre más joven, tiene el cabello ligeramente largo, un poco por encima del hombro, tiene gran similitud con Aidan, sin embargo él no porta barba, aunque es muy apuesto, sus ojos son color café y tiene una hermosa sonrisa, debe tratarse de Renzo; recuerdo que él es un año menor que yo, así que debe tener 18, su complexión es más delgada aunque es igual de alto que su hermano; sin pensarlo le doy un abrazo, no obstante con él es diferente, no me provoca lo mismo que hace un momento, después de alejarme les doy una sonrisa a ambos y Aidan me invita a pasar a su morada. Uno de los empleados lleva mi maleta dentro de la casa, me dan un recorrido breve por la misma, pero en la planta baja, me doy el lujo de contemplar el lugar que de inmediato grita que aquí viven dos hombres jóvenes, el lugar no está desordenado, pero en el no hay jarrones con flores o toques femeninos que indiquen que aquí habita una mujer, hay algunos cuadros con mujeres desnudas que estoy segura que mi tía Anya no aprobaría si los contemplara, me hacen sonreír por qué siento que es un poco más el gusto de mi padre; después de admirar y recorrer las habitaciones del piso de abajo, subimos para que me muestren cuál será mi dormitorio, este se encuentra casi al final del pasillo y está justo frente a la habitación de Aidan. Al ingresar comienzo a examinar la habitación que tiene las paredes blancas, la cama se encuentra en el centro decoradas con un edredón color lila y varios cojines de diferentes tamaños, alrededor de la cama hay una alfombra de un morado fuerte que contrasta perfecto con la cama, de frente a esta un espejo de cuerpo completo y a un costado un enorme ventanal que lleva a una bella terraza, camino hasta esta para admirar el patio de enfrente desde esta altura, cuando la brisa choca con mi rostro inhalo hondo sabiendo que me espera una larga estancia en este lugar, lo cual no me desagrada, sin embargo tampoco es algo que me emocione. Lo que más quisiera es ir a Italia, estar al lado de mi padre y aprender de su mano todo lo que debo saber sobre este mundo, aunque ahora eso no es posible, en cualquier momento podrían atacar y estar cerca de él solo sería alterar su paz, pues no podría atender sus negocios al cien por ciento y cuidarme al mismo tiempo. Me hace pensar que admiro a mi madre por lograr mantenerse alejada del hombre que tanto ama, diciéndome que yo jamás podría hacerlo, o tal vez es solo que no he conocido a alguien que me produzca un sentimiento similar por quien piense que unas cuantas visitas al mes hacen más amena la lejanía y que estás valgan la espera. Comienzo a desempacar ya que me han dejado sola para que pueda instalarme, llamo a mi madre por teléfono, me desconcierta enterarme que a pesar de que están en Italia, no están en ninguna de las propiedades que pertenecen a la familia, se encuentran en una casa de seguridad rodeadas de decenas de guardaespaldas, la situación no ha sido nada fácil y aunque a veces viajamos y vacacionamos como cualquier millonario, otras veces tenemos que ocultarnos evitando así que se haga una masacre en nuestras familias... El lugar está sumamente tranquilo, aquí solo habitan mis primos, en el camino Dante me comentó que él vive solo en un departamento a unos minutos de esta casa; luego de sacar por completo mis pertenencias de las maletas, comienzo a desvestirme para tomar un baño, retiro primero mi camiseta y escucho a mis espaldas un carraspeo. Giro mi cabeza sobre mi hombro y me encuentro con Aidan recargado sobre el borde la puerta, tomo la camiseta y la coloco sobre mis senos. —Deberías tocar— menciono desde mi posición, aunque usando un tono sugerente, desde que llegué a esta casa hace solo unas horas no he podido evitar pensar en este hombre que me hace sentir un escalofrío con tan solo dedicarme una mirada —Tú no deberías dejar la puerta abierta— replica con el mismo tono de voz que estoy utilizando sin apartar su mirada de mi espalda, siento una brisa recorrer la línea de mi columna producto del deseo que estoy segura de que ambos estamos sintiendo y me pregunto ¿Qué es esto que estamos haciendo? no debería comenzar a jugar con fuego, no debería de fijarme en ninguno de mis primos (porque lo son, aunque no compartamos la misma sangre). —Saldremos en una hora y siguiendo las órdenes de tu padre, te llevaré con nosotros, te espero abajo— Avisa recorriéndome una vez más con su mirada haciendo que mi cuerpo se estremezca, camino hasta al baño para ducharme una vez que se ha retirado, esperando que esto solo sea algo pasajero y ambos podamos lidiar con el otro, sin enamoramientos ni sentimientos absurdos e innecesarios.
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